Capítulo 9

591 21 2
                                    

Después de dormitar en su pecho, me encuentro aún con su mirada despierta y atenta hacia mí. Me parece la criatura más inocente del mundo, aunque estemos así, tan juntos, desnudos y después de haber hecho el amor. Aún su cuello está algo húmedo por el sudor, pero su respiración se ha normalizado. Ella juega con los dedos de mi mano derecha y me hace cosquillas con cada toque. Su cabello está echado hacia atrás, sobrepasando el sofá, cayendo al vacío. Beso su cuello otra vez y suspira.
Se levanta un poco, y me incorporo con ella hasta quedar sentado en el sofá. Ella levanta sus bragas del piso y se las pone, junto con el resto de su ropa. Me mira seria y busca su celular en su bolsillo. Teclea un par de palabras y espera.
Yo la miro, sin entender qué he hecho mal. ¿La he lastimado? ¿No estaba lista? ¿Se ha enojado conmigo? No puedo comprenderla, la verdad. Si no hubiera estado lista me lo hubiera dicho. La conozco. En un estado de shock me coloco mis bóxers y me siento, mirando al piso. Segundos después, ella se sienta del otro extremo del sofá y se recuesta nuevamente. Me vuelvo hacia ella y me sonríe, indicándome que me vuelva a recostar en sus brazos. Forzó media sonrisa y lo hago. Aunque sigo dudando de lo que ha pasado.

-Lidia me ha dejado estar contigo hasta mañana. -Indica ella en un hilo de voz, su voz se escucha perezosa y alegre. - ¿Está bien verdad?
-Solo si me dices quien es Lidia. -Contesto acariciando su cintura por debajo de su blusa. -
-Bueno, voy a contarte todo. -Dice Angie mirando hacia el balcón. -En primera, no te preocupes. Solo me vestí porque hace frío.
-Lo hubieras dicho. -Me levanto, me pongo mis pantalones y me aproximo hacia la puerta de la habitación. -Si quiero saberlo todo, tenemos que acomodarnos. Pasaremos la noche aquí. ¿Cierto?
-Claro, si tú quieres estar aquí. -Asiente la chica, sentándose en el extremo del sofá. -Eh, ¿a dónde vas?
-Voy al auto por algunas cosas, regreso rápido.

Bajo las escaleras de dos en dos y salgo por la puerta principal. Quito la alarma al auto y saco unas mantas limpias que siempre llevo en la parte de atrás. Cierro el auto y lo aseguro de nuevo y entro al lugar, subiendo de nuevo los escalones hasta llegar a la habitación. Angie está cerrando la gran ventana y enciende una lámpara vieja que está en una especie de mesa en la esquina de la habitación. Me sorprende que aún sirva. Tiendo las mantas en el sofá y nos recostamos de nuevo. Besos sus labios rápidamente y entrelazo nuestras manos. Juego con sus dedos y me imagino cómo luciría con un anillo de compromiso, enorme y hermoso. Desde ese arranque en el estacionamiento, la idea se ha sembrado en mi mente. Tal vez sea una buena idea después de todo.

-Bueno, todo listo. ¿Aún quieres que te cuente? -Pregunta Angie arqueando una ceja. -No quiero que después de esto nos pongamos extraños Nicola. Quiero que todo sea como antes... eh, es decir, la parte buena de lo que éramos antes.
- ¿Me estás aceptando de nuevo? -Pregunto mirándola pícaramente y metiendo mis manos debajo de su blusa al mismo tiempo que le beso la mejilla. -Mierda, ¿para qué te vestiste? He!
-Basta. -Ríe quitando mis manos de su cintura y recobra la compostura. -Vale... quitando todo lo que pasó contigo y aquella chica en la fiesta, prefiero olvidarlo. Esa fiesta fue de locos, y sé que no fue tu intención, pero por la influencia de todos los narcóticos. Y prometo nunca volver a algo así.
-Mucho mejor. -Asiento subiendo la manta hacia mi pecho. -En serio lo siento nena.
-Yo también.

Unos minutos se queda en silencio. Como una señal de que lo que está a punto de contarme es difícil, y tiene que saber las palabras exactas antes de decir algo que pueda interpretarse mal. Acaricio su rostro, ella parpadea y vuelve a mirarme. Sus ojos están de nuevo tristes y me preocupo. Sé que es extraño cambiar tantas veces de estado de ánimo, pero conozco a Angie y debe tener una razón importante. Así que le doy su tiempo para estar a gusto de nuevo conmigo.

-Hace tiempo atrás, cuando iniciábamos a salir, tenía muchos problemas en la Academia de baile. -Recuerda recargando su cabeza en el sofá, mirando al techo. -La profesora Donaire dejó de tratarme bien en ese tiempo. No digo que por tu culpa, pero en parte desde que supo que tenía algo que ver contigo, se hizo muy fría conmigo. No entiendo muy bien porqué... tal vez pensaba que su única alumna sobresaliente se atrasaría.
-Tal vez estaba enamorada de mí. -Bromeo, pero no estoy sonriendo. Lo digo de una manera algo realista, y ella solo suspira. -
-Está vieja Nicola, lo sabes. -Contesta en voz baja. -La razón de esto, es que Donaire me llamó la atención cuando me vio contigo. Me dijo que si quería ir a competencias y tener un puesto importante, necesitaba dar mi cien porciento y más. Y luego... me obligó a hacer más entrenamiento porque... -Toma aire sonoramente y después exhala. -...según ella estaba pasada de peso.
-Eso no es posible. -Niego sin entender bien a dónde lleva esto. -Tú eres algo así como perfecta mi amor. -Rodeo su cintura nuevamente con mi mano y le beso el cuello. -
-Para ella no lo era, supongo. -Se encoge de hombros y aclara la garganta. -Bueno, yo seguí las instrucciones y pronto me di cuenta de que eso no era suficiente. Desde pequeña estuve con el prototipo de chica perfecta que quería alcanzar. Nunca fui muy buena con la comida y soportaba pasar horas de hambre hasta por días. Nunca te dije nada porque pensé que eso estaba bien. Durante mi última actuación, cuando me obligaron a no verte durante un mes, no comí nada más que una manzana u otra fruta al día. Con ejercicios extenuantes y cuatro horas de sueño. Creí que era normal pero...

Atrapado en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora