Bajo los mantos de la noche

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Wendy curo a Lucy hasta ver su magia agotada, pero la maga estelar continuaba inconsciente. Natsu llevaba ya varias horas al lado del cuerpo de la chica, con el pecho oprimido y el pesar de la culpa sobre sus hombros. Ahora más que nunca quería matar a Gray, su cabeza quería culparlo a él por lo que sucedía, pero al final sabia que la culpa era suya, suya por no controlarse, suya por no ver a Lucy corriendo hacia él, suya por no detenerse lo suficientemente rápido.

Lisanna estaba tras la puerta de la enfermería, con el corazón destrozado, sabía que las cosas con Natsu no ya no eran igual a cuando eran niños, sabía que él la había olvidado, pero ella no podía sacárselo de su mente, ni de su corazón. Verlo pelear como lo había hecho solo le había corroborado una triste verdad, Natsu amaba a Lycu y ella ya no ocupaba un lugar en su vida, en ocasiones dudaba incluso que la considerara como una amiga.

Happy lloraba sobre una de las mesas, incluso Charle intentaba consolarlo, pero el no hacia caso, pues con solo recordar el estado en que había quedado Lucy, y el rostro de Natsu el desconsuelo caía sobre él, así se paso la tarde.

La noche ya había caído sobre el gremio y el pasar de las horas aclaro la mente de Lisanna, se propuso no dejarse ganar por la rubia bajo ninguna circunstancia, y si para eso necesitaba jugar sucio, pues así lo haría, al fin y al cabo en la guerra y en el amor todo se vale.

Entro en la enfermería y poso su mano en el hombro del mago, que reacciono sorprendido.

-Natsu: Lisanna, ¿Qué haces aquí?

-Lisanna: Vine por ti, ya todos se han marchado y tú debes descansar.

El chico negó con la cabeza.

-Natsu: No la puedo dejar sola, esto es mi culpa.

La chica de cabello blanco se agacho y vio a Natsu de forma muy familiar, igual que una madre que quiere consolar a su hijo luego de rasparse una rodilla.

-Lisanna: Sé que no la quieres dejar sola, pero debes descansar, le será peor despertar y encontrarte mal. Debes estar bien si quieres cuidarla.

La maga le regalo una cálida sonrisa, la sonrisa que Natsu necesitaba para sentir un poco de paz, paz que no había tenido en todo el día. Ella tomo su mano y lo hizo levantarse de la silla en la que se encontraba, luego arropo bien a la maga a la cual había declarado la guerra con la misma delicadeza con la que trataba al chico y ambos salieron. Cuando llegaron al salón principal del gremio vieron a Happy durmiendo sobre una de las mesas, con los ojos hinchados de tanto llorar. La chica se apuro a cobijarlo en sus brazos, ella aún lo veía como su hijo, recordaba aquellos momentos en que Natsu era el padre y ella la madre del Exceed, y reviviendo los recuerdos los tres salieron del gremio camino a la casa del chico.

-Natsu: Te dejare en los dormitorios.

Lisanna negó con suavidad mientras veía a Happy en sus brazos, su bebe.

-Lisanna: Estaré bien volviendo sola, me tienen preocupada y prefiero dejarlos a ambos en casa, me asegurare que se encuentran bien y luego me marchare.

Al dragón slayer se le llenaron de lagrimas los ojos, su mente se lleno de los lindos recuerdos de su infancia, aquellos momentos en que ella se encargaba de controlarlo y consolarlo cuando era necesario, como había ayudado a incubar a Happy, como había sufrido al perderla.

Paso su brazo por los hombros de su amiga y la acerco al él mientras unas cuantas lágrimas recorrían su rostro. Así muy juntos caminaron hasta la casa.

En cuanto llegaron la chica sintió una punzada en el pecho al ver por toda la casa distintas cosas que alguna vez fueron de Lucy, algunas las reconocía y otras no, pero sabía que eran de ella.

Las miradas se cruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora