Capitulo 24

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Comienzan a revisar las fotos, y Angie va redactando la idea del lugar. Pronto escuchan la lluvia de nuevo, y el ambiente se relaja aún más. Nicola sirvió de modelo en algunas fotos, y hasta accedió a parecer uno de ésos chicos de campañas publicitarias que parece que no tienen ningún problema en su vida. Se ve sonriente, seguro y atractivo. Pronto, ella se arrepiente de no haberle ofrecido posar sin camisa. Broma interna. Ríe por lo bajo y continúa trabajando.
Al terminar de redactar la idea del trabajo, lo manda al correo de Marco, su compañero. En algunos minutos recibe un simple "Genial, ya lo reviso". Suspira de alivio y cierra el portátil apoyándose en el hombro de Nicola.

-Va a salir bien. -Dice él, a lo que ella asiente. -

Su teléfono comienza a sonar, y corre por la habitación y el pasillo hacia la suya. Toma el teléfono, que ha dejado de sonar y el identificador solo dice que es privado. Lo deja en el buró de nuevo y al instante comienza a sonar de nuevo. En forma de mensaje. "Voy a marcar y quiero que me contestes. Debemos hablar. Christian"
De nuevo vuelve a timbrar el teléfono en su mano. Suda algunos segundos en contestar y rechaza la llamada. Deja el teléfono de nuevo en el buró y se encamina hacia la habitación de Nicola de nuevo. Al dar tan solo unos pasos, el celular vuelve a sonar.
Bufa y corre a contestar de una buena vez. Suspira entrecortadamente y pulsa el indicador verde.

-Está bien, habla. -Dice directamente al colocar el teléfono entre su oreja y mejilla. -Vamos, querías hablar ¿no es así?
-¿Te gustaron las flores? -Pregunta Christian del otro lado de la llamada. -Pensé en darte rosas, pero son muy formales. Yo quería algo tipo... "mejórate pronto".
-Están muy bonitas, gracias. - Angie se aclara la garganta y prosigue. -Me agradan las margaritas. Muchísimo. Pero dejando de lado todo esto... Briggit te dio mi número.
-Exacto. -Responde él. Casi puede ver su sonrisa. -
-No me molesta que te preocupes. Creo que fui algo cerrada contigo. -Se disculpa al sentarse en el colchón. -Te pido una sincera disculpa.
-Yo también me disculpo, por ser un fenómeno. -Ríe un poco. -Tú sabes... casi te acoso.
-Bueno, de verdad que sí, muy cierto.
-Bueno, solo quiero decirte que si representas una amenaza. Que quiero ponerme de tu lado porque me gustaría verte ganar esta cosa. Así que... pelea limpia. Relación de trabajo. ¿Está bien?
-Excelente.
-Nos vemos el lunes.
-Dalo por hecho.

Al colgar, se siente más animada. Da un suspiro de alivio y se dirige hacia la habitación de Nicola. Él está tecleando rápidamente en la computadora y la apaga rápidamente cuando la ve entrar. Le sonríe y estira su brazo, hacia ella.
Angie sube a su lado lo abraza con fuerza, en silencio y escuchando la lluvia hasta quedarse dormida. Nicola la observa y se siente triste y culpable. Pronto una verdad podría salir a la luz, y todo se podría derrumbar. Tanto, que no podría llegarse a reconocer a sí mismo.

Después de un fin de semana tranquilo, era preciso volver al trabajo. Mierda. Suspiro y bajo del auto de Nicola, lo despido con un último beso enviado a distancia y me doy la media vuelta para caminar con rapidez hacia el edificio. Quisiera tener la respuesta a la pregunta que ha circulado mi mente durante todo este tiempo. ¿Y si resulto ganadora? Sé que suena algo adelantado, dado a que no tengo ninguna idea concreta, a no ser que a Marco y a mi compañera Linda se les haya ocurrido algo nuevo en el fin de semana. Esperamos que sea así, ya que mi idea fue un verdadero asco. Pensándolo bien, esa pradera sería buena para mí, para mis gustos, pero para alguien más... tal vez suena aburrido. Tengo que buscar otro lugar si es que la opinión de mi equipo es que me he fijado en el concepto erróneo.
Llego a la oficina que nos cedieron para trabajar sin interrupciones y me siento frente a la PC rápidamente. Marco alza la vista desde su portátil, y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa fugazmente y me pongo a teclear nuevas ideas. Aunque no muy buenas. ¿Y Linda? Miro el reloj del ordenador y vuelvo a alzar la mirada hacia Marco. Absorto en el trabajo. Me levanto y me coloco detrás suyo para ver en qué trabaja. Son mis fotos. Les pone filtros, eslóganes, photoshop de aquí para allá y hasta le gustaron las de Nicola.

-Dime... ¿Éstas son las fotos que vamos a usar? -Pregunto jugando a tronar los dedos de mis manos. -Bueno... aparte de eso... ¿tuviste alguna idea? No se me hace muy relevante ¿sabes?
-Es bueno. -Asiente Marco dejando por un momento la computadora. -Tengo que estirar los pies. Llamaré a Linda para que nos envíe su propuesta. La tenía lista, pero su madre enfermó anoche.
-Oh, vale. Yo me quedo buscando nuevas ideas. -Digo no muy motivada. Espero a que Marco se vaya y suspiro pesadamente. Maldito lunes. -

***

Espero en la mesa del salón de pool, tomo un taco y comienzo a jugar solo. Casi no hay personas a esta hora, y las que hay, solo vienen a tomarse un trago de resignación por ser lunes. Miro el reloj de la pared y continúo jugando hasta que alguien me toma del hombro. Me vuelvo y veo a Sebastian dedicándome media sonrisa.
Sebastian es algo así como un cómplice secreto. Es amigo de Jackson, pero me informa sobre todos sus movimientos. Ahora no hay mucho, pero es porque está en la cárcel. Pido una cerveza para Sebastian y comenzamos a jugar sin decir nada. Nunca vamos directamente al grano. Siempre tiene que haber un juego de por medio. Ya sea de apuestas, o solo por simple y sana diversión. Alzo la vista y asiento, cuando la poca gente que quedaba, está absorta en su bebida, o mirando el resumen de deportes en la TV gigante de la esquina.

Atrapado en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora