*Un mes después*
Eran ya finales de noviembre; ninguno de los dos chicos había vuelto a tener un problema con Zoe Sugg, pero ella no era lo único malo.
Para Phil, Dan seguía siendo la persona que más quería en el mundo... Ya no estaba seguro si el castaño pensaba lo mismo de él.
Dentro de su habitación era la persona más romántica y linda de todas; pero fuera, en público, no le tomaba de la mano, no lo abraza, no lo besaba... Apenas y le dirigía la palabra.
El ojiazul comenzó a sentir que a Daniel le daba vergüenza estar en público con él, ¿Qué otra cosa podría ser? Tal vez, el más alto era lindo con Philip cuando estaban solos porque no le quedaba otra opción... Tal vez ya ni siquiera lo quería. Tal vez su felicidad sólo había durado un mes.
Tal vez debería terminar con eso de una vez por todas para no sufrir. Daniel debía decirle qué estaba pasando. Si la respuesta era una mala, no había nada más para hacer. Aún así, eso no sanaría el corazón roto que tendría.
Pero había algo que el pelinegro no sabía.
Dan simplemente estaba tratando de protegerle.
Si Zoe no los miraba hacer algo en público, no haría nada para humillar o lastimar a su bebé.
Le partía el corazón ver cómo reaccionaba el pelinegro cada vez que era distante con él. Y, aunque le encantaría decirle a Phil por qué lo hace, sabía que él se molestaría... No le gustaría verlo molesto con él o algo por el estilo.
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El castaño había salido a la lavandería del dormitorio.
En la habitación sólo estaba Phil.
Su teléfono comenzó a vibrar; el número de su madre aparecía en la pantalla.
- ¿Hola? -Preguntó.
- ¡Philip, mi amor! -Saludó su mamá al otro lado de la línea.
- Hola, mamá.
- ¿Cómo estás, cariño?
- Muy bien mamá, ¿cómo está todo en Manchester?
- De maravilla, te extrañamos, hijo. Estábamos pensando tu padre y yo, que sería lindo si nos vinieras a visitar estás vacaciones de navidad.-Phil sonrió ante la idea de estar con su familia.
- ¡Me encantaría, mamá! Allí estaré.
Siguieron hablando por un tiempo hasta que su madre dijo:
- Philip, hijo. Llevamos tiempo hablando por teléfono, ¿sabes? Y desde a principios de octubre, suenas muy feliz. Demasiado para ser exacta
Cuéntame, ¿enamorado?
El ojiazul rió nerviosamente.
- Eso me lo dice todo, cariño. Dime, ¿quién es la afortunada?- No hubo respuesta de parte de Phil. Había olvidado por completo contarle a su madre sobre Dan.- ¿Phil?- Volvió a decir su madre, pero el pelinegro no volvió a contestar.- No es una chica, ¿cierto?- Le quitó las palabras de la boca.- Tu silencio dice más que mis palabras, cariño. Escucha, hijo... Si es un chico, no importa, ¿sabes? Ni tu padre ni yo te vamos a juzgar por tus gustos. Si tú eres feliz, entonces nosotros también. Pero, ¿por qué no nos lo dijiste antes?
