Capitulo 23

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Él mismo se estira y toma la tetera, sirviéndose lentamente el té en su taza. Ignorando sus brazos llenos de tatuajes, se ve extremadamente elegante y bien portado haciendo este tipo de cosas, piensa Angie mientras que juguetea con una uña media rota que tiene en su meñique.
Al levantar la vista, su madre la mira con un intento de sonrisa aprobatoria que siempre ha conocido, pero que casi nunca ha tenido la dicha de ver. ¿En verdad está aceptando a Nicola? Se vuelve a su novio, quien está aún más interesado por una foto que está situada en medio de la mesa. Serio, da un trago a su té y a ella casi le sale una trompetilla, seguida de una carcajada. Le parece algo gracioso que "Nick Perez" esté ahora sentado en una casa típica de la ciudad, tomando té de melocotón con esas tazas que parecen de juguete comparadas con sus manos.
Se estira y toma el suyo, con tres cucharadas de azúcar, y comprende que su madre ya no se preocupa exageradamente por ella, pues no le dice nada sobre el azúcar extra. Se vuelve hacia Nicola, quien la mira también sonriente. No puede disimular su alegría al ver que su chica poco a poco va mejorando, aunque también sabe que no debe aprovecharse de su "recuperación" para volverse adicta al azúcar.

-Vaya, su hija se ve verdaderamente hermosa en esta fotografía. -Guiña Nicola hacia Angie, señalando una foto del centro de mesa. -¿Qué edad tenía?
-Oh, en esa foto tenía cerca de la edad de su hermana. Ocho años. -Ríe Iris. -Estaba por presentarse en un festival de su colegio. ¿No se ve maravillosa con su vestido de mariposa?
-Mamá... -Reclama Angie poniendo los ojos en blanco. -Yo quería ser abejita. No mariposa.
-¡Y no has visto las fotos de sus recitales en su primera academia! -Iris aplaude una sola vez y se levanta del sofá, dirigiéndose hacia el pasillo. -¡Vuelvo con los retratos!
-¡Mamá...!
-Si, estoy ansioso.
-¿Qué diablos...? Nicola, de verdad no quieres verme de pequeña. No quieres. -Angie se levanta del sofá individual, para sentarse a lado de Nicola. -Es bochornoso. Demasiado.
-Vamos, solo serán unas fotos. Las madres se sienten halagadas cuando se acepta tener sesiones de muestra de fotos de sus hijos pequeños. Solo quiero hacerla sentir cómoda ¿vale? No voy en contra tuyo.
-No pensaba eso... solo que sería muy bochornoso. -Angie toma los brazos de Nicola y comienza a hacer cosquillas en su piel. -Te ves realmente gracioso tomando té y mostrando todos tus tatuajes ¿sabes?
-Oye, la elegancia ante todo. -Se encoge de hombros y toma sus manos. -Mi madre me enseñó cómo impresionar a las damas. Pronto verás a lo que me refiero.
-¿Quieres que conozca a tu madre? -Pregunta ella, apretando aún más sus manos. -Dios, ahora me causarás un ataque de nervios.
-Hay ventajas. -Le recuerda. -Podrás ver mis fotos de pequeño.
-¡Acepto encantada!
-Te amo. -Susurra Nicola acercándose a ella mientras acaricia con una mano su barbilla. -
-Mi mamá pronto vuelve... -Un beso fugaz. Inocente y tierno. Se separan un poco para que no llegue su madre y los descubra tan juntos. -Te amo.
-¡Encontré los álbumes de toda tu niñez!

Iris se sienta en medio de ellos y abre el primer álbum. La primera foto es de un pequeño bebé casi sin pelo, que resulta ser Angie a los tres días de nacida. Con un trajecito de conejo color rosa, sin que hagan falta sus enormes orejas puntiagudas. En las siguientes páginas es casi lo mismo. Nicola aprieta la mano de Angie por encima del respaldo.
Poco a poco el bebé sin cabello, comienza a ser una niña preciosa con dos coletas y un vestido color amarillo. En una está oliendo una rosa roja, en otra está bajo un árbol y en la última está recostada en el pasto. Iris recuerda que fue una sesión de fotos que le hizo su padre. Meses después, el falleció. Angie reprime su nostalgia y se preocupa por las fotos que siguen a continuación.
Recitando un poema en la primaria, ganando un diploma de puntualidad, vestida de nuevo de mariposa, catarina, bailarina de ballet, y justo después aparece en las innumerables academias de baile que su madre quería. Pronto aparece en funciones importantes. Su cara se va haciendo más parecida a la Angie que ahora está sentada cerca de él. Y de pronto, a la vuelta a la última página del último álbum, hasta ver a la preciosa Angie que conoce. El fondo es la playa y ella está con unos lentes de sol, mirando hacia los turistas con una sonrisa. Sus curvas son notables, dado a que lleva un bikini verde. Su cabello es el mismo, su rostro es el mismo. Ella es la misma. Y Nicola pronto se siente un tonto por no haber vivido todos los cambios junto a ella. Siente como si se hubiera perdido la mitad de la vida de su chica. Hubiera dado lo que fuera por haberla visto vestida de mariposa. Una tierna y adorable mini Angie cantando una canción acerca de las flores.
Levanta su vista y Angie está limpiando una lágrima de su rostro. Se vuelve a Iris, y ella también está escondiendo su llanto. ¿Acaso es el único que puede quedarse sin drama? Aunque se siente triste por no haber visto crecer a su chica, no cree llorar por eso. Su madre siempre llora cuando él vuelve a casa. Sus hermanos pequeños lloran igualmente. Casi nunca lo ven. No puede tener una vida normal por miedo a que les pase algo a ellos. No puede dejarlos solos tanto tiempo.
Tiene seguro que pronto irá a visitar a su familia, cuando Angie esté lista. Quiere incluirla en todos los aspectos de su vida. No va a dejarla ir por nada del mundo.

***

El regreso a casa se vuelve un debate entre los mejores disfraces que se vieron en la noche. Ganó la mariposa. Ambos decidieron no decirle a Iris sobre el pequeño detalle de que viven juntos. Esperan que para la siguiente visita de nuevo esté de buen humor. Al despedirse, no le dijo "joven" sino "Nicola". Eso debe ser una buena señal.
La lluvia ha cesado, y con el pequeño detalle del campo de flores, y la visita con su madre, Angie se siente mejor al respecto de su salud dañada hace varias horas, y la inesperada llegada de Christian. Pronto llamará a Briggit para exigirle una explicación. Pero no ahora, no quiere arruinar su buen humor.
Toma un baño con agua caliente y se coloca su pijama que consiste en un pantalón de tela delgada y una blusa cualquiera, que le queda demasiado floja. Se pone sus pantuflas, y se hace un moño desordenado. Entra a la habitación de Nicola se sienta en la cama, esperándolo con su portátil en las piernas. Cuando el chico sale, no puede evitar notar lo guapo que se ve. Sus pantalones de chándal, y solamente eso. Su cabello desordenado y húmedo por la ducha. Puede oler la loción. Este chico es absolutamente fantástico.
Ambos se colocan entre las sábanas y encienden el ordenador, conectando el teléfono de Nicola, donde están guardadas las fotos que tomaron esa misma tarde en el campo de margaritas. Angie saca de su bolsillo cuidadosamente un estuche gris del tamaño de su mano. Lo abre y saca unos anteojos con el contorno negro. Se los coloca y se vuelve hacia Nicola.

-¿Te gustaría una novia que tiene problemas de visión?
-Sabía que usabas lentes de contacto, los noté varias veces, pero... ¿en verdad? Te ves mucho mejor con anteojos. -Nicola levanta un poco los anteojos de Angie, observa, y los vuelve a poner en su lugar. -Sip. Mucho mejor.
-Casi no los uso. Los lentes de contacto cubren cerca de diez horas y es el único tiempo que los necesito. Pero ahora creo que me gustaría descansar y solo colocármelos.
-Cuatro-ojos.

Atrapado en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora