Cap 34: Cuando la máscara se cae

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Camila suspiró rogando porque esa sea ya la última vez. Su celular sonaba entre sus manos por una llamada de su madre y había recibido varios mensajes con "Quiero que vengas a cenar a casa con tu prometido". 'Perfecto', pensó con ganas de golpear el aparato contra su frente, Sinu seguro ya se imaginaba una futura boda y allí mismo los nietos que tanto deseaba.
Arrojó el teléfono al otro sillón y se recostó en el que estaba sentaba pero el móvil volvió a sonar. Escuchó como la llamada se cortó e inmediatamente volvió a sonar.
- ¡Dios!- gritó tapándose el rostro con un cojín y escuchando como la llamada se volvía otra, otra y muchas más- Avanza- le sollozó a su reloj de muñeca. Apenas eran las 8.30 y necesitaba que fuesen las 10 para estar en el Instituto y así sentirse distinta y libres de problemas.
Pero mientras tanto, la suerte no estaba de su lado y el teléfono continuó sonando.
Se levantó con fuerza, tomó sus cosas y salió dejando un fuerte portazo tras ella.
Finalmente se alejó de la casa caminando con total lentitud y llegó con la misma energía al Instituto.
Pero la suerte seguía a kilómetros de ella.
Llegó al McKinley y allí en la entrada casi se detiene con violencia al ver a Jennel hablar a solo centímetros de la boca de Lauren. Se aferró a su maletín y comenzó a dar cortos y lentos pasos y pasó al lado de ellas con la mirada al piso.
Las observó de reojo cuando el perfume de Lauren la invadió solo para molestarla y continuó su camino. Suspiró aliviada pero sintió ganas de llorar cuando la puerta del salón de Jennel se encontró frente a sus ojos. Sonó el timbre y finalmente ingresó en el.
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La hora con esa clase fue asquerosa y totalmente rara. No entendía por qué ni para qué Jennel la observaba desde su banco con una mirada superior y altanera que a ella solo la ponía nerviosa; nervios que la evidenciaron con un tartamudeo varias veces al responder dudas de otros alumnos, la mano moviéndose fuertemente cuando intentaba escribir en la pizarra y el tan vergonzoso hecho de bajar su vista cuando la alzaba y la de la castaña estaba sobre ella.
No debía sentirse ni mucho menos demostrar esa incomodidad pero no podía hacer lo contrario. Se preguntó si Lauren o ella estaban siendo descuidadas y no encontró siquiera un 'tal vez' como respuesta.
Tal vez solo eran paranoias suyas.
- Pueden salir- dijo con una sonrisa cuando el timbre marcó el fin de hora y todos rápidamente ya buscaban la puerta para el receso.
Excepto Jennel. La chica se quedó en su lugar, sentada completamente derecha, ambas manos sobre su banco, las piernas correctamente ubicadas en su lugar y los labios fruncidos con aquella mirada molesta sobre ella.
Camila se levantó, guardó sus cosas con total tranquilidad y la voz de la chica la detuvo apenas dio un paso. Volteó a verla y ahora la encontró con algo similar a una sonrisa. Pero nada agradable.
- ¿Perdón?- preguntó sorprendida cuando la chica hizo una pregunta-
- ¿Qué si usted tiene novio?¿Lo tiene?
- Eh, sí...Sí, Jennel ¿por qué?
- Por nada- y ahora sí la vio sonreír sinceramente y desaparecer por su lado cuando buscó la puerta.
Ella apretó su maletín y salió de allí también.
En cada paso que daba buscando la salida cientos de cosas pasaron por su mente. Negaba con la cabeza intentando convencerse: no, ella y Lauren no estaban siendo obvias por lo que nadie debería sospechar de alguna.
Y encima faltaban dos días para esa fiesta que con un poco de extorsión y besos Lauren la convenció de asistir.
Tal vez lo mejor era dejar esa idea a un lado.
- Hola-
- ¡Lauren! Dios, me asustaste- murmuró tocándose el pecho demostrando los nervios más que antes-
- Lo siento, pero venias distraídas ¿estás bien?- se acercó Lauren invadiendo su espacio personal y ella observó tras la castaña, algo alejada y recostada sobre un árbol, a Jennel con los brazos cruzados y aquella mirada que estaba empezando a temer. Retrocedió unos pasos y Lauren frunció el ceño intentando volver a eliminarlos- ¿Qué te pasa?
- Nada, estoy ¿qué necesitas?
- Un beso no vendría nada mal asique...
- ¡Lauren!- la detuvo ella con una mano en el hombro y enojada. Estaban a la vista de casi todo el Instituto y la castaña no parecía notarlo- ¿Qué crees que estás haciendo?
- Tranquila- dijo la castaña con una sonrisa y regresando pasos atrás- oye no soy idiota- se zafó con violencia del agarre cuando Camila la apretó y continuó alejándola- solo era una broma... ¿por qué estás así?
- Estabas por hacer algo que no...
- ¡Ya te dije que era una broma!... Dios, no se puede contigo- murmuró la castaña antes de salir hacia el patio frontal y Camila quiso golpear la pared. Solo le bastaron unos pasos a Jennel para interceptar a la castaña y ya la tenía abrazada por los hombros.
Sacudió la cabeza e intentó calmarse proponiéndose mentalmente no dejarse intimidar por aquella porrista que ya estaba jugando con sus sentimientos de mala manera.
Esta vez pasó al lado de ellas pero no las miró de reojo, apretó los labios cuando el perfume de Lauren molestaba con querer envolverla y solo volteó cuando estaba a un paso de abandonar completamente el McKinley descubriendo a Lauren estaba contra la pared observándola directo a ella mientras Jennel le decía algo y ponía mala por no ser escuchada.
Quiso sonreírle pero los celos estaban pesando cruelmente por lo que volvió su mirada al frente y finalmente se alejó.
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- Mamá, ya te dije que Harry no puede asistir a esa cena está ocupado con su trabajo... ¿cómo crees? No voy a pedirle que lo deje por mí - Camila giró los ojos mientras hablaba por teléfono con su madre. Hacía más de una hora que había llegado y creyó que disiparía la molestia con una charla con Sinu. Otra mala opción tomada ese día- Aún no nos hemos comprometido, no exageres...No lo sé... ¡No!, no hables con él sobre el tema...Dios santo, mamá tengo que colgar. Cosas del trabajo ¿por qué va a ser?...Está bien. Un bes...- se mordió el labio y retiró el aparato de su oreja.
Su madre nunca escuchaba los saludos finales por lo que mucho menos se los devolvía.
Estaba por dejar el móvil fuera de su alcance cuando llegó un mensaje, era de su supuesto novio: "Acabo de hablar con tu madre, propongamos una cena antes del fin de semana para que nada se salga de control. Un abrazo"
Suspiró y se echó sobre el sillón: era tal vez la excusa perfecta para no ir a aquella fiesta. Cerró los ojos y acomodó las manos sobre su abdomen ¿cómo actuaría Lauren si le cancelara a último momento?
Abrió los ojos cuando escuchó que golpearon varias veces la puerta. Supuso y una corazonada le dijo que solo se trataba de Lauren, seguramente ya había salido de sus clases y antes de almorzar pasó por allí. En ese momento le dio igual, no quería hablar con ella en ese estado.
La puerta continuó siendo golpeada por lo que se tapó el rostro con el mismo cojín de la mañana y lo mordió para no gritar si era ella y si lo era que pasara. Los golpes se detuvieron y esperó unos segundos. La suerte aún seguía alejándose de ella:
- Se que estás ahí...- escuchó la voz completamente calma de Lauren del otro lado y se quitó la almohada para oírla mejor resistiendo a la ansiedad de abrir la puerta- nada... solo quería pasar a decirte que no me gusta cuando discutimos sin razón o por algo estúpido. Me disculpo si crees que fue mi culpa. Pero yo confío en ti y te digo cuando las cosas andan mal ¿es muy difícil que tú hagas los mismo? Por cierto, acabo de encontrarme a Richard, el cartero y me dio una carta para ti. O para la casa...Aquí la dejo- dijo la castaña y ella se inclinó sobre el sillón observando como un sobre blanco pasaba por debajo de la puerta- Nos vemos el viernes, Camila- un último y suave golpe y Camila no escuchó nada más.
'Hasta el viernes' había dicho Lauren, eso significaba que no pasaría a verla al día siguiente o más tarde. Se levantó cargada de molestia, tomó el insignificante sobre y lo abrió con brusquedad. Un papel blanco con dibujos y algo escrito iba directo para ella:
"La señora Cleveland siempre me aburre en sus clases asique me puse a hacer algo entretenido....Hola, Camila, supongo que algo pasa hoy por tu linda cabeza porque no me sonreíste como siempre ¿o acaso estás enojada por algo que hice? Perdón por lo del pasillo pero era cierto, solo era una broma. No tenía pensado besarte ahí...no con tanta gente dando vuelta ¿Estás preocupada por otra cosa, entonces? Tal vez deberíamos hablar y tú deberías comenzar a contarme de ti porque a mí también me encanta escucharte. Iré a tu casa cuando salga de aquí y hablaremos ¿puede ser? Aunque no tiene sentido que te lo escriba porque ya habríamos hablado y quiero ese beso que no me diste temprano. Por si lo olvido cuando hablemos, el viernes llevaré la máscara personalmente a tu casa antes de la fiesta y deberás ponértela antes de entrar al Instituto. Nada más, que tengas un buen día, Camila.
P.D: Te molesta Jennel ¿cierto? Me encanta...tu, no ella...Tus celos.
Un beso, Lauren"
Terminó de leer y quiso abollar el papel porque estaba avergonzada: Lauren suponía su molestia y así mismo la continuaba. Pero no podía contra la personalidad de Lauren, aquella que solo la envolvía más en ese círculo en el que cualquiera que entre debería salir al instante para no apostar a tener o perderlo todo. Porque tener a Lauren cerca y de una manera distinta a sus otros alumnos era eso: un riesgo que la dejaría con todo o totalmente a la deriva sin nada.
Leyó la posdata una vez más y comenzó a sonreír: Lauren no sentía nada por Jennel pero el problema era al revés, porque Jennel si lo hacía por la castaña y era eso lo que la asustaba.
Jennel era astuta, observadora y de temer, siempre le recordó a sí misma porque ella fue igual en su paso por el Instituto pero ahora era una profesora, estaba en otro nivel y no debía siquiera fantasear con la idea de ponerla en su lugar, no cuando de intereses personales se trataba.
Inconscientemente llevó la carta a su rostro y le dejó un suave beso sobre el corazón grande que adornaba el final y luego la dobló guardándola otra vez en su lugar y caminó hasta su cuarto.
Solo lo notó a la mañana siguiente que había dormido con ella. Contra su pecho.
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El viernes de aquella fiesta finalmente había llegado y estaba a horas para que comenzara.
A la mañana cuando asistió para su clase con el salón de Lauren la castaña se sentó contra la pared en su costado izquierdo y casi no le dedicó mirada en toda la hora. Llevaba otra vez aquella gorra colorida, el cabello suelto y los auriculares mientras escuchaba seguramente algo de música.
Ella intentó concentrarse en las dudas que Zayn y Normani le cuestionaban y de poner orden cuando Keaton y Chadwick discutían con Weasley pero cada vez que tenía oportunidad solo miraba hacia el rincón. Con la estúpida gorra no distinguía los ojos verdes de la castaña por lo que se dedicó a mirarle los labios.
Sacudió un instante la cabeza y se sentó en su escritorio. Nunca había deseado que esa clase terminara tan rápido como ese día.
En la clase de baile fue igual. Lauren ni siquiera bajó las escaleras, se quedó sentada contra la puerta, en el último escalón y continuó escuchando música.
Ahora, había llegado a su casa, almorzado con tranquilidad y estaba esperando por la castaña. Lauren dijo que pasaría a dejarle la tal máscara y ella deseaba internamente que lo hiciera: necesitaba verla y hablar con ella cuanto antes.
Se sentó en el piso con la mirada fija en la puerta y sosteniendo sus piernas contra el pecho. Las dos de la tarde se hicieron las tres y avanzó cuatro horas más.
Para las ocho Lauren ni siquiera había dado rastros.
Se levantó con ganas de gritar y se encerró en el baño. Una ducha fría sin importar las consecuencias era lo que necesitaba en ese instante.
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- Oh... ¡Clara, ven aquí!
- ¿Qué sucede?
- ¡Ven! Mira nuestra hija que hermosa está- aseguró Michael con la voz de padre orgulloso mientras Lauren retocaba su cabello en el medio del living con un pequeño espejo en mano-
- Está igual que siempre- dijo Clara apareciendo con una cuchara de madera y una pequeña toalla colgada en su hombro- No, hoy aún está más hermosa, tienes razón
- Y tiene dos máscaras. Una para Jennel ¿cierto?- preguntó Michael con picardía-
- ¿Cómo sabes qué...¡Estuviste revisando mis cosas!...¡Mamá!- le gritó Lauren a Clara en su ayuda-
- Lauren tiene razón, Michael. No aprendes más. En su habitación sus cosas, deja de hurgar donde no te llaman. Cariño, ¿segura que no quieres cenar con nosotros?
- No ¡Dios! Miren la hora qué es ya debería estar saliendo- se quejó cerrando su gabardina color fucsia y repasando que sus zapatos de tacón color negro no tuvieran ningún desperfecto-
- ¿No dijiste que empezaba a las 9? - Preguntó Clara-
- Pues si
- Aún falta casi cuarenta minutos para eso...¿A dónde vas antes?- preguntó Michael y observó con desconfianza como Lauren escondía unas cosas más dentro de la bolsa de papel que iba a llevar-
- Les dije a algunos compañeros que iba a ayudarlos con los últimos detalles. Me voy ¡Los quiero!- gritó la castaña abriendo y cerrando la puerta con velocidad evitando que Michael siguiera preguntando - Bien, Lauren- se dijo a sí misma en un susurro mientras se quitaba los zapatos y los cambiaba por un par de zapatillas- Haz las cosas bien de una maldita vez-
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Camila salió de la ducha pasada las nueve, la hora debajo del agua pareció minutos pero los necesitaba, se envolvió en una toalla blanca y dejó que su cabello húmedo cayera por sus hombros mojándolos un poco más y a parte de su espalda.
Se recostó contra la pared al ver la hora y darse cuenta que Lauren nunca llegó y ya no lo haría porque seguramente ya estaba en la fiesta, disfrutando la música, la libertad del momento y los acercamientos de Jennel.
- Estúpida- se golpeó la frente a palma abierta. Discusiones sin sentido que las llevaban a ese distanciamiento innecesario, molesto y doloroso. Se impulsó hacia adelante y caminó hacia a la cocina- Oh, dios- corrió hacia la puerta al ver un sobre similar al de la mañana e inmediatamente lo leyó: "Abre"- De un ágil movimiento abrió la puerta y descubrió frente a ella, en el piso, una pequeña bolsa- Lauren- susurró recordando su estado casi desnudo e ingresando rápidamente con la bolsa, misma que contenía su máscara color roja y una pequeña bolsita llena de brillo para el rostro-
Corrió a su cuarto y comenzó a prepararse.
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Lauren ingresó al Instituto diez minutos después de lo establecido para los alumnos e inmediatamente buscó a Jennel con la mirada, sonrió cuando la reconoció a lo lejos bebiendo algo y se acercó a ella con velocidad.
- Hola, Jennel- le dijo contra su oído y la chica se colgó de su cuello en un efusivo abrazo-
- ¡Lauren! Sabía que vendrías. Estás hermosa- le dijo la castaña tomando su mano y haciéndola girar sobre sus propios talones deleitándose con el jean que la castaña llevaba y la ajustada musculosa que mostraba su pequeño pero bien formado dorso- ¿Quieres?- le dijo ofreciéndole otro vaso que Lauren rápidamente negó- ¿Tu máscara?
- A eso vine, ten- le dijo quitando dos máscaras completas de la bolsa que aún no abandonaba- una para ti y una para mi ¿te gusta?
- Oh, Lolo- dijo quitándose rápidamente la de ella y tomando la que la castaña le tendía- me encantan
- Ya sabes... esa, la tuya, debe estar pendiente de la mía- aseguró agitando la de ella antes de colocársela. Detrás de aquella cubierta rió. Nadie iba a reconocerla debido al descubierto solo de la boca y los ojos- Voy al baño- le dijo a Jennel y se alejó de ella perdiéndose entre la multitud.
Ingresó a los sanitarios y se encerró en un cubículo, se quitó el jean cambiándolo por una corta falda negra, se colocó nuevamente los zapatos y se cubrió otra vez con la gabardina.
Cuando salió y se colocó frente al espejo, apretó entre sus manos la máscara que le había mostrado a Jennel hasta romperla y tomó la que estaba dentro de la bolsa: aquel antifaz rosa que Camila quiso probarle en su casa y sonrió. Ahora solo faltaba que la profesora llegara.
Tomó una vez más su bolsa y salió de allí, pasó al lado de Jennel pero la chica ni la notó, rió por lo bajo y se alejó hasta guardar la bolsa en su casillero y regresó a la fiesta.
Le agradó sobremanera que más alumnos comenzaran a llegar.
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Camila subió las escaleras de la entrada del McKinley y se sintió algo incómoda, las miradas de algunos la devoraban y los murmullos de los chicos la avergonzaban. Se aferró a la punta trasera de su vestido para mantenerlo en su lugar y entró.
Eran apenas las 21:45 pero no pretendía llegar al horario de los profesores porque ni con el labial rojo que resaltaba sus labios más que nunca, ni el cambio de peinado o el brillo que adornaba sus mejillas estaba segura iba a pasar desapercibida.
Se acomodó a un costado sintiendo la música demasiado alta, la cercanía de todos por la cantidad que eran y con el miedo a flor de piel. Movió sus ojos desesperada tras su antifaz y buscó el de Lauren. Pudo distinguir la chaqueta personal de Jennel y se cercioró de que la castaña no estuviese cerca de ella. Estaba por suspirar con alivio cuando rodearon su cintura y la alejaron de todo ese gentío.
El perfume de Lauren, la caricia de la castaña sobre su cadera y su sonrisa de perfil mientras ella la observaba comenzaron a calmarla. Caminaron por la oscuridad del pasillo de los casilleros y lo atravesaron hasta llegar al salón más alejado. Lauren le abrió la puerta, la guió con una mano tras su espalda y cerró inmediatamente sosteniéndose en ella un momento.
Se miraron por unos segundos y sonrieron al unísono.
- Con que así te queda ¿eh?- bromeó Camila al ver por fin como adornaba el antifaz el rostro de Lauren - ¿Qué dices del mío?
- Ya te lo había dicho, te sienta perfecto. Gracias por venir
- No tenía nada mejor que hacer...- dijo Camila observando lo que la oscuridad le dejaba ver el tapado de la castaña. Se mordió labio ¿tenía las piernas descubiertas, acaso?-
- ¿Leíste la carta?
- Aja
- Soy una niñita ¿cierto?
- No, para mí eres la mujer más hermosa que he conocido- murmuró Camila dando dos pasos y pegándose a Lauren completamente- ¿Estás enojada conmigo? - preguntó contra el cuello de la castaña y sintiendo como negaba con la cabeza-
- ¿Tú lo estás?
- ¿Conmigo misma? - bromeó alejándose pero acercándose al rostro de la castaña -
- Conmigo- susurró Lauren -
- Para nada. No podría hacerlo- fue lo último que dijo Camila antes de rodearle el rostro y besarla. Lauren pasó las manos por debajo de sus brazos y comenzó a caminar hacia adelante. Camila separó una mano y tanteó los bancos que dejaba atrás para no golpear contra alguno, llegaron entre besos ruidosos que esta vez no avergonzaron a la morena, caricias en los hombros y espalda y chocaron finalmente contra un viejo armario de aluminio escondiéndose detrás de ese pequeño espacio entre el mueble y la pared-
- Celosa- se burló Lauren separándose y volviendo a besarla pero Camila la detuvo y alzó con rapidez su característica ceja-
- ¿Qué dijiste?
- Ya lo escuchaste
- Repítelo- la acorraló aún más contra el mueble y Lauren rió-
- Celosa
- Mentirosa
- Estabas celosa de Jennel... ¡De Jennel! Ella no me gusta
- Por qué no lo gritas así todos se enteran ¿eh?- preguntó Camila sonrojada y cruzándose de brazos-
- Ya, ya celosa, cálmate- le dijo Lauren descruzando sus brazos y rodeándole la cintura- Hola- le dijo contra su pecho sintiendo la tranquilidad de las pulsaciones de Camila transmitiéndola a ella al mismo estado e ignorando el sonido del antifaz presionarse. La profesora la abrazó con posesión por el mismo lugar y la apretó más contra ella-
- Hola
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La música alta, la luces de neón, el único vaso de ponche ingerido seguramente alterado y la cadera de Lauren de espalda a ella estaban volviendo loca a Camila.
Después de abandonar el salón caminaron de la mano de un lado a otro y se centraron luego en la pista. Lauren bailaba contra ella, giraba para rodearle el cuello y la besaba sin total problemas alterando más su estado de control.
Ella la chocaba contra su cuerpo, la retenía por más tiempo contra su cintura y la besaba casi con desesperación a miedo de que se le escapase. Y Lauren le mordía el labio, el cuello, arañaba sus brazos y todo se estaba poniendo más peligroso de lo que en realidad quería.
La tomó fuertemente por un brazo y volvió a pegarla contra su pecho, Lauren entreabrió su boca sorprendida y continuó besándola.
- Lauren- susurró inútilmente en su cuello y mordiéndola levemente- Lauren, aléjate un poco, por favor- sollozó contra su oído y escuchó la lengua de la castaña en un sonido de negación- por favor - continuó suplicando pero la castaña negó esta vez con la cabeza, retrocedió un inservible paso y estiró su brazo para tomarla por el cinturón que adornaba el vestido y la regresó frente a ella-
- Haz lo que sientas, Camz...Lo que quieras- le murmuró alzándose sobre sus pies y contra su oído. Camila ni la dejó volver a pisar correctamente cuando ya la tenía otra vez agarrada para besarla. Sentía que ya no le quedaba lugar para tocarla: había pasado por los hombros, los costados de sus pechos y la tira de la gabardina que quería arrancar pero al menos en eso se contenía.
Un choque desde atrás fue lo que necesito para soltar un pequeño gemido. Alguien la había empujado y Lauren la sostuvo accidentalmente apretando su seno izquierdo y ella la volvió a besar para no continuar deseando de más.
- Quiero irme de aquí- le dijo Lauren entre medio de los cortos besos y recibiendo una afirmación por parte de la profesora. Camila bajó su mano, entrelazaron sus dedos y salieron de allí tan rápido como sus cuerpos lo deseaban.
No supieron cuando desaparecieron los antifaces, cómo ni cuándo llegaron a casa de Camila pero lo hicieron entre más besos, más caricias y susurros que las hacían reír a carcajadas en plena calle. Camila alzó la alfombra de la entrada y tomó la llave, abrió tan desesperada que quitarla fue un total trabajo.
Cerró y Lauren regresó a su cuerpo volviendo a besarla.
Y todo se volvió único en su vida.
Bajó sus manos sobre la espalda de la castaña y la apretó más contra ella, las pasó por su abdomen y allí mismo se detuvo; enredó sus dedos en el nudo de la tira y lo quitó con algo de lentitud que disfrazaba rapidez necesaria y quitó la gabardina con el mismo esfuerzo.
Lauren deslizó las manos por debajo de su vestido hasta tocar sus muslos y comenzó a subir peligrosamente. Camila se mordió el labio más allá de fuerte y tiró su cabeza hacia atrás al sentir las caricias de la castaña en el elástico de su ropa interior. Lauren tiró del, la golpeó ruidosamente contra su piel y quitó las manos para llevarlas a su espalda. Allí, sin permiso ni aviso, bajó el cierre y coló una mano para comenzar a quitarlo.
Camila dio un paso adelante completamente perdida y tiró de la blusa hacia arriba, la quitó sin miedo, con ganas y continuó con la pollera. Desunió el botón y pasó su mano por el interior hasta tocar los glúteos de Lauren. La apretó contra sí y se respaldó contra su hombro un momento: ya no había marcha atrás a lo que querían hacer.
Lauren quitó el vestido y Camila terminó alejándolo con su pie a un costado, estiró su brazo hacia abajo y retiró la falda de Lauren con la misma seguridad. Le rodeó la cintura y la alzó con esfuerzo, Lauren rodeó su cintura, caminaron y en un segundo cayeron sobre el sillón.
Camila atacó a besos un camino desde el mentón de Lauren hasta la unión de sus pechos, la castaña elevó sus caderas y ella gimió en ese golpe placentero. Lauren repitió el acto apretándole la cintura y la movió de arriba abajo y ambas comenzaron a gemir cada vez más fuertes.
- Dios, Lauren- murmuró Camila sosteniendo a la chica por sus piernas para no separarse.
- Camila...Mierda, Camz- gimió Lauren tirando su cabeza hacia atrás. Camila estiró su brazo para regresarle el rostro y besarla cuando accidentalmente pasó por la mesa de luz y un florero se estrelló contra el piso. Ella no le dio importancia pero Lauren se detuvo abruptamente y dejó de abrazarla. Alzó la vista del abdomen de la castaña y fue directo a sus ojos. Lauren tenía los ojos aguantando lágrimas-
Comenzó a quitarse del cuerpo de Lauren y se puso de pie tomándose la frente, alrededor suyo las ropas estaban tiradas, Lauren se levantaba con rapidez y se tapaba a velocidad con su gabardina.
Ella se quedó allí, en medio del living observándola, Lauren se abrazaba a sí misma y sollozaba algo por lo bajo. Se acercó ignorando su estado en ropa interior y la abrazó protectoramente desde atrás. Lauren volteó al instante y se aferró a ella disculpándose.
- No, no- susurró Camila acariciándole el cabello- no fue tu culpa. Lo siento, Lauren...Estoy... lo siento estoy completamente avergonzada
- ¿Por qué tiraste ese florero?- preguntó Lauren con la voz desgarrada y clavando sus uñas en los hombros de la profesora - ¿Por qué, Camila?
- Fue un accidente, Lolo...Lo siento, ni siquiera recordaba que eso estuviese allí...No, no ¿a dónde vas?- la detuvo abrazándola nuevamente por la espalda cuando Lauren abrió la puerta- Lo siento, Dios, lo siento mucho debería haberme controlado pero no te vayas así...Lolo, por favor- insistió contra su oído y ejerció una fuerza sobre el agarre en su abdomen para no soltarla.
Pasaron minutos en que se quedaron así, con las respiraciones ya tranquilizadas y la idea de Lauren de irse alejada. Camila besaba una y otra vez su cabeza y no paraba de susurrarle que lo sentía. Escucharon el sonido del reloj dar las 2 y Lauren murmuró que ahora sí debía volver a casa.
- Quédate a dormir- le propuso Camila aún en la misma posición- dormiré en el sillón y tú en mi cama, pero no te vayas
- Quiero quedarme...pero si dormimos ambas en tu cama- dijo Lauren separándose y caminando hacia las escaleras.
Camila la siguió a paso lento y al pasar por el florero aún roto frunció el ceño.
Corrió escaleras arriba al escuchar la puerta de su cuarto cerrarse y siguió a la castaña hasta la cama.
- Lauren- la llamó tomando una remera y colocándosela con rapidez- Lolo- insistió levantándola cuando la castaña ya estaba acostada en el lado derecho-
- ¿Mmm?
- ¿Qué te pasó? - Preguntó suavemente acariciando su rostro-
- Solo me asusté con el ruido que ocasionaste, nada más.
- No qué te pasó abajo... Qué te pasó antes para que llegaras a esto
- ¿De qué hablas? No me pasó nada
- Un día te dije que le tenía miedo a las alturas. Y ese miedo se originó por algo, algo que también te conté...Ahora quiero saber cuál es tu miedo
- Camila
- Por favor...quiero saber de una vez por todas sobre ti...Deseo saberlo- aseguró la profesora sosteniendo sus mejillas con más fuerza transmitiéndole ese mensaje- ¿Confías en mi?
- Como nunca lo hice con alguien-
- Entonces, por favor cuéntame... ¿Puedes hacerlo?
- Camila
- Una última vez... ¿puedes?
- Si te lo digo vas a pedirme que me vaya y que nunca más regrese a verte...Me vas a odiar y vas a quitarme esto que tenemos- sollozó la castaña y Camila inmediatamente la abrazó contra su pecho y la acarició para darle la última seguridad antes de hablar-
- Si tu no me lo quitas yo ni siquiera tengo pensado hacerlo- le aseguró contra su cabello y sintiendo como el llanto de Lauren iba en aumento. Esperó unos minutos y luego la alejó para verla y quitarle las lágrimas con su dedo pulgar. Le dejó un largo beso en los labios y le habló contra ellos una vez más- Dime lo que te pasa
- ¿Realmente quieres saberlo?
- Quiero protegerte. Es lo único que me importa en estos momentos pero no sabré de qué si no me lo dices... ¿Entonces?
- Está bien- dijo Lauren quitándose unas lágrimas con su puño y observó a la profesora con el maquillaje corrido y más gotas cayendo por sus mejillas. Camila entreabrió los labios, tragó con dificultad e intentó controlar su respiración: sintió por segunda vez en la noche que algo completamente nuevo iba a cambiar su vida.


Lenguaje del Amor (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora