Verde, Que Te Quiero Verde

141 7 3
                                    

Me disculpan si este no es un poema, es más bien un relato basado en hechos reales, y en dos pesadillas desafortunadas que tuve.

"Verde que te quiero verde
verde viento verdes ramas
el barco sobre la mar
el caballo en la montaña".
Solo escucha ese pieza de Federico García Lorca en conjunto con José Ortega Heredia, esa noble pieza que de la boca de aquel grandulón barbudo recitador de poesía dejaba sonar con una noble y calmada voz. Miro a mi alrededor y veo todo borroso, siento un dolor de pecho, me toco y veo sangre, todo se torna negro, y se remonta a aquel día. Todo comenzó un 13 de noviembre de 2015, me encontraba sentado en mi cubiculo en mi empleo haciendo las diligencias necesarias del día, como por ejemplo los malditos reportes para el jefe. Tomaba mi café y en mi bocina pequeña se escuchaba a lo lejos la rústica voz del gran Hector Lavoe, cantaba a todo son "El Cantante", mis colegas me relajaban y se mofaban por el hecho de que no dejaba de ser tan "boricua" en Houston, Texas. Yo amo mi patria y la llevo con ella a donde quiera que vaya, me viré y les deje claro que si era la música que escuchaba que la respetaran porque no mofaba sus culturas ni cantantes preferidos. Me llama mi amada y me pregunta si los planes de ir a la discoteca todavía van, le digo con prisa que es claro, ya que en ese día cumplía mi aniversario de casados número tres y quería disfrutar con ella. Le entrego el reporte al jefe y este con tono de alegría me dice que me gané la más esperada promoción, yo gritando de alegría por dentro solo suspiro un gracias y le doy la mano al jefe y me marcho a casa. Llego corriendo y sin aguantar las lágrimas le digo a mi esposa que me la gané la promoción, ella me recibe con un beso, uno que de primera impresión no me gustó porque fué uno como para salir del paso de la buena noticia. Me recuesto en la cama y mi dama modelandome en ropa interior se convierte en esclava de mis besos, prisionera de mi cama, veo el reloj y le pregunto si realmente quisiera salir o si quiere que continúe con mi poder de hacer que su piel se erize, que mis besos fueran y continuen siendo su adicción, me dice con un gesto de gracia, "Pues claro cariño", nos bañamos y partimos hacia la discoteca. Al llegar me encuentro a mi amigo de la infancia, Marcos, en la entrada discutiendo con Tito el Bouncer, yo me río con Tito y simplemente empujo a Marcos hacia adentro, nos dimos un par de tragos, bailamos y descanzamos un momento en lo que partía hacia el baño. Mientras estoy orinando se me viene el momento aquel de mi juventud en el cual participe de un open mic en Coamo, Puerto Rico, de poesía que es mi aspecto favorito de la escritura, y solo pensaba en el momento en el cual aquel grandulón, alto y barbudo con un tono de voz suave cantaba:
"Verde que te quiero verde
verde viento verdes ramas
el barco sobre la mar
el caballo en la montaña".
Me lavo las manos y sigo cantando esas palabras, llegando a la pista de baile sonriendole a mi princesa dirijo mi vista a la entrada y veo a Tito en el suelo, este sujeto enmascarado entra y con arma en mano abre fuego, yo sabiendo claramente que las balas tienen nombre y apellido de mi amigo de infancia, este ya que en malos pasos lleva desde hace mucho tiempo, corro rápidamente y de un puñetazo tumbo al sujeto pero suena un disparo, luego silencio y mi cuerpo en desbalance cae al suelo y vuelve a mi mente las frases del barbudo aquel:
"Verde que te quiero verde
verde viento verdes ramas
el barco sobre la mar
el caballo en la montaña".
Me toco el pecho y veo la sangre, luego el silencio y todo oscuro, negro y sin nada de luz, me asusto por un momento pero despierto, cuatro días despues, en el hospital, había recibido un disparo en el pecho a corta distancia con un revolver calibre .44, y que las posibilidades de que hubiese vivido no estaban a mi favor, yo me reí. Marcos entró y me dió las gracias entre sollozos y lágrimas, yo solamente le susurré, "Te lo dije brother". Pasan 3 meses desde los hechos que atentaron a mi vida, ya casi recuperado, de camino al trabajo siento dificultad al respirar, llamo a mi esposa y me dice que le llegue a la sala de emergencia. Luego de varios exámenes el doctor se sienta con ambos y nos confiesa que el problema de todo esto es una masa en el pulmón izquierdo, yo me río por la falta de carisma que me dió la vida, no morí del disparo pero ahora sí de cáncer. Él solo me alegra por el hecho de que me pueden operar y hay un 50% de probabilidad de que salga bien, salimos del hospital ya que me dió una semana para pensar bien las cosas y pues partimos a la casa. De camino en el auto mi esposa me confieza que su periodo lleva atrasado ya hace dos meses y que se había hecho varias pruebas y que embarazada estaba. Llegamos a la conclusión de que sí me operaría, llega el día de la operación y pues ya encamado con la bata y todo el revolú que se compone en una sala de operación. Me dan dos minutos con mi esposa, dos minutos en cuales varias veces le dije lo mucho que la amaba, y que todo saldría bien, ella me beso una vez más y esta vez el beso fué como aquel primero que le robe en aquel parking cuando le dije: "Tú lo que quieres es que yo te bese", mientras la hale y la bese fuertemente, me dijo que me amaba y me dijo en ingles: "Babe, you look so cool with those clothes", yo simplemente me reí y le dije que nos veíamos cuando saliera. El doctor me dice que si listo estaba y yo en tono de gracia le dije: "Si sobreviví una .44, que sobreviva esto no es nada". Nos comenzamos a reir y la anestesia a mi sistema se unió y simplemente escuchaba en mi mente:
"Verde que te quiero verde
verde viento verdes ramas
el barco sobre la mar
el caballo en la montaña".
Luego ví la luz al despertar.

Poemas para el AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora