Inesperado

645 43 3
                                    

- Hola Cuatro, te estaba esperando - Dice con su dulce voz

- Hola Tris, así que eres tú quien deja mensajitos en mi apartamento, ¿Por qué?, ¿Que quieres saber?, ¿cuál es tu problema? - Le digo con indiferencia, no quiero que se de cuenta que mi corazón se detiene cada vez que me mira, que lo único que quiero es mi mirarla, y me duele no poder hacerlo.

- ¿Cuál es mi problema?, yo no quería molestarte, y no necesito nada de tí, pero mi madre me dijo que podía confiar en tí, que guardarías mi secreto y que me enseñarías a protegerme, lo hago por ella, no por tí ni por mi - me dice con lágrimas en los ojos.

- Tris, lo siento - Le digo mientras toco su mejilla con mis dedos para secar sus lágrimas y continuo con su cabello, no me puedo permitir que me atraiga, eso la pondría e peligro.

- ¿Cuál es tu secreto? - le pregunto a pesar que ya lo sé.

- Soy ... Divergente - dice mirando el suelo

- Eres como mi madre - La recuerdo con su cabello y esa voz con la que me cantaba todas las noches antes de dormir - La mataron, pero no permitiré que te maten, sólo debes sobrevivir a la primera etapa del entrenamiento, luego te diré que hacer, sé valiente.

Me despido para dirijirme a mi departamento, cuando siento que alguien toma mi mano, es ella, volteo a verla nuevamente, nuestros dedos se entrelazan, y coloca su cabeza en mi pecho, mi corazón late rápidamente, la abrazo, luego nuestras miradas se cruzan y ella se aleja corriendo, dejándome su aroma, dulce como la miel, dulce como su sonrisa.

LLego a mi departamento y no puedo olvidar el cosquilleo al sentir su mano enlazada con la mía, sacudo mi cabeza, no puedo permitirme esos pensamientos, no me puedo permitir quererla, debo protegerla, es lo único que en lo que debo pensar. La noche transcurre tranquilamente, y en mis sueños siempre está ella, sus hermosos ojos, su sonrisa y ahora su aroma.

Al soñar con ella ya no despierto agitado, sino más bien, contento y lleno de energía, más aún al saber que la veré durante la iniciación en los entrenamientos, me angustia saber que Erick también estará ahí, ya había olvidado que debo vigilarlo, y no he logrado nada desde mi última reunión con Max.

Me dirijo al comedor para desayunar y encuentro a Uriah, quien me saluda con una sonrisa como siempre.

- He Cuatro - Me dice con entusiamo

- Qué te pasa Uriah? - le digo con los ceños fruncidos, me molesta tanta euforia de su parte.

- Una trasladada, Christina, me contó que anoche escuchó a Tris decir tu nombre entre sueños - Me guiña un ojo y va a buscar un trozo de torta osada, mientras yo no dejo de pensar en Tris.

La veo aparecer en la entrada del comedor, cuando se da cuenta que Uriah estaba hablando conmigo se sonroja, yo no puedo dejar de mirarla. Un carraspeo me saca de mis pensamientos, Erick se encuentra parado a mi lado.

- Hola Cuatro, no sabía que te gustaban menores - Me dice cuando se da cuenta que no despego la vista de Tris.

- Métete en tus asuntos, recuerda que soy yo quien te supervisa - Se aleja con el rostro lleno de ira, me doy cuenta que por mi culpa el entrenamiento de hoy será má arduo, pero estaré ahí para evitar cualquier "incidente".

Cuatro, líder osadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora