Capítulo 52 | Día Dos.

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_____.

Nos juntamos con los demás para ir a Arizona, justo por las montañas. Habíamos dormido toda la noche, en el atardecer fuimos a las montañas por un par de fotos.

-Wey tómame una foto apuntando al horizonte.- Le da la cámara a Rodrigo en un abrir y cerrar de ojos José no tenía camisa.

-Listo.- José va hacia mi sin camisa, trato de no reírme, tocándose los senos de hombre y luciendo sus tatuajes.

-Ya te puedes vestir.— Reí.

-¿Qué? ¿No te gusta mis músculos?.- haciendo poses bastantes ridículas.

- Deja de enseñarme tus brazos de vieja tamalera, digo tus sensuales y esbeltos brazos de vieja tamalera.

-Todo esto, te lo llevas a tu cama, muñeca.- yo rodeo los ojos.

-Oye tamalero, mejor ayudamos en vez de enseñar grasa.

-¿Acamparemos?.-Pregunté.

-Si, nos quedaremos sólo ésta noche mañana nos iremos a Nuevo México, ven a ayudarnos.- Oscureció, todos se fueron a acostar me quedé un tiempo más en la fogata.

-¿Te irás a dormir?.-Me pregunta dulcemente.

-Aún no, bueno no tengo sueño ¿Y tú?.

-No mucho ¿Puedo sentarme?.-Yo asenté con la cabeza y se sentó muy pegado a mi.

-¿La estás pasando bien?.

-Si, es muy divertido estar con ellos y bueno contigo.-José trata de no sonrojarse frente a ella.

-Bueno somos unos pendejos, así que lo disfrutamos más.- Reímos al mismo tiempo

-Dormirás conmigo, preparé la tienda, Ven, entra.- Ambos nos levantamos, José entró antes que yo, entré a la tienda y tuve una buena cara.

-te quedó bien, es agradable...espera.-Tomé mi sleeping bag y lo junté con el de él.

-El pervertido soy yo.- Puse los ojos en blanco.

-Podemos dormir juntos sin la necesidad de tener sexo.- dije riendo.

-Bueno no me hubiera gustado que Rodrigo escuchara nuestros gemidos durante la noche.- Puse mis manos en la cadera.

-Oh cállate, si es tu sueño.- cruzando los brazos.

-Si la verdad, así escucharían que cojo como un puto dios.

-Sabes, mejor las separaré y fingiré que no escuché eso y asentaré la cabeza.

-Es broma, déjalas así por sí te da frío, puedes abrazarme.- moviendo sus cejas.

-Buenas noches, José.

-Buenas noches, preciosa.-Le tiré una almohada en la cara.

A la mañana siguiente.

Despertamos, nos alistamos, José quería que camináramos un rato antes de que despertaran los demás.

Salimos de la tienda súper silenciosos pero al parecer Jorge y Rodrigo ya lo estaban.

-Buenos días tortolitos ¿Sacudieron la tienda anoche?.- Ambos rieron prendiendo nuevamente la fogata.

-Ay Dios mío, son unos pendejos.- dice José avergonzado, saqué una pequeña sonrisa.

-¿Qué hacen despiertos?.-Pregunté.

-Una cerveza en la mañana caí bien.- Rodrigo levanta la cerveza en forma de brindis, Jorge se vuelve a sentar.

-Deberían empacar pronto, se despertarán los demás y nos iremos.- Jorge dice.

-Luego, subiremos a la montaña sólo por un rato, volveremos para recoger la tienda y nuestras cosas.

-No te tardes, cabrón si no te dejamos.-Dice rodrigo.

-Si está bien, está bien, ya wey, volveremos antes, lo prometo.

-Bueno, nos vemos después chicos.- ___ se despide.

-Ven,____ necesito enseñarte algo.- Se dan la vuelta, ___ se adelanta un poco.

José escucha su nombre, voltea hacia atrás mira hacia atrás Rodrigo y Jorge le hacen señas pervertidas, José bueno...les para el dedo, corre para alcanzarla y la toma de la mano.

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Contra Fuego | José Salazar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora