Capítulo 24 | Destrozada.

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Abrí mis ojos, no podía moverme mucho. José se quedó en la misma posición antes de quedarme dormida.

Estaba sentada encima de él y casi centímetros de sus labios, también él se quedó dormido abrazado de mí, sólo podía mirarlo. Traté de moverme sin hacer que se despertara pero un movimiento mío hizo que lo despertara.

-¿Qué horas son?.— Preguntó dormido, miré el reloj sorprendida.

-Las 3 de la mañana.—Dije sorprendida, dormimos toda la tarde. José abrió los ojos como plato, me levanté de él acomodándome en el sillón.

-Si quieres puedes irte a tu casa.

-¿Estás bien? no me molesta quedarme aquí un poco más.—Dice lo más dulce posible.

-Que lindo de tu parte pero no me tienes que estar cuidando.— Dije.

-¿Segura que estás bien?.— preguntándome algo preocupado.

-Si, sólo evitalo José -Dice con una voz cortona.

-Bueno si necesitas algo ahí estaré.— José me levantó del sillón jalandome hacia él.

Haciendo que lo abrazara fuertemente no pude evitar sonrojarme en su pecho.

-Gracias, José .-Dije sonriendo.

-Bueno no tienes escapatoria porque dudo que ya hayan llegado y si lo hicieron dudo que me abran la puerta esta hora.-Dice José.

-Puedes ponerte cómodo entonces, es tu casa...perdón por lo de ayer .

-No te preocupes, debió hacer duro.

-No estuvo bien, Yayo es el que se debería sentir así, no yo la que le digo que no.

-Pero tu estaba segura de lo que querías y él debería respetarlo, deberías hacer que lo haga.

-Ambos conocemos a Yayo perfectamente, sabemos como actúa José pero si ya no quiere ser parte de mi vida no le estaré rogando, él sabe lo que hace.— José mentalmente se le dibuja un enorme sonrisa.

-Lo mejor que sea para ti, ____.—  hice una expresión de asusto y fui hacia mi habitación y regresé con algo en mis manos.

-Ten, me llevé tu camisa por error cuando me cambié de habitación ese día.— José sonríe sonrojado cuando se la entregué. Él no le comentó nada sobre su ropa interior quiso dejarlo como "recuerdo".

-Gracias, es mi camisa favorita, deberíamos hacer eso más seguido.— Dijo burlón, a ___ la incómodo.

-No creo, José .—Dijo seria.

-¿A caso no te la pasaste bien esa noche? Preciosa.— Dijo José coqueto.

-Estaba borracha José y no me digas preciosa, sabes que odio eso, si vas a comenzar es mejor que te largues.— Dijo molesta.

-Tranquila, solo quiero llevarme bien contigo ¡Qué delicada!.— Lo miró feo, le dió un pequeño golpe en su brazo de tamalera y rió al igual que él.

-Creo que me quedaré hoy en casa.—Dije.

Dieron las 5:00, él y yo seguimos hablando un poco más hasta que José se levantó del sillón y acomodó su ropa.

-Creo tomaré el autobús, veré si me quedo con mi hermano un rato y ver a mi bebé.— Lo mire con un gran signo de interrogación en mi cara ¿José tiene un bebe?

-¿Bebé?.— dije impactada.

-¡Oh! Mi perrita Layla, es mi bebé.— Sentí que mi alma y mi ser respiran profundamente. José sacó su teléfono y me mostró a su "bebé".

-Es muy bella José.- El sonrió, lo acompañé hasta la puerta. Me despedí de él y cerré la puerta.

Me deslicé en suelo sin más poder grande las lágrimas brotaban de mí, trataba de tranquilizarme pero no podía, sabía que estaba destrozada.

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Contra Fuego | José Salazar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora