Capitulo 7

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-Dime qué sientes. -Le ruego, no sin antes besarla de nuevo. -No te dejes llevar por lo que hice tiempo atrás. Dime qué sientes ahora. Solo dime qué te hice sentir en este beso. Sé honesta y enséñame a decir la verdad.
-Debo volver a casa... -Dijo ella, mirando hacia atrás. Cuando volvió a mirarme, sus ojos de nuevo estaban luchando por no llorar. -Nicola, en verdad debo regresar.
-Cásate conmigo. -Solté dejándome llevar por el momento. -En este mismo momento mi amor... casémonos y de verdad prometo serte fiel hasta el final de mis días. Solo quiero estar contigo.

Ella tomó mi mano, sin apartar la vista de mi rostro. Su cara se iluminó y comenzó a llorar de nuevo. Forcé una media sonrisa, pues todo lo que quería hacer era llorar igualmente. Acaricié su mejilla y por tercera vez la apreté contra mi pecho. Esta vez fue ella quien me tomó de la mano y entrelazó nuestros dedos, besando mi cuello húmedamente por sus lágrimas. No puedo soportar el tiempo y vuelvo a besarla. Un solo beso casi eterno. El más sincero que le pude haber dado. Al apartarme de ella, seco sus lágrimas con mi pulgar y recojo su cabello detrás de su oreja.

-Dime qué tienes... -Insisto, obviamente preocupado. - ¿Te puedo ayudar en algo?
-No quiero contártelo. -Espeta firmemente, pero su mirada está más relajada, y mucho menos temerosa. -No quiero preocuparte.
-Creo que me preocuparía más si no me lo dices. -Tomo su barbilla y hago que me mire. -Ahora... vamos. Puedes decírmelo.
-No lo creo.
- ¿Podré saberlo algún día?
-Debes ganártelo.
-Eso quiere decir que tengo que pasar mucho tiempo contigo para ganármelo. Eso es demasiado bueno de tu parte... -De un momento a otro me siento mejor, y afortunado por ser beneficiado por su hermosa personalidad. -No me equivoco ¿cierto?
-Me temo que no... -Duda mi chica... bueno, ya no es mi chica, pero aún siento como si lo fuera. -Comenzar desde cero sería esencial para ganártelo. Necesito tu confianza. Y tú necesitas la mía.
-Yo ya confío en ti.
-Pero yo no...
-Es buena señal de que me conoces en serio. -Dibujo media sonrisa en mi rostro, jugando con ella. -Te he mentido tantas veces, que ya no lo recuerdo...
-Siempre logras salirte con la tuya cuando quieres ¿ah? -Angie se cruza de brazos y su mirada de tristeza, cambia a ser la misma de siempre. -Tenía entendido que me mentías, pero eres tan descarado que bueno... te creo.
- ¿Me crees?
-Creo que me has dicho que eres mentiroso. Eso es lo que creo.
- ¿Y si te estoy mintiendo ahora mismo?
-Ni tú mismo entiendes lo que dices Porcella. -Sonríe y me golpea en el hombro no tan fuerte como para lastimarme, pero aún así hago como si me hubiera dolido un montón. -Ahora basta. Debo irme a casa, tengo toque de queda.
-Te llevo.
-No, no puedes. -Agranda su mirada en modo de advertencia y me toma la mano para llevarme hacia el auto. Yo agradezco por dentro tener su toque. -Solo... conduce hasta donde yo te diga y ya. No te diré donde vivo porque no saldrías de allí
-Vaya que me conoces.

***

Conduzco atento a los lugares de mí alrededor, memorizando cada calle para no perderme cuando vaya a buscarla cada día (ella me conoce demasiado bien) y daré con ella sin siquiera preguntarle. El trayecto es mejor que el intento de secuestro de mi parte. Ella habla sobre su nuevo trabajo, pero tampoco dice nada de dónde es ese dichoso set de la revista. Pero me alegra en lo más profundo que haya seguido mi consejo e hiciera lo que más le gusta en el mundo.

-Tal vez sería buena idea que hicieras una sesión para mí. -Bromeo mirándola de reojo mientras conduzco. -Tengo habilidades de modelo... te podría seducir.
-Tentador... pero de verdad necesito seriedad. Y tú eres un niño. -Dice ella golpeándome por segunda vez en el mismo hombro. De nuevo finjo dolor. -Te pones a pintar paredes de lugares cerrados y se supone que son reliquias. Eso es muy infantil.
-Tú lo has hecho. -Giro en la esquina rápidamente y ella se sorprende. -De seguro no se preocupan si llegas un poco más tarde ¿verdad?
- ¡Nicola necesito regresar! -Grita ella, desesperada mirando por la ventanilla al darse cuenta de mi desvío. -Da la vuelta ahora.
-No puedo. Es un solo sentido. -Sonrío y acelero. -Me lo agradecerás.

Tomo la carretera hacia la playa y en poco menos de veinte minutos estamos frente al gran castillo que hay en la colina. Bajo y corro alrededor del auto para llegar a su lado y ayudarla a bajar. Ella me lanza una mirada asesina, y yo solo sonrío y llevo mi brazo hacia por sobre sus hombros, caminando juntos hacia la entrada. Cuando entramos, la llevo rápidamente hacia donde tengo mi nuevo dibujo sin terminar.
Las alas negras se despliegan por toda la pared, sobre otros dibujos viejos y casi despintados. No puedo evitarlo y me coloco detrás de ella, rodeando su cuerpo con mis brazos, respiro cerca de su oreja y ella suspira. Cree que no me di cuenta ¿eh? Pero sí. Aquí estoy tan cerca como para escuchar sus pensamientos, y obviamente son sobre nosotros. Sobre lo que va a pasar ahora que estamos tan juntos. Yo no apostaría en contra mía. No sé si pueda contenerme.

Atrapado en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora