Ninguno de los dos chicos tenían las siguientes clases juntos y eso sólo hacía que ambos estuvieran desesperados por verse.
La última clase de Phil era deportes; pero ésta acabó un poco antes ya que un chico llamado Alfie se lesionó la rodilla mientras corrían y lo tuvieron que llevar a la enfermería.
El pelinegro aprovechó para llegar a su habitación antes que Dan. Debía tomar una ducha, estaba algo sudoroso y rojo como tomate; no quería que él lo viera así. Faltaban unos diez minutos para que la clase del castaño terminara y otros quince para que regresara a su habitación.
Se encerró en el cuarto de baño y abrió la llave del agua. Mientras el agua escurría por su cuerpo, sus músculos se relajaron. Tomó el champú del estante y lo echó sobre su cabeza, se masajeaba el cráneo ligeramente; estaba tan relajado. ¿Cuántos minutos había pasado inmóvil bajo la regadera? ¿10? ¿20? Tal vez más, pero cuando Phil salió del baño con nada más que sus calzoncillos y una toalla sobre su cadera, Dan ya iba a entrando en la 352.Cuando el castaño levantó la vista del piso, la sonrisa que se le dibujó en el rostro era enorme y hermosa.
Phil estaba de espaldas a la puerta del baño, así que cuando volteó pegó un brinco y sostuvo con fuerza su toalla.– Por Dios santo, ¿podrías dejar de verme? Estoy semi desnudo, chico. – El chico corrió hacia su armario y trató de cubrirse con la puerta de éste. Estaba más rojo que después de la clase deportes.
La sonrisa de su amigo se convirtió en una traviesa mientras se acercaba poco a poco al ojiazul.– Te sonrojas mucho, Philly. – El castaño tomó la cintura desnuda del pelinegro para acercarlo a él. – No deberías; sólo soy yo. – Y diciendo esto le plantó un pequeño y dulce beso en los labios. – Llevaba esperando todo el día para hacer eso, ¿sabes? Ahora vístete que cualquiera puede entrar y no me gustaría que te vieran en toalla.
Phil obedeció y se llevó su ropa al baño. Cuando regresó, Dan seguía ahí y seguí sonriendo.
– Phil, – Le dijo. – Nunca me dijiste que eras gay. – El chico río un poco y se sentó en su cama, el otro se sentó a su lado.
– Supongo que no lo sabía hasta hace unas semanas. Tú tampoco me dijiste que eras gay.
– No lo soy. – Le respondió y, al ver que el pelinegro estaba demasiado confundido, agregó: – Sólo un poco por ti.
– Dan, con que te guste sólo una persona de tu mismo sexo eres gay. No puedes decir que no eres completamente gay a menos que seas bisexual, señor "No Homo" Howell.
– No soy bisexual, Phil. – Le respondió sonriendo.
– Entonces, ¿qué eres?
– Philsexual.
– Ni siquiera sé cómo te aceptaron en esta escuela, ¿sabes? – El pelinegro no pudo decir otra cosa porque Dan ya estaba sobre él.
Phil veía con atención al chico sobre él. Su rostro era la combinación perfecta entre sexy y adorable. Perfecto.
Sus ojos cafés brillaban con intensidad y su sonrisa era enorme y hermosa, como los hoyuelos en sus mejillas.Estaban tan cerca que sus narices casi se tocaban.
Dan sonreía ante la persona que estaba debajo de él. Era hermoso, sus ojos azules eran preciosos, los más bellos del mundo entero. Su piel era tan pálida como una hoja de papel que era aún más hermoso cuando estaba sonrojada... Justo como ahora.