Capítulo 26

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Querida Angie:
Te escribo esta carta para pedir disculpas, y para disculparme por ser un hijo de puta y dejarte así. No lo mereces, mi amor. Pero menos mereces sufrir con alguien como yo. No te convengo. De verdad estás mejor ahora que yo me voy.
No pienses que no te amo. Si no lo hiciera, no me importaría tu bienestar y te hubiera arrastrado conmigo hacia el puto infierno en el que vivo en secreto desde que llegaste a mi vida. No te mereces nada de lo que te estaba haciendo creer.
Soy una mala persona.
Soy un peligro para ti.
Así que he decidido que es mejor retirarme. Tengo que solucionar todos estos problemas antes de poder pensar en algún futuro. No te pido que te vayas. Quédate aquí, realiza tu trabajo, concéntrate. Sé que se puede. Sé que tú puedes. Demuéstrame que soy un cobarde.
Tú eres más valiente que yo en muchos sentidos ¿sabes? Pudiste salir de un problema que llevabas cargando desde hace tiempo, y yo no estuve ahí para apoyarte. Simplemente no es justo que tú me apoyes en algo que es más grave. No entiendo porqué estás conmigo a éste punto de conocer mis sombras oscuras. Los que las conocen se alejan.
Mis amigos me han traicionado. Me están buscando por asesinar a una chica. Tengo que buscar tiempo para pensar en qué mierda voy a hacer para compensarte nena. Aunque nada en el entero mundo va a compensar el peligro en el que te he metido. Lo siento. De verdad lo siento. Aunque ahora más que nunca estoy de acuerdo a que no me creerás nada. No te culpo. Pero lo que te dije antes de que te quedaras dormida es cierto.
Te amo demasiado.
Nunca lo olvides.

***

Dejo la carta en el buró de mi habitación, donde Angie aún duerme desnuda y envuelta por las sábanas. Me acerco, y bajo mi maleta al piso con cuidado para no hacer ruido. Quito cabello de su frente y la beso. Aprieto lo ojos con fuerza, intentando no llorar. Aún así, dos lágrimas rebeldes han salido. Mi Angie. Mi amor. Espero volverte a ver algún día.

Salgo de la habitación... de la casa... de la zona. Manejando con un puto nudo en la garganta que no había sentido nunca. ¿Qué tal si regreso, quemo la carta y me recuesto a su lado? Haré como si no hubiera pasado nada, y por supuesto, haré que esté a salvo.
¿Cuándo fue la última vez que prometí eso? Vale... ella salió lastimada la última vez que le prometí que no dejaría que nada le pasara. No puedo regresar. Debo dejarla antes de que se metan con ella de nuevo.
Llamo a mi único contacto confiable. Natalie. Espero a que conteste y cuando escucho su voz, comienzo a querer llorar de nuevo y no sé siquiera porqué. Todo me recuerda a Angie. Natalie es su mejor amiga.

-Está oscureciendo Nicola. ¿Qué pasa? -Pregunta ella con voz algo ronca. -Lamento mi voz de hombre. He pescado un resfriado.
-Está bien Nat. -Suspiro. -Ve a casa por favor... Angie te va a necesitar.
-¿A dónde vas tú? -Me pregunta al instante. -
-Por favor... ve Natalie. -Insisto. -Te prometo que te diré dónde estoy. Pero ve con ella ahora, no puedo hablar voy por carretera.

No me despido y cuelgo. Me concentro en conducir hacia las carreras. Tengo que ajustar cuentas antes de irme. Conduzco rápido y llego rápidamente. Voy hacia el asiento de atrás cuando ya aparqué el auto, y me saco la camisa aventándola al suelo del auto. Tomo mi chaqueta de piel, mis lentes oscuros y enciendo un cigarrillo. Cierro el auto, pero no le pongo seguro. Necesitaré rapidez.
Camino como sin nada hacia donde hay un grupo de chicos armando escándalo con una motocicleta. En cuanto me ven, saludan, con respeto. Con miedo. Nunca los he visto, pero les dedico una media sonrisa torcida. Ellos no saben nada. Se ven muy inexpertos. Es la primera vez que vienen.
Al fondo veo una chica conocida. Ximena, mueve su cabello hacia un lado, y se pueden notar sus nuevos tonos más claros. En cuanto me ve, se baja de las gradas, y corre hacia mí. me saluda y me mira de arriba abajo.

-Viejo Nick. -Sonríe. -Todo va bien. Supongo que nada inusual. Pero vete por favor... ellos...
-Sebastian ya habló conmigo. -Sonrío falsamente hacia mi amiga. -Nena, a eso vine. A divertirme un poco con mí equipo. ¿Qué esperabas?
-Como quieras. Sabes que estoy de tu lado. Sebastian lo dijo ¿no?
-Yaco y tú son la mierda Ximena. ¿Yaco no vino cierto?
-Tenía una reunión con amigos de la universidad. -Ximena parece casi orgullosa de dos cosas: De que Yaco no esté aquí, y de que yo haya vuelto a la actitud fría y calculadora que era antes. -En cuanto escuche algo, te mantendré informado.
-Mensaje de texto. -Musito antes de irme en busca de mi venganza. -

Hasta ahora todo pinta bien. La primera carrera salió, y Gino, Jose y los demás actúan como si no mataran a una puta mosca. Cuando me vieron llegar y les acepté una cerveza, un cigarrillo y una pequeña bolsa con cocaína, se quedaron extrañados. Guardé la bolsa pequeña en mis pantalones y le di un trago a mi botella. Aposté un poco y me decidí a correr. Una pequeña idea.
Texto a Ximena: "Nena, hoy vamos a correr. Ven a la pista ya."
Cuando la vi llegar con lavandera llegó nostalgia. Subí al auto que me ha prestado un novato (solo le dije mi nombre y me llamó "leyenda") Ximena subió conmigo y tomó entre sus manos la bandera negra. Pero al instante me miró extraño. Suspiro pesadamente y saco la bolsita con el polvo blanco. Ella niega con la cabeza.
Estoy orgulloso.

-Cuando estés arriba, míralos a todos. Solo míralos. Si hay algo inusual, hondeas la bandera. ¿Entiendes?

Ella asiente y se sienta en el respaldo del asiento. Las luces comienzan a moverse en indicación de "preparados..." tiro mi cigarrillo y me acomodo en mi asiento. Mirando a todos lados y tomando el volante con mis manos, apretándolo fuerte. "Listos...." Sonrío seguro de mi triunfo.
Fuera.
Este puto motor es un guerrero. Ruge salvajemente, y piso el acelerador. Ximena se levanta y extiendo la venderá justo encima de su cabeza para poder ver.
Observo solo el frente del camino. Desquitándome con el pobre acelerador. Siento que entre más rápido voy, menos problemas voy a tener. Increíblemente libre. Jodidamente satisfecho. Pasamos la línea de meta primero. Ximena grita, sabiendo que lo está disfrutando. Última vez "como los viejos tiempos". Ya no volverán. Estoy seguro.
Ambos nos apeamos del auto, y levanto mis brazos, triunfante hacia el público. Todos gritan eufóricos y las chicas aún tienen esperanzas a que las lleve a un paseo. Estoy a punto de darme la media vuelta, pero veo a Angie en el público. Inmóvil y en estado de shock. ¿Qué mierda...? No puede estar aquí. No puede. Esto va a ser una jodida carnicería en minutos.

-Ellos ya no están. -Dice Ximena preocupada. -Será mejor que la corras rápido. Si no, va a salir lastimada.

Atrapado en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora