Cap 28: Como un diamante

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Todo había pasado tan rápido que Lauren no tuvo otro remedio más que continuar sonriendo: el día de la cita había llegado.
Aquel lunes que llegó a su casa y su padre le dio la noticia de su semana de vacaciones supo que era una señal para algo bueno. A la noche, Clara preparó una parrillada con todos sus compañeros de trabajo, incluido el dueño y el gerente de la clínica, y fue ella misma la que se ofreció a acomodar el desorden que provocaría dicha reunión. Obteniendo así, además de una mirada dudosa de Michael, nada más y nada menos que 150 dólares.
Salto de emoción al momento de recibirlos e inmediatamente los guardó evitando perderlos porque sabía el destino que a esa suma significante le esperaba: darle la mejor impresión a Camila de sus propios actos. No se había puesto a pensar que implicaba aquello de limpiar voluntariamente pero se tiró de cabeza a su decisión porque por el momento no tenía otra donde aferrarse.
Hasta que Drew, esa noche de la parrillada, comenzó a hacerle preguntas raras como "¿Qué pasó con la profesora después del abrazo? O "¿Por qué te quedaste con ella y no conmigo cómo lo haces siempre que te sientes mal?". Preguntas y acusaciones que ella excusó con celos pero que la hicieron temblar por miedo a ser descubierta. Debía entonces comenzar a cuidar más sus actos y no descuidar los compartidos con Drew, el chico era demasiado inteligente a la hora de leerla y un simple silencio le diría a él toda la verdad.
- Entre la profesora y yo no pasó nada y... dudo que vaya a pasar- agregó sin molestia porque Drew al final de cuentas sabía de su gusto por la profesora. Pero nada más- Ella es... me trata como al resto- Le aseguró paro no decirle lo que sus deseos interiores le reclamaban a gritos expresar. Tenía que admitirlo, estaba viviendo demasiadas emociones que la hacían feliz y quería compartir con su mejor amigo, sin embargo, aún no podía. Camila se lo pidió y lo último que deseaba era molestarla o, aún peor, terminar con lo que acababan de comenzar.
Debía aguantar un poco más, o tal vez mucho, y cargar con esa felicidad sola hasta que las cosas se vieran estabilizadas o al menos con un rumbo fijo. Que contradictorio era eso del amor; se necesitaba a alguien para ser feliz pero a alguien más para que te aconseje.
Suspiró con desdén y movió la cabeza despegando esa única tristeza que la molestaba. Estaba segura que cuando Drew supiera toda la verdad no solo se sorprendería sino que la apoyaría sin medir consecuencias e ignorando, a su modo amenazante, a los que dijeran algo.
Sí, definitivamente necesitaba el oído de su mejor amigo pero no se comparaba a la necesidad de lo que estaba por venir.
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El miércoles, cuando su clase con el molesto profesor de matemática terminó, caminó de forma segura y ansiosa al salón donde Camila debía estar preparando su maletín para marcharse. Sonrió bajó el marco de la puerta y, al ver que la profesora estaba sola, se acercó después de cerrar la puerta y se aferró a su espalda de manera cariñosa. Camila respondió con un pequeño susto pero se aferró a sus manos sobre su abdomen y las acarició un momento.
Su corazón rebotó de alegría cuando le susurró algo contra su oído y la profesora contestó con un suspiro.
- Voy a besarte- le advirtió sin demoras volteándola rápidamente y capturando sus labios con ansiedad y dominio. Camila, como nunca antes en el Instituto, rodeó su rostro con las manos y le devolvió la misma respuesta emocional sin espera. Pudo sentir el escalofrío de la profesora cuando pasó la lengua por su labio inferior cargado de brillo y olor a frutilla que saboreó por unos segundos. Camila se recargó contra el escritorio antes de que ella avanzara por más-
- Lauren qué...
- Este viernes, después de nuestra última clase... ¿Me esperarás a las afueras de Lima?
- ¿Estás segura?
- Completamente- aseguró la castaña volviendo a acortar la distancia y atrapando el cuerpo de Camila contra el de ella- Ya deseo que sea viernes- le susurró contra su mejilla antes de dejarle un sonoro beso y desaparecer de su vista tan rápido como había sido el encuentro.
Camila solo se quedó allí, de pie, recostada sobre la mesa esperando por un poco de aire que la devolviera a la realidad y que en nada consistiera retrasarse por Lauren. Al menos no por ese día. Se mordió el labio y una risa oprimió su pecho: el día de la cita con Lauren había llegado.
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"...Brilla como un diamante...
...Brilla como un diamante..."
Escuchó Lauren por lo bajo la canción que sonaba entre las paredes de su cuarto. Había encendido la radio minutos atrás antes de ducharse y, ahora que comenzaba la búsqueda por el atuendo adecuado, unas palabras de aliento la hacían entusiasmar más.
El encuentro fuera del ámbito habitual con Camila le crispaba la piel de nervios y le aceleraba la respiración de la ansiedad. Tuvo que quedarse de pie un momento frente a la cama y costado a su placard de ropa solo para cerciorarse de que sí, estaba pasando. La libertad de besar a Camila sin problemas y por más tiempo iba a ser una vivencia que no iba a quitárselo nadie ni ella iba a regalar.
Recordó entonces que Camila fingía un noviazgo con ese tal Harry y no pudo evitar lanzarse de cara sobre el colchón con frustración. Más le valía a ese tipo no interrumpir el momento ni mucho menos vivir con la profesora porque estaba segura que Camila iba a descubrir un lado de ella algo desagradable y que solo le traería problemas. Suspiró, los celos no deberían aparecer aún.
Se levantó pesadamente de la cama y fue cuando se dio cuenta que no podía salir de su casa con el vestido que había elegido para la ocasión. Aún en ropa interior, se pasó por su habitación buscando un bolso dónde guardarlo y esconderlo de la vista de sus padres o de alguien conocido que pudiese encontrar en el camino. Terminó por vestirse con algo diario y salió de su cuarto. Rió mientras bajaba las escaleras porque después de la clase de literatura abandonó el Instituto para prepararse con tiempo. Estaba segura que Camila iba a reclamarle la huida pero eso era lo que menos importaba. Se lo explicaría en algún momento si lo recordaba.
- ¿Otra vez sonriendo sola?- le preguntó Clara desde el sillón. Llegó hasta ella solo para dejarle un beso en la cabeza y caminó hasta la puerta-
- Recuerda que vuelvo mañana. Y no te preocupes, me cuidaré
- ¿Segura que no quieres que te lleve? Busque por Internet el nombre del campamento y no apareció por ningún lado
- ¡mama!- le reclamó ella alterada ¿Y ahora con se excusaba?- Te dije que es un campamente solo para... eso- Clara giró los ojos-
- Pues antes de que vengas con la mente limpia solo traerás una chica bajo el brazo. Esos campamentos para no enamorarse no sirven, hija
- Estoy perdiendo tiempo valioso...Me voy, Marissa y su mamá me esperan- mintió con el primer nombre que se le vino a la cabeza-
- ¿Jennel va?
- No lo sé- respondió con molestia volteando para abrir la puerta- ¿Por qué lo preguntas?- preguntó observándolo rápidamente-
- No compartan habitación así no haces algo de lo que puedas arrepentirte
- Me voy... Te quiero
- Yo también ¡Diviértete!- logró gritarle antes que Lauren cerrara la puerta y comenzara a caminar lejos de la casa.
Y luego lejos de todo.
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La caminata hasta la salida de Lima la dejó algo exhausta pero nada que una botella de agua no pudiera solucionar. Bebió casi todo el líquido en cuestión de segundos para después sentarse a un lado de la carretera. Tomó su celular, Camila debió haber salido del Instituto apenas cinco minutos atrás por lo que tardaría unos diez o quince en llegar a ella.
Cruzó sus piernas dando las rodillas contra el asfalto para calmar las ansias. Cada vez que observaba la hora había pasado un segundo del segundo anterior. Frunció los labios, los mordió y acarició su cabello suelto ¿Cuánto más debía esperar? A sí, al menos trece minutos.
Estiró las piernas pero luego terminó elevándolas a la altura de su pecho. Once minutos. Tal vez más. Quitó otra vez el celular de su pantalón para tomar una foto del hermoso paisaje verde que se encontraba frente a ella pero sus manos se movían tan frenéticamente que era imposible manejarlas. Guardó el móvil como pudo y continuó esperando.
Una camioneta se detuvo frente a ella y su pulso se aceleró, estaba en problemas si alguien la reconocía.
- Hey, linda ¿te llevo a algún lado?- giró los ojos cuando un muchacho bajó la ventanilla y le preguntó con voz seductora-
- No. Sigue tu camino- respondió seriamente sin mirarlo a la cara-
- Ya, castaña. Sube y pasamos un rato juntos.
- Además de idiota, sordo. Lárgate de aquí, estoy esperando a alguien
- A ver, linda- continuó el chico abriendo la puerta de su automóvil y quitándose el cinturón de seguridad. Lauren se puso de pie inmediatamente- A quién esperas que pueda hacerte pasar un mejor momento que yo ¿ah?- intentó el chico estirar su brazo para acariciar su mejilla cuando una mano lo detuvo fuertemente-
- Lauren, sube a mi auto- Había esperado de manera desesperada a Camila y cuando llegó ni siquiera lo había notado. La profesora le dio la orden entre dientes y sin dudarlo la obedeció. Cuando Camila vio que Lauren ya se encontraba en su mini Cooper y con cinturón de seguridad regresó su vista al chico- No sé quién eres ni me importa si se conocen...No vuelvas a insistir si te dice que no- terminó con molestia arrojándolo al interior de su camioneta nuevamente.
Escuchó un quejido del chico y luego los neumáticos chillar con más enfado del que seguramente él se había quedado.
Cerró la puerta de su lugar que apenas abrió cuando vio a Lauren en esa situación y casi corriendo llegó hasta ella. Se echó contra su butaca molesta consigo misma. Había expuesto a la castaña a una situación que si hubiera llegado a mayores jamás se lo hubiese perdonado.
Lauren pareció percibir lo que pasaba por su mente que apoyó su mano sobre su muslo y enterró sus uñas llamando su atención. Volteó a verla y la castaña le regaló una sonrisa.
- ¿Lo conoces?- 'Perfecto' se dijo a sí misma. Antes de preguntar si Lauren estaba bien sus celos salieron a flote. Se apretó al volante cuando la castaña negó con la cabeza- ¿Estaba molestándote?
- Solo preguntó si necesitaba un aventón.
- Estaba molestándote
- Camila- la llamó Lauren moviendo la mano sobre su muslo- Camila, mírame...Estoy bien- le aseguró rodeando el rostro de la profesora con ambas manos e inclinando su cabeza para dejarle un corto beso en los labios- Estaba esperándote- susurró uniendo sus frentes y sin separar sus bocas-
- Aquí estoy- murmuró Camila enredando sus dedos en el suelto cabello de la castaña para atraerla hacia sí y volver a besarla. El molesto cinturón de seguridad intentaba alejar a Lauren cada vez que se estiraba por lo que lo desprendió con su otra mano y, atrapando a la castaña por la cintura, continuó besándola aún cuando el aire le hacía falta- Estás muy linda- le dijo cuando finalmente se separaron pero aun acariciando su cabello-
- No mientas. Me cambiaré luego- le dijo Lauren alzando su bolso pero con la vista fija en los labios de Camila- ¿Podemos irnos?
- Ajá- le dijo Camila sin moverse por lo que Lauren volvió a atrapar sus labios ágilmente y la hizo reaccionar. La profesora sonrió y, después de que se colocaron el cinturón de seguridad, finalmente pisó el acelerador y abandonaron Lima.
Lauren bajó la ventanilla para que su cabello volara con libertad. Camila encendió la radio y comenzaron a hablar como si conocieran de toda la vida.
Lauren sacó su cabeza al otro lado solo una vez y para observar el magnífico día que las acompañaba. El calor comenzaba a ser agradable para ese mediodía y la compañía de Camila incondicional.
Las risas de Camila por sus bromas se escuchaban mejor que la música del auto, las bromas de Camila sonaban mejor que las de ella y los cantos de ambas sonaban como una canción de amor que nunca pasa de moda.
Afuera, el sol brillaba más que nunca.
Adentro, los ojos de Camila brillaban más que nada.
Afuera y adentro o en cualquier lado, nada brillaba más que ella.


Lenguaje del Amor (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora