No sabía a donde nos estábamos yendo pero sí sabía que seguíamos dentro del castillo. La música del salón de baile cada vez parecía más y más lejano, como si se desvaneciera en el aire de apoco permitiendo al eco de nuestros pasos sonar fuerte por aquellos largos pasillos. En mi mente rondaban millones de preguntas que solo el albino que sostenía mi mano podría llegar a responder.
—Jack... ¿a dónde vamos?—pregunté luego de unos segundos.
—Al taller de Norte—respondió, su voz se escuchaba algo dura y seria—Es el único lugar del castillo en el cual nadie va a interferir. Cuando lleguemos llamaré a Norte.
—In... ¿Interferir?
Lo escuché suspirar. Comenzamos a subir por escaleras. Nunca me había dado cuenta de lo grande que era el castillo.
—Solo confía en mi, ¿de acuerdo? —dijo volteándose a verme por unos segundos.Dios, sus ojos azules siempre lograban hacerme sentir algo dentro de mi. Una extraña sensación en mi estómago que no había sentido antes.
Asentí. Y Jack me hizo seguir subiendo escaleras arriba sin soltar mi mano. Diablos, parecían infinitas. Llegamos a lo que creo es el taller de Norte, aunque parecía más bien una oficina de un empresario que fabrica juguetes y cosas por el estilo. Bajé la mirada al suelo, escarcha. ¿Por qué...? Yo... yo no hice esa escarcha...
—Elsa—me giré hacia Jack quien se había acercado a la puerta. Me miraba sumamente serio.—Quiero que te quedes aquí, yo iré a buscar a Norte.
—¿Qué? No, Jack, necesito que me digas qué es lo que sucede—supliqué ya harta de tanta farsa. ¡Necesito respuestas! Y las... las necesito ahora...
Jack me miró por unos segundos, como si no quisiera dejarme sola. Pero al final solo me dijo:
—Enseguida vuelvo.
Y se fue.
Me abracé a mi misma sin entender lo que sucedía, y por fin, dejé a mi mente formular las preguntas que ella quisiera. Miré alrededor de la oficina, y me acerqué a la ventana y vi a la luna. Parecía ser la única en este mundo que no me dejaría sola. Recordé a muchas personas, entre ellas, mis padres.
"Papá solía contarnos cuentos acerca de la luna. Él decía que ella podía concederte deseos y muchas cosas. Recuerdo cómo Anna se desvelaba pidiendo cada uno de sus pequeños deseos. Mamá se quedaba con nosotras las noches que teníamos pesadillas, y nos decía que la luna nos iba a proteger sin importar nada. Que sería nuestro ángel de la guarda incondicional para toda la vida. Que la luna nunca nos dejaría solas. Ahora, estoy sola, y la única que puede verme es la luna pero... no me está protegiendo. Sé que no debería pensar en viejos cuentos para niñas que solían contar mis padres pero..., es en lo único que puedo pensar. Cada cosa que veo a mi alrededor me recuerda a ellos y eso, en parte, me alegra. Aunque su memoria en mi corazón me duela siempre los amaré.
Jack volvió con Norte pero las noticias que me dieron no son exactamente las que me esperaba. Es decir, ¡nada de esto era esperado! Dios, tengo nieve y hielo descontrolado corriendo por mis venas, ¿qué se supone que haga?"
—¡Elsa!—mi corazón dio un salto al escuchar la puerta abrirse de esa manera.
Norte entró corriendo en la habitación y me abrazó.
—Jack me lo contó todo.
Miré sobre su hombro. Jack me sonrió con dulzura. Miré a Norte aterrada.
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Diario de una Reina |Jelsa|
Fiksi PenggemarSupongo que nadie sabe lo que le depara el destino. Jamás sabemos qué es lo que nos tiene preparado el mañana. ¿Te imaginas pasar de ser una simple estudiante a futura reina? Yo no, pero que mas da.