Cap 27: Montaña rusa

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¿Había hecho ella algo mal después de abrazar, besar y acariciar a Lauren en el salón de castigo para que ahora la castaña prácticamente la ignorara sin siquiera al menos mirarla desagradablemente?
Camila suspiró frustrada y negó con la cabeza. Se había pasado todo el fin de semana abrazada a sus piernas, contra su pecho, y observando por la ventana las parejas enamoradas que cruzaban la calle o caminaban con las manos entrelazadas sobre su vereda. Estúpida imaginación que cambiaba los rostros de aquellos desconocidos por los de ella y Lauren.
Tan solo bastaban unas risas de la castaña en su cabeza para que toda la lógica que la gobernaba se fuera al demonio totalmente derrotada. Se mordió el labio con ironía y burla mientras se retiraba del Instituto, un lunes completamente asqueroso en el que, lamentablemente, por culpa de Lauren no podía sonreír o mantener un trato servicial con el resto de sus alumnos.
Se aferró al maletín con fuerza, era hora de tomar una rápida decisión. Mantener un lazo igualitario de preocupación con todos y cada uno de los chicos, y encerrar a Lauren en esa bolsa, o actuar como su profesión lo determinaba: desinteresada en los problemas ajenos y computarizada solo para enseñar lo que todo el mundo aprende en el paso por los estudios escolares.
Estaba buscando las llaves de su mini Cooper dentro de su pantalón cuando la piel se le erizó al escuchar a Lauren tras ella. De manera tímida, avergonzada y casi susurrando un pequeño saludo.
- Hola-
- Estoy de salida, Lauren- dijo de manera autoritaria sin voltear y mordiéndose los labios porque la llave no parecía querer entrar en la puerta- ¿Necesitas algo? ¿Alguna duda, tal vez, de la clase? Como no participaste en ningún momento
- Camila- murmuró la castaña tomando el hombro derecho de la profesora para voltearla lentamente- Lo siento- Camila curvó sus labios hacia arriba calmando los nervios. No era el vacío a su alrededor lo que los provocaban, sino la rosa que Lauren extendía en su dirección- Lamento haberme comportado distante hoy- dijo la castaña con una pequeña sonrisa mientras tomaba la mano de Camila y enredada los dedos de la profesora en el tallo de la flor- ¿Te gusta?
- Es preciosa...No tienes nada de qué disculparte- mintió la profesora observando a Lauren con la cabeza gacha- Todos tenemos a veces nuestros días malos
- Camila- la retuvo Lauren del brazo cuando la profesora disponía subirse al auto- Tu sabes a lo que me refiero...Perdón, por favor...Estaba avergonzada
- ¿De qué?
- No pude controlar mi cuerpo en ese momento y mucho menos la manera en que quería quedarme contigo después-
- Te sentiste mal. No tenías nada qué controlar-
- No entiendes
- No. Generalmente no te entiendo...me quedé contigo, te abracé, te acaricié por más de una hora y lloramos los últimos minutos juntas y de la nada te levantas, solo te despides y... y hoy me ignoras como si no me conocieras...Dos días, Lauren; debieron pasar dos tormentosos días en que me mantuve preocupada por ti, por intentar recordar si yo era la que había actuado mal o provoqué algo. Eso realmente no lo entiendo. A veces me molesta no entender cómo y por qué actúas así.
- Es...es algo mío, algo que me pertenece y me molesta de vez en cuando. Pero tú no tienes ni tuviste la culpa. Yo... a veces creo que lo que está sucediendo entre nosotras es lo más parecido a la felicidad que alguna vez viví...a veces creo que no es real. Que cuando realmente me conozcas te alejarás y seguiré cargando esto yo sola...Como antes...No quiero darte vergüenza
- Lauren...Lolo, mírame...- le pidió Camila agradeciendo el hecho de estar solas y así tomar el rostro de la castaña entre sus manos- Quiero saber qué es lo que te ocurre. O te ocurrió. Quiero que me dejes descubrir lo que aún no me quieres mostrar pero sobre todo necesito que actúes de una única manera. Te dije una vez que podías confiar en mí. De la manera que tú quieras, como tu profesora o...- Camila calló rápidamente ¿Cómo se llamaba el tipo de relación que tenían? Pero sobre todo ¿qué lugar ocupaba cada una allí? En la vida de la otra- O...tu eliges la manera... necesito que no actúes dependiendo el momento o la situación. Necesito que te desenvuelvas segura conmigo ¿puedes darme eso?
- Quiero darte muchas cosas- Camila se sonrojó al instante por la velocidad en que Lauren respondió y a la cantidad de opciones que eso valía. Bajó lentamente las manos solo para sentir las de la castaña juntarlas y entrelazarlas a la altura de sus muslos- Quiero que me conozcas más allá de este Instituto...quiero que nos veamos en algún otro lugar. Quiero besarte sin que temas que alguien nos vea y sonreírte aún más sin problema...Quiero invitarte a una cita, Camila- De repente, a Camila se le secó la garganta y el aire le oprimió los pulmones imposibilitándola a responder. El apriete en las manos por parte de la morena la ayudó a reaccionar nuevamente- Yo...es lo que quiero... ¿Tú?
- Lauren, sabes lo que implicaría eso ¿cierto?
- Si la respuesta es terminar enamorándome de ti sí, lo sé...Hay mucho que perder, tal vez... de la misma manera que ganar... ¿entonces?
- ¿Aquí?
- ¿Eso es un sí?- Camila asintió frenéticamente mientras sentía la respiración de Lauren acercarse a la de ella- Me muero por besarte ahora
- Lauren- le advirtió ella echando su cabeza hacia atrás-
- No podrá ser aquí...medio Lima me conoce y eso me traerá problemas.
- ¿Tienes algún inconveniente de viajar hasta las afueras del pueblo?
- ¿A las afueras?
- Decide cuándo será que yo te estaré esperando en el auto...Parece que New York ya te extraña
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Lauren llegó a su casa y, abriendo la puerta de par en par, se detuvo bajo el marco con sus brazos extendidos, una sonrisa completamente sincera y el corazón latiéndole a mil por hora. Eran increíbles las emociones que el cuerpo de Camila cerca de ella producía y las sensaciones que pedía a gritos experimentar. Estaba segura de algo: no iba a arruinar esa cita por más pasado doloroso que quería olvidar y recordaba a veces inconscientemente, por más mal humor que el día le presentara al amanecer o por más clima que la naturaleza le burle en contra. Ella no se lo merecía y Camila mucho menos.
Se quedó parada en la misma posición por un tiempo más. Inclinando solo la cabeza fantaseando el momento del encuentro con la profesora. Los besos que iba a darle, las caricias que le iba a brindar y las posibles charlas que podían surgir.
Tal vez podían pedir comida china y cenar en el suelo, sobre una alfombra y con una copa de vino o varias de agua. Tal vez almorzarían en el patio trasero de la profesora, con una sombrilla marginando al sol y un vaso de frutas frescas apaciguando el calor de la ciudad de los sueños. O tal vez...tal vez podía juntar dinero en unos cuantos días y llevarla a uno de los mejores restaurante de New York, con un dulce y exquisito postre y, a la salida, caminar un poco bajo ese cielo que ,estaba segura, era mejor que el que ella veía todas las noches.
Las ideas comenzaban a fluir vorazmente a tal punto que quería saltar de la emoción porque lo que mejor pensara iba a ser lo mejor para ese día con Camila.
Con la felicidad que la acompañaba, estiró su brazo derecho y lanzó su mochila al aire sin importar a dónde llegaría. Llevó las manos a su boca cuando un quejido de su padre le reclamó cuidado.
- ¡Lauren!...Pero... ¿Qué no estás viendo lo que haces?
- Lo siento, papá. No te había visto- respondió llegando a él para observar su rostro y ver si algo grave realmente le había pasado-
- Ya, Michael, no seas llorón- se burló Clara saliendo de la cocina alegremente-
- ¡Mamá!- gritó feliz Lauren arrojándose sobre la mujer. Llevaba casi dos días sin verla por culpa de su trabajo- Te extrañé- murmuró contra su pecho y reteniéndola por la cintura solo para recibir unos besos en su cabeza-
- Yo también, cariño. Pero ya estoy aquí ¿y sabes qué?
- ¿Qué?
- Tengo una semana de vacaciones
- ¿De verdad?- preguntó Lauren separándose solo para verlo a la cara y volviendo a saltarle cuando Clara asintió-
- Vaya que hoy estás contenta- dijo Michael recordando que estaba con ellos y recibiendo un veloz beso en la mejilla por parte de su hija- ¿Acaso también te han dado vacaciones en el Instituto?
- ¡Mejor que eso!- respondió Lauren volviendo a estirar sus brazos al aire cargada de emoción-
- ¿Mejor?- preguntó Michael- ¿Y qué es mejor que eso en tu mundo?
- Mejor, papá. Mucho mejor- dijo Lauren comenzando a bailar en círculos y saludando con su mano para perderse escaleras arriba-
- Esa niña está enamorada- soltó Clara contagiándose de la sonrisa de su hija para volver a la cocina-
- ¿Enamorada?- preguntó Michael para si solo pero siguiendo a su esposa- ¿De quién puede estar enamorada?
- Eso es lo que no sé
- Entonces averígualo. Es a ti a quién cuenta todo.
- Ya no tiene 12, Michael. Si cree conveniente nos lo dirá. Si no, respeta que quiera guardarlo para ella. Voy a darme un baño...Prepara la cena...Y ya que Lauren está feliz, hazle su plato favorito
- Pero a ti no te gusta
- Prepara su plato favorito
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Camila no podía dejar de sonreír ni mucho menos de pensar las cosas que estaba comenzando a vivir. Experimentar sensaciones nuevas siempre le daba miedo, eran como un cambio que siempre terminaban burlándose de ella y rogando porque no volvieran. Pero siempre lo hacían.
Ahora las cosas con Lauren le daban algo de miedo desde otro lado: no ser suficiente para ella. Tal vez Lauren ya había tenido cientos de novias y sabía lo que era estar enamorada, complacerla y esforzarse día a día para que ese vínculo sentimental nunca se deteriorara. Tal vez ella era la cita numero cincuenta en la vida de la castaña y, cuando Lauren finalmente la descubriera como era le daba un punto final a todo.
Se irguió rápidamente de la barra donde estaba apoyada sintiendo una molestia en sus codos por la posición anterior y una en su mente por tales ideas. A la mañana, Lauren había sido totalmente sincera con ella y se había expuesto de una manera que no conocía pero estaba segura existía en ella. Sonrió. No, Lauren no tiraría todo a la basura en cuestión de tiempo.
Giró sobre sus propios talones y quitó una botella de whisky, arrojó la tapa y sin pensarlo bebió un sorbo directamente. Alejó la botella, apretó los ojos y gimió por el calor que la bebida le produjo. Agitó la cabeza y fue por otro trago. Y luego otro y uno más. Finalmente exhaló aire, y se quejó en voz alta por el dolor de cabeza. No estaba acostumbrada a tomar otra cosa que no fuese vino. Pero estaba tan feliz que ni cinco botellas de su tinto favorito la iban a calmar.
Regresó a la barra con botella en mano y que resbaló cuando escuchó la voz de su padre.
- ¿Y eso? ¿Qué haces con mi Pin?- preguntó el hombre llamando, como según él cariñosamente lo hacía, a su Pincer Shanghai Strength- Es mi última botella, Camila
- Lo siento. Tenía un poco de sed
- Vaya manera de saciártela... ¿De Lauren?- preguntó Alejandro señalando la rosa que reposaba sobre la barra y los pétalos que formaban un corazón a su lado. Al parecer Camila quitó algunos y no pudo armar otra cosa-
- ¿No es linda?
- ¿La rosa o Lauren?
- ¡Lauren!...La rosa también
- ¿Cuánto has bebido?
- Tranquilo. Que se bien lo que estoy diciendo...Me invitó a una cita- dijo Camila seriamente abandonando la botella de alcohol y sirviendo dos vasos de agua fría-
- ¿Una cita?...Vaya no... no creí que pasaría eso.
- Por ahora solo es eso, una cita. Tal vez en unos días, o tal vez termine arrepintiéndose o...
- ¿Por qué se arrepentiría?... Le gustas ¿no?
- Sí- respondió ella con una sonrisa lamentándose por el beso que no fue a la mañana-
- ¿Cómo está ella?
- Bien. Aunque hoy algo me ignoró... ¿Sabes, papá? El viernes pasó algo raro, que no lo vi así hasta que hablé con ella hoy...Me dijo que hay algo de su pasado que le molesta, y que a veces la persigue o... realmente creo que la lastima. Me dijo que yo no tenía la culpa ni la tuve, que era algo de ella pero que cuando lo supiera temía porque me alejara...No se imagina que realmente no quiero hacer eso.
- ¿En consecuencia a qué te dijo eso? - Camila giró los ojos-
- No hables como psicólogo ahora porque...- Camila calló entrecerrando los ojos. Recordó que Lauren le dijo que había visitado psicólogos y que de paso los odiaba. Ahora, a eso se le sumaba cuestiones de su pasado que le daban miedo y vergüenza. Tragó fuertemente cuando una oleada de frío la azotó de los pies a la cabeza-
- ¿Camila?... ¿Qué es lo que pasa con ella?
- No lo sé- susurró la profesora casi inaudiblemente- Solo sé que desde que la conocí me subí a una montaña rusa que no solo me despeina, sino que me marea, me hace gritar, emocionarme, querer bajarme o sujetarme de algo cuando los demás se cansen de ella... Siento que me necesita de la misma manera que la necesito a ella...Siento que me estoy...
- Aún no digas eso- la cortó Alejandro con una mirada penetrante-
- Si quieres no lo digas, pero no voy a dejar de sentirlo...Me voy, Cece y Lex me esperan- se despidió Camila tomando la rosa y dejándolo solo sin un beso en la mejilla u otro saludo más cordial.
Afuera, alzó la vista al cielo y continuó su ritual de sonrisa. Sea a dónde que esa montaña rusa se detuviera, no pensaba bajarse.
No tenía pensado aún bajarse.


Lenguaje del Amor (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora