Llanto Hermoso

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Silencio, solo eso, silencio. Mi cuarto de cuatro paredes sabe por lo que estoy sintiendo, acoge mis lágrimas y le da en forma de arte una cobija de hermosura a mi vida. Tal vez mi escape sean mi padres, sí, ellos siempre me escuchan. El alcohol mi figura patriarcal, ese que siempre se concentra en hacerme sentir bien al frente de la gente, ese malvado pero dulce caballero. La droga, ay madre mía, usted que me quita el sufrimiento, me regala el sueño que nadie puede, me quita la angustia. Para mí todo cae hacia abajo, pero mi belleza reina sobre todo, todos ante mis pies mientra que yo por dentro sufro, sufro de azotes, azotes que me da la vida, oh la vida, tan dulce que eres para los afortunados, tan amarga en mi entorno, que fácil. La ignorancia se revuelca en mi mente, petrificando pensamientos que muchos creen, mírame, que me mires te digo, tú, postrado sobre este espejo, quiero que pares de llorar, ya para, tu cuarto y el silencio no son quienes para aguantar tus lágrimas, el alcohol y la droga son unos simples alter-egos a los que los representas como padres, vez que nadie tiene tu espalda pero yo sí, soy yo, tu conciencia, aquí dandote la mano, por favor no dañes mi portador, solo recuerda que los perdedores son quienes se dan por vencidos, solo reina, reina y haz que los plebeyos sufran, que tu Llanto Hermoso cese de derramar y aclama tu figura magistral, reclama tu reino te digo, reclama tu corona que dejaste caer al suelo, reclama tu vida.

Poemas para el AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora