Capitulo 31 y 32

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-Estoy harta. Me han cansado. -Dice ella, no muy segura de sí. -Si alguno de ustedes se mueve, juro que les vuelo la puta cabeza. ¡Lo juro!
-Uy, basta, tranquila preciosa. -Se burla Gino, pero aún así no da ni un solo paso. -Volvemos a la misma lección. Agallas. Nena, no estás hecha para vivir una vida con... -Da un paso adelante y Angie aprieta el gatillo sin apuntar y cierra los ojos. El disparo se escucha y Rafael cae al suelo, sosteniéndose la hemorragia de su hombro. -¡Eah! Relájate. Vaya, que puntería... es decir... ¡Guau!
-¡No me hagas hacerlo de nuevo! ¡No te muevas!
-Podrías estar de mi lado si quisieras. -Gino no le hace caso y sigue caminando lentamente hacia ella sin bajar las manos. No se atreve a dispararle de nuevo. -Sé mucho de ti. Nicola me ha contado muchas cosas ¿Sabes? Ah, claro... todo lo contable. Me dijo que le parecía gracioso intentar ser un chico bueno con una bailarinita de ballet. Después de visitarte se encerraba con Ximena en su habitación. No jugaban Monopolio, eso está claro. Puedes vengarte. Puedes desquitarte de todas esas mentiras.
-¿A ti que más te da?
-Bueno, sí. Eres linda, pero puedo respetarte. Solo piénsalo. -Le toma el hombro, y baja el arma. -¿Me vas a decir que no te dolió saber que Nicola es un asesino?
-Dolió. -Susurra ella mirando hacia abajo. -Lo odio ahora mismo.
-Desquita ese odio ¿vale? -La toma de la cintura y la hace acercarse a Nicola, que aún está hincado a cierta distancia, sosteniéndose con una mano en el piso, y la otra la tiene en su estómago. Se nota que no puede respirar muy bien, y tiene sangre en el rostro. -Míralo. Es tu blanco. Solo tienes que apuntar la pistola hacia él. Con esas bonitas manos.

Susurra detrás de ella y toma sus manos. Guiando el arma hacia Nicola. Él mira impactado la facilidad con la que Angie toma el arma. Ahora él es el que está del otro lado del arma. Es la víctima y no se lo puede creer.
Ella duda, tanta es la confusión y la rabia, que podría dispararle ahora mismo. Pero tiene miedo. Mira los ojos suplicantes y cansados de Nicola y no se atreve a disparar.

-¡Hazlo de una jodida vez! -Grita Gino en su oído. -Se llama karma. Practícalo.

Su voz se aleja. Ella se vuelve hacia atrás y ve a Yaco tomando a Gino por la camisa, haciéndolo caer. Mira sus manos, aún sosteniendo el arma, pero ahora hacia abajo. Mira a Nicola. Hace una mueca de dolor y se deja caer al suelo. ¿Qué estaba pensando hacer? Se vuelve hacia Yaco y le arroja el arma.

-¡Yaco! -Arroja el arma por el asfalto y su amigo la toma. -
-Toma a Nicola y llévatelo. -Le ordena Yaco al poner un pie sobre la espalda de Gino. -¡Vamos! ¡Vete!

Ella asiente, saliendo de su shock, corre hacia donde está Nicola y lo ayuda a ponerse de pie. Él no puede. Intenta de nuevo.

-¿Qué ibas a hacer? -Pregunta él en un quejido. -
-Cállate y ayúdame por favor. -Pide ella tomándolo del brazo. -Vamos, no hay tiempo. Levántate por favor.

Al tercer intento, logra levantarlo. El se queja de dolor, y comienzan a caminar hacia su auto. Nicola no puede evitar quejarse y apretar los ojos a causa del dolor en su estómago y en su pierna. Lamentablemente no puede conducir.

-¿No puedes conducir? -Pregunta Angie sacando las llaves del auto de los pantalones de Nicola. -Pero yo no...
-Entra. -Ordena Nicola. -No. Ayúdame a subir, primero.

Rodean el auto, y abre la puerta para él, ayudándolo a sentarse en el asiento del copiloto. Le abrocha el cinturón y lo mira. Él evade su mirada y solo ve al frente. Está molesto. Debería de estarlo. Estuvo a punto de traicionarlo. Cierra la puerta y corre a su lado del auto. Cierra la puerta y mira el tablero.

-¿No sabes conducir? -Pregunta Nicola impaciente. -¡Mierda Angie no me jodas! ¿Sabes encenderlo siquiera?

Ella duda, pero con movimientos tensos y torpes, logra encenderlo. Mira a Nicola y él duramente le indica que meta primera velocidad. Señala lo que debe de hacer y ella lo hace. Pronto se alejan del lugar, dejando a Yaco gritándole algo a Gino, aún tirado en el suelo.
Durante todo el camino no emiten ninguna palabra que no sean instrucciones de manejo de parte de Nicola. De una manera fría y de vez en cuando lanzando maldiciones a su condición. Lo mira y él la regaña, gritándole que debe mirar al frente. Sus manos se retuercen sobre el volante y le duelen los nudillos. De reojo lo mira y sabe que está pensando en algo, hace muecas de dolor, pero lo nota molesto. Tiene razones. ¿En qué mierda estaba pensando?
Llegan a su casa, donde él le ha indicado. Lo ayuda a bajar y tardan demasiado en subir las escaleras. Abren la puerta y encuentran a Natalie preocupada, quien rápidamente va a buscar el equipo de emergencia. Angie ayuda a Nicola a entrar en su habitación y se meten al baño. Lo sienta a lado del lavabo y espera a que Natalie llegue con una bolsa de algodones, gasas y alcohol.

-Te vas a poner bien Nicola. -Susurra Angie frotando un pedazo de algodón con alcohol en la herida de su cien. -Lo prometo.
-¿En serio ibas a disparar? -Pregunta Nicola en tono serio. Ni siquiera la mira. -Dímelo Angie. ¿Me odias tanto ahora como para matarme?

Atrapado en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora