Cap 2: Profesora nueva

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Pov Lauren
Lauren observó con repulsión a través de la gran ventana de aquel lujoso restaurante; cada mesa estaba cubierta por un mantel de tela que no conocía y de un color que jamás había visto en su vida. Sobre él, contó velozmente la cantidad de ocho tenedores, ocho cuchillos y seis tenedores que brillaban a la luz del sol que le golpeaba la espalda. Un lujo totalmente innecesario pero que ella deseaba poder dárselo alguna vez en su vida.
Estiró su mano hasta tocar el limpio cristal y rasguñarlo hasta sentir el sonido insoportable que sus uñas lograban; escuchó los reclamos de las personas que pasaban a su lado pero continuó con su labor hasta lograr soltar una lagrima. De frustración, de dolor y de miedo.
- ¿Qué haces aquí? Te estuve buscando toda la mañana- su madre llegó hasta ella con molestia en su voz. En realidad, a sus cortos diez años, nunca escuchó de otra manera a esa mujer-
- Tengo hambre- respondió ella aferrando a Pony, su conejo de peluche, contra su pecho-
- No me importa, este lugar no es para que andes sola- sintió la mano de su madre tomarla violentamente por su brazo y arrastrarla hasta el otro lado de la calle- Te he dicho miles de veces que no salgas de casa sin mi permiso-
- Pero me duele el estomago, mamá
- No tengo dinero para un médico mucho menos para comprarte algún remedio. Recuéstate un momento- al llegar a la pequeña habitación que compartían con una compañera de trabajo, la mujer la soltó arrojándola sobre el viejo y arruinado sillón-
- ¿Hoy puedo ir a la escuela?
- No. Trabajaré hasta tarde y nadie podrá ir en tu búsqueda
- Pues me vengo caminando.
- ¡Ya dije que no, Lauren! Haz caso niña.
Esa fue la última vez que escuchó algo proveniente de su madre. Esa misma noche, tomó una vieja campera de Alice, la amiga de su madre, la abrió en toda su contextura y guardó allí dentro sus únicos objetos importantes: Pony, una remera que aun no había estrenado y una pequeña estrella de madera. Ató la prenda imitando un bolso y lo cargó a su hombro sin problemas.
Al día siguiente, supo lo que era mentir para llegar a un nivel superior de donde estaba. Para llegar a lo mínimo de la vida.
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- ¿Así que estás perdida?- le preguntó un hombre mayor vestido completamente de color azul y lo que ella supo era un policía-
- Si. Mamá murió y papá ya no regresa a dormir a casa. Unos señores la tomaron y yo tuve que irme
- ¿Dónde vivías antes?
- El Bronx
- ¿Sabes a dónde estás ahora?- ella negó con la cabeza observando la caja de rosquillas que reposaban en la mesa junto a una taza de café- ¿Tienes hambre?
- Aja
- Sírvete las que quieras. Enseguida regreso....Oh, por cierto- volteó él antes de irse y descubrirla con la cara llena de azúcar- Esto es Lima- susurró para él mismo saliendo completamente de la habitación.
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Dos días después, se vio obligada a convivir con otras niñas de su edad en lo que le dijeron era un internado de niños huérfanos. Su rostro nunca apareció en los noticieros locales en su búsqueda por lo que supuso su madre debía estar feliz de ya no tener que cargar con ella.
Pasó un mes y ella solo salía de su cama para comer, hacer sus deberes, bañarse y volver a la cama. Actividades que luego se repitieron por casi un año.
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- Bien niñas, hoy llegó el día especial para muchas- Jane, una mujer de unos cincuenta años les habló mientras terminaba de arreglar sus uniformes- Ahora vendrán a visitarlas personas muy importantes. Pórtense bien porque ellos serán sus papis. "Papis"- repitió ella mentalmente, como si el diminutivo quitara el malestar que sentía bajo su estomago.
Ella y sus compañeras formaron una fila, las catorce se quedaron frente a un grupo de personas adultas y casi todas con su pareja. Jane les preguntó a los mayores con qué niña querían entablar una conversación y cada uno tomó a una niña de la mano, pero ella se soltó cuando una pareja la acaricio con cariño y la llamaron por su nombre. El miedo a sentir afecto la hizo rechazarlos las dos veces seguidas que luego fueron solo por ella.
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- En casa tenemos muchos dulces, Lauren- Michael le corrió tiernamente un mechón de pelo y lo acomodó tras su oreja-
- Michel, déjala. Irá con nosotros cuando quiera.
-Pero Clara...
-Vamos- observó como el hombre que estaba de pie le tomó la mano a la mujer y salieron juntos del hogar. Ella se cruzó de brazos hasta llegar a su cama, era la única niña que ocupaba ese lugar, las demás ya vivían en su nueva casa.
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- Él es Robert, mi hermano, y ella es su esposa junto a sus hijas. Tienen tu edad por lo que podrán jugar juntas cuando vengan de visita- Michael la sentó cómodamente sobre el sillón de su living para mostrarle fotos de su álbum familiar. La adopción había sido un proceso difícil, pero, ahora, él y su esposa tenían una hija de doce años- ¿Sabes leer, Lauren?
- Si. Alice me enseñaba después de que limpiara mi cuarto- ellos le sonrieron con ternura. A Lauren no le agradaba hablar, pero cuando lo hacía tenía una especial manera de hacerlo-
- ¿Quién es Alice?
- Oh... eh, una vecina. No se llevaba bien con mamá ni con papá, pero era muy buena conmigo.
- ¿Quieres cenar?- ella les dedicó una sonrisa antes de salir directo a la cocina-
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- ¿Qué es eso, Drew?- le preguntó Lauren una mañana que descubrió a su mejor amigo, junto a Keaton, bebiendo algo de una botella totalmente cubierta-
- ¿Jugo?
-Dame eso- le arrebató el recipiente llevándolo hasta su nariz- Cerveza
- Si ¿qué tiene de malo?
- ¡Que tienes trece! - Drew Chadwick vivía al lado de su casa, por lo que formar una amistad con él fue inevitable. Con él también llegaron Keaton y Weasley, él hermano de aquel chico que no hacía más que invitarla a salir y le tomaba la mano descaradamente- Le voy a decir a papá así habla con tu mamá
- ¡No, Lolo! No hagas eso- se puso él rápidamente de pie y le impidió la salida a amiga- Por favor
- Entonces no vuelvas a tomar.
-Pero Lolo, es deliciosa
- ¡Claro que no!
- ¿La has probado?- la desafió Keaton a sus espaldas con una lata en mano. Ella giró los ojos y luego volteó a verlo-
- No, pero papá la toma los fines de semana y huele horrible
- Huele- se acercó Keaton hasta ella- pero sabe excelente- colocó la bebida frente a sus ojos dándole a entender lo que tenía que hacer. Con seguridad, Lauren la tomó entre sus manos y le dio un trago. Luego otro, y otro hasta que la lata quedó completamente vacía.
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Ingresó esa mañana al McKinley como acostumbraba, con su gorro sobre su cabeza aplastando su pelo suelto, su mochila casi vacía al hombro y una bolsa de papel que contenía su almuerzo. Pensó en sus padres mientras apretaba el papel madera entre sus mano. Dentro del Instituto era una persona completamente distinta a la que presentaba frente a ellos. Y ellos no tenían por qué enterarse.
En la puerta de entrada, regresó al recordar lo que contenía su mochila y que, si Cowell la descubría, seguramente se armaría un problema. Tomó el paquete entre sus manos y lo escondió tras un pequeño árbol que se mantenía alejado de los estudiantes. Al volver su vista al frente, observó como una mujer, apenas un poco más grande que ella, bajaba de un lujoso auto y caminaba hacia la entrada con un maletín en mano. Esperó que la muchacha entrara y ella la siguió apenas de cerca pero tratando de no ser descubierta. Tal vez aquella castaña lo había hecho, porque aceleró sus pasos y la vio perderse tras la oficina de Cowell.
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- Si fumas dos seguidos, te doy mi colección de cd's de Blink-182 - habló Drew tratando de perder tiempo dentro del salón.
- ¿Completa?- escuchó esta vez a Keaton. Ella caminó hasta el último banco, el suyo, y se sentó sobre la mesa a observarlos-
- Pues si, idiota ¿trato?- antes de responder, Keaton había encendido un cigarrillo y comenzaba a fumarlo de manera rápida. Drew se levantó de su silla con su cigarrillo a medio terminar-No tires eso, aun se puede usar
- No seas idiota Keaton, ya lo fumaste, ya no sirve- le recordó Weasley. Minutos atrás a su hermano y cuando el Drew habían comenzado con ese cigarrillo-
- Weasley, cierra la boca- Lauren ahogó una risa al oír a Drew y observándolo arrojar el papel de fumar al tacho de basura- Tu ni siquiera sabes fumar
- Porque quiero cuidar mi voz para ser un gran cantante - se defendió Weasley con la voz quebrada y al borde de las lágrimas-
- Porque quiero cuidar mi voz para ser un gran cantante- ella movió la cabeza con diversión. Drew nunca trataría bien a nadie. A excepción de ella-
- ¿Alguien sabe de la profesora nueva que tendremos mañana?- preguntó Dinah mirándola directamente a ella. Iba a responder algo pero Drew se le adelantó-
- Sí, yo sé algo- ella suspiró imaginando lo que el chico iba a decir- si es joven, estará en mi cama como la anterior- no era un secreto para ellos que Drew sedujera a cada una de sus profesoras y, de alguna manera u otra, ellas acababan en su cama. Estaba segura que esta nueva profesora, no podría escapar de eso. Acompañó las risas de sus compañeros perdiendo su vista hacia fuera cuando descubrió a alguien tras la puerta. Por su cabello, castaño y cayéndole por los hombros de una manera delicada, y su maleta, Lauren supo que se trataba de la chica del día anterior. Molesta por la manera en que los observaba sin discreción, advirtió a su amigo-
- ¡Drew!- gritó ella y todos se callaron. La castaña volteó a verla y ella le sonrió con ironía tras su pelo aunque la otra no pudiera verla- Cierra la boca, aquí fuera hay alguien que nos está espiando- escuchó los ruidos de las mesas moverse y luego a Drew y Keaton del otro lado, frente a la chica-
- ¿Tu quién eres?- preguntó Keaton pero ella no escuchó respuesta-
- Uff, que importa hermano, está muy buena- iba a reír para hacer sentir mal a esa intrusa pero Cowell llegaba hasta ellos en su rescate-
- A su salón ¡Ahora! - escuchó los murmullos de su compañeros, incluidos los de Drew que no dejaban de decirle o buena que estaba la muchacha y lo que le haría si lo encontrara sola otra vez- ¿Conociendo a tus futuros estudiantes?- la pregunta del director reclamó su atención por lo que coló aun mas su cuerpo pro la ventana-
- ¿Cómo?- escuchó la voz de aquella desconocida e inconscientemente se lamió los labios-
- El viernes es su primera clase con ellos. Yo que usted tomaría unas clases de defensa personal antes
- ¿Cómo?- volvió a escucharla y ella volvió a lamerse sus labios-
- Nada... ¡Para ti también, Jauregui! ¡Ve adentro!- 'estúpido viejo', pensó ella antes de cerrar su puño dejando su dedo medio levantado. Después de eso, cerró la ventana y se acercó a sus compañeros.
- ¿Listos para hacerle la vida imposible a nuestra nueva profesora?- Cuando los gritos de sus amigos le dieron la respuesta afirmativa que buscaba, comenzó a dar las órdenes para el día siguiente. Esa mujer, al igual que todas que llegaban, solo debería durar un día con ellos. No más. 



Lenguaje del Amor (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora