Capítulo 30 | Lejos de Aquí.

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Al día siguiente.

Después de la escuela, tomé el autobús hasta llegar al departmento de Yayo. Habíamos pedido algo hace varios meses vine a mostrárselo, la puerta estaba cerrada bajé la caja y busqué mi llave para abrir. Cuando entré dejé la caja sobre las cajas de cervezas.

-Yayo ¿Estás aquí? Llegó el paquete, te lo dejo aquí para que lo veas.— Grité pero al parecer no estaba en el departamento. Lo mejor era irme, escuché un ruido al fondo, tomé un tripié como arma y caminé hacía allá entré a la habitación donde se escuchó el grito.

-¿¡Qué verga te pasa!?.— Grita José.

-Lo siento, no sabía que estabas aquí me matas de un infarto.- Dije asustada.

-¿¡Estás pinche loca!? Traes el tripié de la cámara.- Miré el tripié y lo tiré por algún lado.

-Lo siento, quise defenderme con algo ¿Qué haces en el departamento?.- Pregunté molesta.

- Lo mismo preguntaba por ti carajo, estoy enfermo ¿si? Ya vomité los 40 tacos.

-Vine a dejarle algo a Yayo, tengo una llave para entrar si él no está, bueno creo que mejor que me vaya, si llega le dices que estuve aquí y le dejé algo.-Me acerqué a la perilla de la puerta cuando escuché un grito de llamado de José.

-¡Hey! puedes quedarte no hay problema ¿podrías hacerme compañía?.- Cerré la puerta y me senté junto a él.

-¿Como te están sentando los tacos eh?.-No le agradó mi comentario burlón, nadie lo obligó a comerse esos tacos mays que su estupidez.

José sacó de la mesita de noche un cigarrillo, lo cual me molesté mucho.

-¿Estás enfermo y quieres fumar? estás loco José.-Tomé el cigarrillo antes de que el se lo metiera a la boca, lo rompí y lo tiré a la basura.

-Pudiste haberme dicho que no fumara y no lo hacia, verga.

-Si claro, me hubieras hecho caso José.-Crucé los brazos, no pasó un rato cuando le di un medicamento y comenzamos a hablar sobre nuestros planes, he incluso sueños pero no íntimos si no mas bien nuestras metas algo de que pocas veces hablo.

-Sería increíble estar en un lugar lejos de aquí en donde pueda estar agusto por un tiempo.-Comente, sone emocionada.

-¿Porqué no lo haces? podrías ahorrar y irte.— Dice José emocionado.

-Podría hacerlo, tengo un dinero juntado podría usarlo, he irme.- Soné emocionada.

-¿Podría acompañarte? si gustas es más....- José se acerca más a mi, cerca de mis labios y sonriendo .

-Mañana iremos al aeropuerto y elegiremos el destino ¿si?.- Asenté con la cabeza, no sabía a lo que me estaba arriesgando digo, José no es un chico tan malo pero no es una persona con la cual me llevaría tanto como lo hago con los demás pero tengo quedarle una oportunidad si en verdad quiero caerle bien y yo a él, es un riesgo bastante ridículo.

Al día siguiente, fuí al aeropuerto justo con mi maleta ya era bastante tarde pero José llegó alcanzar, mirabamos y mirabamos la lista de vuelvos... sólo pude sentir cuando me jaló del abrazo directo a comprar nuestros boletos y abordar.

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Contra Fuego | José Salazar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora