Consecuencias

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Natsu había pasado toda la tarde en su casa, se encontraba aburrido y aún confundido, pero ya entrada la noche, cuando la luna se erguía en el cielo con todo su esplendor y las vueltas en su cama se hicieron infinitas, se decidió a ir a ver a Lucy, no sería la primera vez que lo hacia, muchas veces se quedaba a dormir en casa de su compañera y ahora prefería estar con ella, aun cuando las cosas en su mente y corazón no se aclaraban del todo.

Bajo la ventana del apartamento sintió un estruendo, y su corazón salto y apuro a subir hasta la habitación. De un solo salto se vio dentro del cuarto, las luces estaban bajas pero su aguda visión no necesitó ni un instante para acostumbrarse, su mente si precisó un tiempo para entender lo que veía.

Gray como la mayor parte del tiempo se encontraba semidesnudo, pero ahora era distinto.

Su estomago se oprimió.

El cuerpo de su compañero yacía sobre el de Lucy, aprisionándola bajo él, con una de sus piernas entre las de ella, sus cuerpos pegados, y sin duda alguna, besándose.

La cabeza le dio mil vueltas y sintió su magia querer escapar de él, dio un paso atrás y sin querer boto un reloj que se encontraba en la mesita de noche.

Lucy y Gray reaccionaron y se levantaron, quedaron pasmados al encontrarse con el pelirrosa al frente de ellos y nadie fue capaz de decir nada.

Natsu quería salir de ahí, pero sus cuerpo no reaccionaba, su pecho dolía tanto que oprimía todos sus músculos.

-Lucy: Natsu, yo... Gray... no es nada, no...

Las palabras se ahogaron en su boca, el rostro de Natsu se encontraba oculto bajo su flequillo, oscurecido y un aura roja lo rodeaba.

Gray la empujo con su brazo hacia atrás, obligándola a ocultarse a sus espaldas aún cuando sabia que el chico no le haría nada a ella.

Gray: Así que esto era, soy un idiota por no darme cuenta antes, pero ahora estoy en problemas. Estúpido de Natsu, ¿por qué no me dijiste que te gustaba Lucy?

-Gray: ¿Qué haces aquí flamita?

Se arrepintió de inmediato de lo dicho, lo último que necesitaba hacer ahora era provocarlo aun más, pero la costumbre pudo con sus palabras.

En un instante la magia de Natsu pareció apagarse y sus rodillas estuvieron a punto de ceder. Levanto el rostro y mostro una sonrisa más que forzada, con una lagrima en los ojos que peligraba con echarse a correr por su mejilla.

-Natsu: Al parecer solo interrumpo.

Lucy se llevo las manos a la boca, ella no contenía las lagrimas que corrían por su rostro luego de entender lo que pasaba.

Lucy: Natsu está herido, herido porque bese a Gray... ¡Oh Dios!, ¿Por qué? ¿Por qué no pude detenerme? ¿Por qué?... ¡¿por qué si yo lo amo?!

El dragon slayer se movió despacio a la ventana y una vez en el marco volvió la vista solo un instante a Gray, para luego volver a ver el cielo.

-Natsu: Te estaré esperando Gray.

Un escalofrió recorrió la espalda del mago de hielo.

Gray: Estoy jodido.

...

Levy se encontraba leyendo uno de sus libros, llevaba más de media hora en la misma página cuando decidió que no podía continuar. Se arrojo a su cama con la vista en el techo.

Desde que había aceptado salir a una misión con Gajeel no podía sacárselo de la cabeza, ella puede parecer una niña, pero no lo es. Sus noches se van entre sueños de ella y él, en estos días se había visto en todas las situaciones posibles, lo había visto llegar a su habitación y declarársele, lo había visto besándola en medio del gremio, se había imaginado como seria dormir en sus brazos, pero todas sus ilusiones se desmoronaban cuando recordaba como era el verdadero dragón de hierro, un bruto que seguramente jamás se fijaría en ella, un chico que lo más cercano que había dicho a su nombre era su apellido, un idiota que empataba la vida molestándola.

Las miradas se cruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora