Los Juegos De Beca

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Me senté en la mesa de la cocina, donde estaba ella preparando una ensalada.

-Ponte algo, anda- Le dije a Chloe, que al girarse se le enganchó la bata y se le volvió a abrir, mostrando su cuerpo.

-¿Por qué? Estoy cómoda- Desenganchó la bata y se la cerró como si nada.

-Podrías hacerlo por mí, al menos. Nunca haces lo que te pido- Miraba mi teléfono mientras hablaba. Estaba encima de la mesa apagado, solo era por mirar a algo.

-Es que no sabes pedir las cosas- Se acercó a mí y se sentó encima mía, quedándonos cara a cara. Solté un suspiro. -Quítame la bata- Me ordenó. Yo como una tonta desabroché la bata y la abrí despacio. Ella me paró.

-¿Qué?- Volví del trance.

-¿Ves cómo se piden las cosas?- Me dijo levantándose de encima mía y volviendo a darme la espalda para seguir con la ensalada.

Entonces pensé en hacerlo bien, al menos no me miraba y sería más fácil. Sin su mirada hipnotizante. Me levanté con cuidado para no hacer ruido y que Chloe no se girara. Me acerqué a ella por la espalda y pegué mi cuerpo suavemente a su espalda. Noté que se estremecía. Mordí su oreja.

-Ponte algo encima- Susurré en su oído. Acaricié la piel de su brazo con un dedo y se le puso la piel de gallina.

-Vale, tú ganas- Me separé y vi que ella sonreía cuando se giró.

-¿Por qué sonríes?- Pregunté con el ceño fruncido.

-Por nada- Seguía sonriendo y subió corriendo por las escaleras, dejando la ensalada. Yo acabé de hacerla mientras Chloe se vestía y se la puse en la mesa.

Poco después oí pasos y me asomé a la puerta de la cocina para mirar escaleras arriba. Vi que Chloe bajaba con una camisa azul celeste a cuadros y bragas, pero la camisa le tapaba un poco. No pude evitar mojarme al verla. Estaba tan buena. Esa camisa realzaba sus ojos azules.

-Wow- Se me escapó.

-¿No querías que me pusiera algo?- Dijo metiéndose en la cocina y viendo que la ensalada estaba en la mesa, empezó a comer.

-No me refería a...- No acabé la frase. Estaba embobada en su figura.

-¿A...?- Ella seguía sonriendo.

-A eso, a eso- Dije aclarando mi garganta y dejando de mirarla como si fuera el Sol que sale cada mañana.

-Es mi pijama, y muy cómodo- Me miró y yo no pude evitar mirarla. Otra vez me embobé, quedándome mirando sus ojos azules como el cielo. -¿Beca?

-¿Qué? Sí, muy bien- No sabía qué decir. Ella sonrió más.

-Tienes razón, no se te cae la baba, lo que se te caen son las bragas- Se rió.

-Mentira- Me fui de la cocina lo más rápido que pude.

Ella siguió comiendo y cuando acabó se sentó al sofá conmigo.

-¿Tienes sueño?- Preguntó.

-No- Respondí sin mirarla.

-Hagamos algo divertido- Me cogió del brazo y me llevó a su habitación. Fue a la cama y me tiró una almohada a la cara. -¡Pelea de almohadas!

-Te vas a enterar- Cogí la almohada y empecé a darle con ella, ella hacía lo mismo con la suya. Saltábamos y reíamos en la cama y en el suelo. A veces ella me perseguía a mí y otras veces yo a ella.

Tentación Irresistible (Bechloe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora