El grupo era precedido por una psicóloga, era un grupo grande, había personas que habían sufrido un accidente a causa de eso habían perdido algún miembro, o la vista, otras estaban enfermos de enfermedades crónicas como la de ella, las personas no se resignaban a estar enfermas por lo que les quedaba de vida.
Otras habían perdido a un ser querido, la terapia empezaba así; la doctora decía que se pusieran de pie los nuevos pacientes, les preguntaba su nombre de pila, decían su nombre; las reglas del grupo, eran dos.
1)- Confidencialidad, - Lo que aquí se hable aquí, se queda.
2)-Que no quería personas impacientes, que estuvieran viendo el reloj a cada momento. Las personas deberían ir dispuestas a relajarse, olvidarse de sus problemas.
En la sesión, después ponía un cassette con música relajante decía
- Cierren sus ojos imagínense que andan en un lugar tranquilo donde ustedes más deseen estar puede ser en la playa o en el campo, déjense llevar, escuchen el aire, el agua, seguía hablando hasta que las personas estaban completamente relajadas.
Enseguida poco a poco las volvía a la realidad, después decía
- Quién quiere compartir el motivo por el que está aquí.
-Un paciente levantaba la mano y empezaba a hablar contaba su problema, cómo se sentía la doctora les decía a las personas
-¿Que opinan del caso?
-Algunas personas decían si yo estuviera en esa situación yo haría esto o aquello, por último la doctora daba su opinión le decía al paciente.
-Tienes que escoger que quieres para su vida, estas son sugerencia, pero la última palabra la tienes tú.
Se enteró de varios casos tan dramáticos que su problema le iba pareciendo insignificante, aunque no lo era, una mujer mayor dijo que su esposo había sufrido un infarto, ellos eran dueños de un edificio que rentaban como oficinas recibían rentas generosa para su estilo de vida, además tenían varias casa que rentaban ellos vivían muy bien, su esposo sufrió un infarto le dio a uno de sus hijos una carta poder, para manejar los negocios, el señor se recuperó le dijo a su hijo.
-Gracias hijo por encargarte de mis asuntos financieros, ya me puedo encargar de mis negocios.
-Eso no va ser posible tu ya no eres el dueño de nada.
-¡¡Pero que estas diciendo!! -¿Como de que ya no soy el dueño de nada?
-El hijo había vendido todos los bienes les robo todo nada más quedó la casa donde ellos vivían. A causa de eso el señor volvió a sufrir otro infarto del que ya no se recuperó y murió, los otros dos hijos querían que ella lo denunciara, que lo acusara de robo, que en realidad eso es lo que había hecho, pero ella se resistía argumentando que era su hijo, se puso tan deprimida que acudió al grupo de ayuda, todos le aconsejaron que denunciara a su hijo al final no se supo que hizo la pobre mujer.
Otra mujer enferma de lupus eritematoso estaba tan enferma, que una de sus hermanas se ofreció a ayudarla se fue a vivir a su casa, ella vio cómo su hermana poco a poco se iba apoderando de su hogar al principio ayudaba a sus hijos a hacer las tareas escolares, la hermana con suma labia argumentando que la dejaran descansar, ni eso la dejaba hacer con ellos.
Poco a poco de ser ella la mamá pasó a ser un mueble, la cambiaron de recamara a una más pequeña y alejada de las otras con el pretexto de que la dejaran descansar; una vez ella con mucho trabajo fue a la recámara matrimonial se encontró a su hermana haciendo el amor con su esposo, ni siquiera se dieron cuenta que ella los vio, se regresó a su recamara a llorar su desconsuelo y la pregunta era
- ¿Qué voy a hacer? Les reclamo o hago como que no pasa nada. Si mi hermana se va, ¿Que va a pasar con mis hijos.
Y así cómo esos casos eran todos dramáticos, Rosa poco a poco se fue resignando a la pérdida de su hermano y sobre todo a aceptar la enfermedad completamente.
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Esperanza de vida
RandomLa lucha de una mujer, que tiene que lidiar con una enfermedad crónica degenerativa, casada y madre de cuatro hijos, a la edad de 24 años, empezó su sufrimiento. Rosa fue una mujer muy sana en su niñez y en su adolescencia y parte de su juventud...