El Hotel

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Phil y Dan se habían quedado dormidos mientras se abrazaban. El castaño fue el primero en despertar. La estación de trenes se divisaba en la distancia; en cualquier momento llegarían a Manchester. Dirigió su mirada hacia el chico que dormía a su lado, tan pacíficamente, era lo más parecido a un ángel.
El chico despertó poco a poco. Abrió los ojos y subió su vista hasta Daniel.

- Hola.- Le saludó con una sonrisa.

- Hola, Philly.- Le robó un rápido beso.- Ya vamos a llegar a la estación, bebé.- Luego de unos segundos de decir esto, el tren comenzó a bajar la velocidad hasta haber frenado por completo.

El pelinegro se incorporó rápidamente. Sacando su pequeña maleta y la de su novio. Luego tomó la mano de Dan, ésta templaba un poco.

- ¿Estás bien?- Le preguntó mientras bajaban del vagón.

- Sí...- Suspiró antes de continuar.- Es sólo que estoy algo nervioso de conocer a tus padres.

- Todo estará bien, Dan.- Apretó su mano entrelazada con la de él.- Te amarán.- El castaño se sonrojó un poco.

- ¿Tú crees?

- Sí.- El ojiazul se acercó para darle un rápido beso.- Ahora, vamos a buscar a mis padres.

Caminaron tomados de la mano unos minutos, tratando de pasar entre la multitud de gente a sus alrededores.

- ¡Philip!- Se escuchó un grito de alegría entre las personas. Ambos chicos voltearon a ver quién había sido la persona que lo había llamado.
Una mujer mayor de baja estatura, cabello rubio y corto hasta los hombros les sonreía de manera simpática.

-¡Mamá!- Phil caminó rápidamente hacia la mujer, sin soltar la mano de Dan, que lo seguía aún más nervioso.

El pelinegro soltó la mano del chico más alto para envolver a su madre en un fuerte abrazo. Cuando finalmente se separaron, Philip buscó la mano del castaño nuevamente.

- Mamá...- Comenzó, tragando saliva.- Él es Dan.- Acercó al mencionado para que la mujer pudiera verlo.

- ¡Daniel, cariño!- La madre del pelinegro abrazó a su novio como si lo hubiera conocido de toda la vida. Dan interpretó eso como una cálida y linda bienvenida.

- Es un gusto conocerla al fin, señora Lester.- Dijo al soltar a la mujer.

- Oh, por favor.- Sonrió alegremente.- Puedes llamarme mamá.- El castaño tragó saliva y se sonrojó un poco.

- ¿Está segura?

- No te preocupes, cariño. Mientras hagas feliz a mi hijo, Philip puedes llamarme mamá.

- ¿Dónde está papá?- Mencionó Phil para que su mamá no hiciera el momento incómodo.

- Oh, tu papá tuvo que irse de la ciudad, Philip. Con suerte vendrá para navidad.- Le dedicó una cálida sonrisa a su hijo.- Bueno, será mejor que vayamos al hotel, está helando aquí afuera; tomemos un taxi.

Ambos chicos asintieron y siguieron a la mujer hacia la parada de taxis más cercana.

Cuando finalmente subieron a uno, la madre de Phil tomó su lugar en el asiento delantero, dejando a los otros dos en el trasero.
Dan abrazó por un lado al pelinegro tratando de hacer que ambos entraran en calor. El frío de Manchester era insoportable.


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Luego de unos minutos, llegaron a un gran hotel. Desde fuera se veía muy elegante.

El taxista ayudó a bajar las maletas del vehículo y, cuando éste se marchó, los tres entraron por las grandes puertas.

El lobby era un lugar inmenso. En el centro de éste, había un árbol navideño decorado con esferas rojas y doradas.
Alrededor del árbol estaban colocados cuatro sillones color chocolate.

- Vengan, chicos.- Índico la madre de Phil haciendo señas para que la siguieran.- Hubo un problema con las habitaciones,- decía mientras caminaban.- la habitación de ustedes dos sólo tiene un cuarto y está dos pisos arriba de la mía,- Se tapó la boca con su mano tratando de ocultar la sonrisa traviesa que se formaba en ésta. -... Éste hotel tiene pésimo servicio, ¿no creen?

- Sí, muy pésimo.- Dan le contestó sonriendo pícaramente hacia el ojiazul.

Subieron en un elevador, la madre de Philip presionó el número ocho. Cuando las puertas del elevador de abrieron, éstas revelaron un largo pasillo ante ellos. Salieron del elevador y caminaron hasta que la mujer se detuvo en la habitación con el número 267.

- Aquí llego yo, chicos. Su habitación está en el piso número diez. Es la 396.- Le tendió a ambos una tarjeta.- Ésta es su llave. Que se diviertan, chicos.- Dicho esto, entro en la habitación dejando a los otros dos chicos sólos en el silencioso pasillo.

- Será mejor que vayamos a dejar nuestras maletas, Dan.- Dijo Phil dirigiéndose hacia el elevador. Daniel le seguía de cerca.

- Hace mucho que no me das un beso, Philly.- Mencionó el castaño ya dentro del elevador.

- Hace una hora, Dan.

- ¿Y?- Hizo un puchero acercándose hacia el pelinegro que sonrió.

- Bien.- Dijo acercándose hacia el más alto y tomándolo del cuello. Un beso suave y cálido. Su labios se movían al mismo ritmo, parecía que bailaban un hermoso vals.
Se detuvieron cuando las puertas se abrieron.
Dan tomó la mano del ojiazul y se dirigieron hasta la habitación 396.

Philip pasó su tarjeta por la ranura y la puerta se abrió.
El lugar era enorme. En la sala habían tres sillones de cuero rojos con una mesa de café negra en el medio. Una pantalla de televisión enorme estaba en frente.
Al final de la sala, se veía una barra de bar y detrás de ésta, muchas botellas de vino y cerveza.
Al lado del bar, estaba una cocina color chocolate realmente elegante.

Había una ventana a todo lo largo de la pared, que dejaba ver toda la ciudad de Manchester.

Otras dos puertas negras se encontraban en la pared izquierda. La primera que abrieron tenía una cama matrimonial en el centro color roja. Los demás muebles en la habitación eran negros.

- Philly.- Dijo el más alto.

- ¿Sí?

- Serán unas bonitas vacaciones.- Dicho esto, planto sus labios en los de su novio.


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Nota rápida:
Lo siento demasiado por no haber subido nada:''''( culpen a la escuela u.u
Pero ya voy a tratar de organizarme para poder escribir más seguido:c

Por cierto, THE AMAZING BOOK IS NOT ON FIRE SALE EN MENOS DE CUATRO DÍAS OH POR DIOOOOOOOS

Bueno, ya. Bye
Un beso en la cola UwUr

All the love. C









Demolition Lovers || PHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora