Cap 37: Hasta aqui

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Camila cerró con fuerza la puerta de su auto al terminar de bajarse y caminó con furia hasta la entrada de su casa. Tocó el timbre esperando ser atendida y apenas bastaron unos minutos para que Marta saliera con su habitual sonrisa y la recibiera con un efusivo abrazo.

Pero ésta vez ella apenas murmuró un saludo y se alejó arrastrando la maleta escaleras arriba sin importarle la presencia de su padre en medio del living o las risas de las amigas de su madre desde la sala de invitados.

Solo caminó con el destino de su habitación en mente y cuando llegó arrojó la valija sobre la cama, la abrió con brusquedad y comenzó a sacar las prendas de ropa solo para revolotearlas a su alrededor. Hasta que se encontró frente a la última, su saco de invierno favorito, lo empuñó entre sus dedos y lo mordió sintiendo la incomodidad de la lana en sus dientes y el chillido que el mismo contacto producía. Gritó de manera desgarradora y volvió a salir con un fuerte portazo. Abajo, Cece y Alexa aún la esperaban solo para despedirse por lo que mientras descendía por los escalones intentó recuperar un poco el control de su propia situación.

Infló su pecho y se tomó del barandal un momento: tal vez aún seguía igual que al abandonar Lima pero debía demostrar lo contrario. Sonrió con esfuerzo y se acercó a sus amigas.

- Ya, amiga...mañana tienes fiesta. Disfruta y olvida lo demás- le dijo Cece quitando una etiqueta de cigarrillos de su pantalón pero que Alexa rápidamente le quitó

- Cece- le reclamó Alexa por lo bajo mientras le señalaba con la cabeza la sala. En la puerta estaba Sinuhe de pie, con los ojos entrecerrados sobre ellas y con su típica taza de té entre sus manos. Cece giró los ojos y se cruzó de brazos- Y no, Camila, no hagas estupideces- le pidió observando el estado de nervios aún de la morena

- Tranquila, Alex ¿Nos vemos mañana? Estoy cansada

- Claro, pasaremos por ti y saldremos a desayunar...Te quiero, Mila- se despidió Alexa con un cálido abrazo y Santana solo con un movimiento de mano.

Camila giró sobre sus talones y se encaminó hacia el despacho de su padre. Golpeó con suavidad la puerta corrediza de vidrio y se adentró cuando él se puso de pie para recibirla con un afectuoso abrazo.

- Hola, cariño...Que bueno que estés en casa

- Hola, papá. Lo sé, hoy más que nunca me agrada estar aquí.

- ¿Estás bien, hija?- le preguntó Alejandro notando la voz cargada de tristeza de Camila y el abrazo más fuerte que nunca. Ella le sonrió y movió la cabeza ligeramente

- Muy bien. Estoy cansada del viaje

- Espero que eso de venir una semana no te haya dado problemas en el trabajo. Le dije a tu madre que era una exageración tantos días pero no me hizo caso. Como siempre

- Está bien, papá igual iba a quedarme aquí mucho tiempo de todos modos. Voy a ducharme y descansar un momento bajo para la cena

- Pues apúrate que ya comienza

- Enseguida voy- murmuró Camila perdiéndose a través de la sala y llegando al borde las escaleras. Se quedó un momento de pie con la vista fija en el teléfono que reposaba en una mesa junto a una guía. Suspiró, se rascó la frente con dudas y terminó por volver a subir a su cuarto.

Juntó toda la ropa con lentitud y completamente calmada. La dobló y ordenó dentro de su placard y agradeció más que nunca la orden de su madre de pasar esos siete días allí y no sola en su departamento. De lo contrario ya estaría haciendo cualquier otra locura de la cual nadie la reprendería.

Lenguaje del Amor (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora