Podía ser imaginario, literal, confuso o tal vez todo lo contrario, tal vez estaba allí pero ella estaba intentando no pisarlo, no mirarlo y, si podía, olvidarlo. Pero no. El límite se paseaba bajo sus piernas, dentro de su cabeza y contra su pecho como un fuerte golpe.
En dos días la habían visitado todo tipo de sentimientos, inclusive algunos la acompañaban aún y parecía fundidos en su cuerpo y sin deseos de alejarse; todo lo contrario, se distribuían en exceso y se estancaban en su inconsciente, el único lugar no permitido para hacerlo y, aunque quería deshacerse de ellos, allí estaban, solo para burlarse de ella cuantas veces se le diera la gana.
Lauren Jauregui había vivido en carne propio aquello que llamaban los locos, su locura de amar, los celos. No podía negarse a sí misma y era hora de que en su intimidad lo aceptara de una vez: Zayn Malik le generaba fastidio solo porque lo veía como su peor competencia; Dinah, Normani y Ally estaban de acuerdo en que el era el chico más guapo de la escuela y, aunque a ella no le interesaba de esa manera, a otras si lo hacía. Y demasiado.
Y Camila Cabello no era la excepción.
El lunes, después de ver la partida de Camila en otro auto, y acompañada, supo una sola cosa, si la profesora la rechazaba solo por una mala actitud algo en su interior se removía y la ponía de mal humor, la lanzaba al ataque y terminaba respondiendo de manera puramente defensiva. Camila parecía una pared que la arrastraba a un límite con ganas de tirarla al otro lado pero ella se sostenía de dónde podía. Y no sabía hasta cuando iba poder evitar ser arrojada.
Era la primera vez que le afectaba el trato distante de una profesora y su castigo, porque Camila la castigó a ella y Zayn terminó ileso de su propia broma. Eso la molestó, las cosas entre ellas estaban cambiando y no quería que eso pasara. Camila parecía hacerle bien; con una sonrisa le encogía el corazón y cuando decía su nombre le erizaba la piel.
Estaba llegando otra vez al límite de otra cosa y estaba comprendiendo cual pero aun no quería aceptarlo. No si eso no implicaba que Camila no pensara exactamente lo mismo.
Por eso, después de darle vueltas a sus pensamientos, ese miércoles se levantó dispuesta a hablar con ella. No compartiría hora en su salón con la profesora pero Camila asistiría al Instituto para otra clase.
Se colgó la mochila al hombro y, después de decirle a Drew que la esperara adentro, ella se recargó contra la alta tapia que sostenía el escudo del McKinley, sobre la vereda y a pasos de la calle. Camila no podía fingir no verla.
Se mordió los labios quitando los nervios, luego los movió de arriba a abajo y terminó por pasar miles de veces su lengua por su labio inferior; solo para apaciguar el momento y esperar a que una mini Cooper apareciera.
Suspiró aliviada cuando la vio doblar la esquina. Llevó las dos manos a la tira de su mochila y se irguió para que la espera llegara a su fin. Camila la vio y terminó por estacionar contra la vereda de en frente. Tragó fuertemente varias veces y permaneció de pie al verla bajar, tomar sus cosas y luego caminar hacia ella.
Su estómago le dio un fuerte golpe cuando Camila la vio sonreír. Camila Cabello volvía a sonreírle y para ella era más importante que cualquier medicina que pudiera inventar. Apenas dio un paso a ella cuando tuvo que mover la cabeza al ver el auto nuevamente en marcha y alejándose. Descubrió, en apenas una milésima de segundo, a un hombre manejarlo y luego escuchar la bocina ser tocada dos veces.
Camila le acarició el hombro sacándole otra vez de aquel mar de sentimientos: los celos.
- Buenos días, Lauren... ¿Cómo estás hoy? - ella alzó la vista, estúpida sonrisa que quería borrar si aquel desconocido era el autor de la misma. Se quitó de su vista con un movimiento brusco y dio media vuelta. Los impulsos eran lo único que podían combatir contra aquel interés extremo que tenia sobre Camila.
Pero de repente Zayn cruzó su mente y terminó por frenar de golpe. Camila golpeó su pecho contra su espalda y su molestia se quitó al escucharla reír.
- Estás rara ¿eh?- le dijo Camila al pararse otra vez frente a ella. Ella ladeó una sonrisa antes de alzar los hombros- ¿Mal día?
- Ya me sé de memoria las respuestas para la lección de este viernes- respondió Camila con orgullo y modestia logrando que Camila alzara una ceja- ¿Contrató a un chofer?
- No
- ¿Entonces quien se llevó su auto?
- Es Nicholás, un amigo de papá que es mecánico. Cuando viajaba comencé escuchar ruidos extraños en el motor, él vive en el siguiente pueblo y solucionará el problema, dice que para la tarde estará listo... ¿Por qué lo preguntas?
- Ah, mecánico- susurró Lauren deseando no ser escuchada- nada, me pareció raro, nada más.
- Así que ya sabes la clase para el viernes... me agrada. Porque soy muy exigente.
- Oiga, le copié las respuestas a Keaton, así que si están mal no es culpa mía.
- ¿A Keaton? - Preguntó Camila con voz alta y una mueca en su rostro-
- Pues sí, era el único que copió las preguntas
- Allyson, Normani, Dinah y Niall o Weasley también lo deben haber hecho
- Pero estoy hablando de Keaton y Drew
- ¿Chadwick tampoco las copió?- preguntó alzando su mano al cielo en un gesto de frustración. Lauren alzó los hombros- ... Bien, estás fastidiándome, Lauren. Ve a tu clase - dijo antes de girar y comenzar a caminar hacia el interior-
- Oiga, oiga es broma- la detuvo Lauren antes de llegar a las escaleras. Camila volteó al instante-
- ¿Y por qué lo hiciste?
- Ya le dije una vez que se ve linda cuando se enoja- dijo sin pudor dando un paso al frente e invadiendo el espacio personal de la profesora. Camila se sonrojó de inmediato y esquivó su vista- Recuerdo que se lo dije después del almuerzo del miércoles... o sea, una semana atrás... Hoy tenemos otra cita ¿verdad?
- Eso no es una cita, Lauren
- Claro que sí, lo es para usted
- ¿Perdón?
- Una cita de trabajo. Firma papeles o que se yo todas esas cosas que hizo la otra vez....Eso se llama cita de trabajo- dijo lentamente a manera de broma-
- No me tomes el pelo
- No lo hago... Escuche, hoy tengo que salir mas tarde del entrenamiento porque el lunes siguiente comienzan las competencias, pero me esperará igual ¿verdad?
- ¿A qué hora sales?
- 14: 30
- Oh, Lauren, sales casi una hora más tarde. No puedo esperarte tanto tiempo
- Ok, entonces usted almorzará a esa hora y luego nos vemos en la oficina ¿le parece?
- ¿Puedes dejar de manejarme a tu antojo?... No necesito secretaria, señorita agenda.
- ¡Señorita Cabello!- escucharon ambas el grito del director Cowell a metros de ellas- Sus alumnos ya están en su salón ¿podría tener la consideración de ingresar, por favor?
Lauren alzó ambas cejas molesta por la interrupción y por el trato del hombre. Camila asintió completamente sonrojada y, dejando a Lauren sin un saludo, pasó al lado del hombre y se perdió entre los pasillos.
- Tú, Jauregui- la señaló el hombre- ¿qué esperas? Ve adentro también
- Ve adentro también- lo imitó Lauren con burla después de pasar frente a él-
- ¿Qué has dicho, Jauregui?
- Que ya me voy, ya me voy.
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Estaba terminando de guardar sus cosas en el maletín al finalizar su hora cuando, mientras sus alumnos estaban de pie buscando la salida, la puerta fue golpeada dos veces y un leve y suave "permiso" la hizo girar su cabeza de manera rápida.
Lauren miraba al resto irse e inclusive saludó a algunos para luego caminar hacia ella.
No entendía que estaba pasando pero no tenía tiempo a pensarlo. Una de sus carpetas se cayó por los nervios en sus manos y la excitación que corría por sus dedos, a centímetros de ella, Lauren dio un paso largo y terminó por recogerla y entregársela con una sonrisa.
Ella apretó sus labios logrando que Lauren perdiera la mirada en sus mejillas, seguramente por aquellos hoyuelos que se formaban en ella cuando sonreía fácil y sinceramente.
Se aclaró la garganta al ver a Jennel de pie junto a su silla observando la interacción entre ellas.
- ¿Sucede algo, Jauregui?
- Solo venía a entregar esto- dijo Lauren con una carpeta azul a lunares y sobre ella una caja de tizas- ¿Ve que sí puedo ser secretaria?- le preguntó al pasar detrás de ella hasta dejar ambas cosas en el extremo del escritorio- Que tenga buen día- le dijo de vuelta y saliendo del lugar.
Camila rió, movió la cabeza y cuando alzó la vista para irse, notó la mirada penetrante de Jennel sobre ella. Apenas se despidió con un débil saludo y abandono el salón rápidamente.
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Lauren le había dicho que saliera y almorzara sola mientras ella hacía sus prácticas diarias y pasaba la hora hasta que debían ir juntas a la oficina del municipio de la ciudad.
Estaba en el lugar donde se encontró con Lauren en la mañana cuando decidió regresar sobre sus pasos y esperarla en la biblioteca. Entró de manera silenciosa y saludando por lo bajo a la mujer de grandes lentes y camisa que otorgaba el préstamo de los libros y reclamaba el regreso de los mismos.
Se acercó a ella al recordar que algunos de sus alumnos no podían adquirir el primero que ella ya había dado para lectura. La mujer le dijo que solo había dos copias de ese título y, o lo compartían o lo pasaban de una casa a otra pero debían devolverlo a la semana que lo tomaban. Camila asintió, la idea le pareció perfecta además de que sabia no podía dar otra propuesta.
- Tiene coraje para dar clases en ese salón- le dijo la mujer con la mirada bajo sus lentes. Ella frunció el ceño- Nadie los soporta. Son unos niños pesados y mal educados.
- No creo...
- Le prestaré los libros pero quedará bajo su responsabilidad que lo regresen. No sé cómo tratar con alguno de ellos porque jamás han aparecido por aquí ¿Está claro?
- Desde luego pero...
- ¿Le da otra clase?
- No, no, solo literatura- la mujer rió por lo bajo- ¿Sucede algo?
- ¿Ya ha ganado la atención de algunos?
- De casi todos. Son muy agradables de llevar
- Si usted lo dice
- Yo o cualquier profesor que les regale cinco minutos puede cerciorarlo.
- Lo dudo. El señor Tomson se los concedió años atrás y los desperdiciaron. Igual que los demás
- Pero el profesor Tomson da lenguas extranjeras. Ellos no toman esa clase
- Estoy hablando del club de canto, señorita. Al parecer a esos niños les agrada bailar, cantar y todas esas tonteras. Pero sus promedios no se lo permiten
Camila entreabrió sus labios, eso lo sabía pero desconocía aquel trato directo que el profesor les había dado. Le pareció interesante.
Recordó que a Niall le gustaba escribir, a Drew tocar instrumentos igual que a Zayn. Allyson bailaba por gusto propio mientras que Stromberg, Weasley, Dinah y Normani optaban el canto. Aún desconocía el gusto de Lauren pero, seguramente, no escapaba de esa lista también.
- ¿Y... hay un salón también para eso?- preguntó tímidamente tratando de formalizar completamente la idea en su cabeza y para que no sonara tan desbaratada. -
- El salón del coro y a veces utilizan el auditorio. Pero solo bajo la supervisión de Tomson.
- Entiendo. Y... ¿sabe si hay otra sala desocupada para impartir la misma clase pero con otro profesor?
- Si
- ¿Sí?... ¿Cuál?
- La que algunos llaman sótano. Es un salón grande al final del pasillo de abajo y bajo el mismo. Allí solo están los cables de electricidad, gotea cuando llueve y guardan los aparatos musicales viejos que ya no se usan.
- Oh... suena peligroso
- No lo es, en realidad. Ya que nadie lo utiliza y nadie lo hará.
Dejando la visita a la biblioteca por la mitad, se despidió cortésmente de la mujer y caminó en busca del director.
Apenas llegó a la oficina, golpeó y entró en cuestiones de segundos, Cowell volvió a alzarle las cejas en señal de que hablara.
- Me enteré que algunos salones participan del club de canto. En realidad todos a excepción de mis alumnos... ¿Puedo saber exactamente la razón?
- Si conoce el tema, conoce la situación. No me haga repetirlo, señorita Cabello
- No entiendo aún ese método ¿por qué todo debe basarse en una simple calificación?
- Siendo profesora me inquieta un poco su escasa conclusión. Algunas Instituciones colocan como la chica más popular de la misma a la más bonita y que sea capitana del equipo femenino más importante del lugar. Lo mismo pasa con una figura masculina, el lugar se gana. Y sus alumnos no hacen nada para eso. El club de canto es una de las clases más respetadas y demandadas por los estudiantes. Cada año hay una competencia respecto a ello. Y el McKinley ya lleva ocho copas gracias a eso ¿Entiende? Su alumnos solo romperían la buena racha.
- ¿Cómo lo sabe?... El talento para ciertas cosas es nato ¿Ha escuchado a Chadwick tocar la guitarra? ¿O a Dinah cantar? ¿O ha leído algo de lo que Niall escribe?
- ¿Usted lo ha hecho?
Camila abrió la boca para refutar creyendo que la pregunta iba a ser otra. Otra con la pudiera callar las palabras del hombre y enorgullecer las de ella. Pero esa la tomó de sorpresa. No, no se había detenido a estudiar esos detalles, solo había escuchado a Lauren cantar una frase y por casualidad. Pero eso tampoco la ayudaba mucho.
Decidió cambiar el ritmo de las preguntas.
- ¿Puede haber dos club en un mismo colegio?
- No lo sé, nunca lo ha habido ¿Pero para que habría otro si el único ya acapara toda la atención?
- ¿Pueden mis alumnos tomar esa clase pero por otro medio?
- No entiendo. Tomson ya los...
- Él no impartirá esas clases ni ellos irán a su salón- lo cortó Camila con brusquedad-
- ¿Puede ser más clara, por favor?
- Jauregui y Chadwick se pasaron la última detención por casi dos horas aburridos en un salón pequeño y sin que alguien los supervisara. He llegado a algunas clases interrumpiendo el canto de Normani y el baile, o no tanto, de Stromberg... Ellos también quieren una oportunidad para eso... ¿Podemos dársela?
- ¿Podemos?
- Necesito su permiso. La detención pasará a ser esa clase extra conmigo, les llevaré un equipo de música y a Niall algunos cuadernos para que escriba. O Malik traerá su guitarra y pasará así el tiempo... ¿Qué le parece?
- Eso no cambiará sus actitudes
- ¿Y la detención lo está haciendo?
- No hay salón para eso.
- Mary, la bibliotecaria, me contó del que está al final del pasillo, escaleras abajo.
- Eso no es un salón, señorita Cabello. Eso es una pocilga donde hasta algún animal debe estar allí.
- Lo pondré a disposición, a menos de que sea peligroso.
- No lo es. Las remodelaciones eléctricas fueron hace años. Allí solo gotea por la lluvia.
- Perfecto.... ¿Entonces?
- El señor Tomson apenas gana el 15% más de su sueldo con el Club Glee... ¿usted se conformará con...el 3%?
Cowell tensó su mandíbula, no esperaba otro sueldo aparte, pero tampoco podía hacer las cosas gratis, asintió sin pensar lo que en realidad quería y se puso de pie.
Cowell la inspeccionaba como si fuera de otro planeta.
- Espero que salga algo bueno de todo esto, señorita. Por mi parte, aún no le veo el sentido... Que tenga buen día.
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¿Tanto había durado la charla con Cowell que la hora de ver a Lauren se había presentado?
Afuera, las porristas se despedían entre ellas y las chicas del grupo de atletismo hacían lo mismo, pero Lauren llegaba a ella con ambas manos en su chaqueta y portando una agradable sonrisa.
Camila caminó acortándole la distancia y en un segundo estaban frente a la otra.
- ¿Qué tal tu clase?
- ¿Qué hace aquí? Creí que iba almorzar primero.
- Pues allí te lo cuento... ¿Breadstix?
- Claro, muero de hambre- respondió Lauren y ambas comenzaron a caminar- ¿A qué hora traerán su auto?
- Me avisarán pero seguramente ante de las cuatro. No quiero viajar de noche... ¿Con qué el lunes comienzas las competencias? ¿Cómo es eso?
- Como en todos lados... El equipo de atletismo del McKinley contra otro. A ver quién tiene las agallas de enfrentarnos.
- ¿Por equipo?... ¿No hay individuales?
- Sí, y participo solo en una categoría. Salto en alto. Ahhh, lo estoy esperando, eso es adrenalina pura.
- ¿Y las porristas?
- Pues mientras no estén compitiendo con sus rutinas nos apoyarán. Todos los años es igual.
- ¿Has ganado alguna vez?
- JA... ¿alguna vez? No he perdido si quiera una competencia desde que tengo memoria. Esto es lo mío.
- Oh, lo siento, señorita vitrina llenas de copas, no conocía su lado humilde- bromeó Camila deteniéndose en una esquina. Las dos observaron a ambos lados y al ver las calles vacías cruzaron sin problema- Adelante- le dijo Camila sonriendo al abrirle la puerta del restaurante y permitir que Lauren pasara primero. Esta vez, la castaña se quedó junto a ella en al barra y pidieron ambas su almuerzo.
- Ensalada con trozos de pescado... entre mis favoritos- dijo Lauren al tomar su plato. Camila tomó el de ella y que consistía en lo mismo. No quería incomodar otra vez a la castaña con carne rojas. La mesera les alcanzó dos botellas de agua y finalmente se ubicaron en la misma mesa que la vez anterior- Hoy no hablaremos de mis clases ¿o sí?
- ¿No quieres?
- No.
- Está bien- dijo Camila con una sonrisa- ¿Te molestará verme ahora en otra clase?
- ¿Eh?
- Yo... Aún tengo que hablarlo con ustedes pero... les tengo una sorpresa.
- ¿Una sorpresa?... Dígamela- Camila giró los ojos-
- Sabes el concepto de sorpresa ¿verdad?... Se los contaré el viernes. Estoy segura que les va a encantar
- ¿No será otra clase pero de más lecturas o cosas para pensar, cierto?
- No, nada de eso. De hecho, solo Niall necesitará una lapicera y un cuaderno
- ¿Sólo él? No entiendo
- No importa, mejor... Cambiemos de tema, cómo te...
- Más bien me gustaría que me aclarara lo del lunes- dijo Lauren moviendo las manos entre importancia y no del asunto-
- ¿Lo del lunes?
- Lo que sucedió conmigo y Zayn
- Tu estabas allí, Lauren. Y sabes por qué actúe de esa manera
- ¿De verdad Zayn le agrada de tal modo que lo defendió?
- No lo defendí, Lauren. Creí que lo habías entendido todo
- Oiga, tranquila. No comience a alterarse- le dijo Lauren al notar el tono elevado de la profesora y su cara de molestia- Solo... solo que me dolió la manera en que lo hizo.
Camila sintió una cachetada imaginaria golpearle el rostro. Lauren sonaba débil y con un toque de tristeza, ojalá le pudiera decir lo mismo pero no podía y no porque no lo sintiera, solo porque debía mantener ciertas cosas en orden.
Y Lauren Jauregui era el desorden vivo en su mente que no la dejaba tranquila.
- Entiendo que te haya molestado lo que él dijo... pero no debiste golpearlo ¿entiendes mi punto? Las cosas se pudieron haber arreglado de otra manera. Y no optaste por ella
- No tenía tiempo de ponerme a escuchar mi moral. Mi cuerpo tiene vida propia ¿lo sabe?
- Y el mío y el de todos. Zayn podría haber actuado igual ¿qué hubiera pasado si él te lastimaba? ¿Tienes idea de cómo me podía haber sentido? No, no la tienes ¿por qué? Por ese mismo cuerpo que habla a su antojo. Haces y deshaces las cosas a tu antojo, Lauren y lo siento si sueno cruel, pero es hora de que te detengas a pensar... Todo acto tiene su consecuencia, tú tuviste la que te correspondía
- ¿Y Zayn?
- ¿Qué con él?
- ¿Por qué él no la tuvo? ¿Por qué todo siempre recae en mí? ¿Sólo por qué mandé a arrojarle ese granizado el primer día? ¿O por qué la desobedezco a veces?... ¿O por qué él hace todo lo qué usted dice?... ¿Por qué él no y yo sí?
- Porque no mereces tratarte así a ti misma. Como actúes con el resto es como se mueven tus sentimientos, es como te sientes y muestras algo que no eres.
- Soy así.
- No, no lo eres y tú lo sabes.
- Y Zayn es un idiota y usted tambien lo sabe
- No puedo apoyarte con eso- dijo Camila llevando un bocado a su boca. Lauren alzó su pecho molesta-
- ¿No?... ¿Qué tal si le dijera que usted no es más que un objeto de broma para él?- preguntó Lauren velozmente. Cuando Camila juntó sus cejas confundida algo en su mente le gritaba que se detenga antes de tiempo, pero inevitablemente su cuerpo volvía a decir otra cosa. Algo iba a salir fuera de lo planeado pero no podía actuar ajena a eso- No ponga esa cara, él es un estúpido que solo piensa en usted de manera poco respetuosa. Cuando voltea a la pizarra su mirada no se centra en su espalda, o no, el chico agradable y el favorito de la profesora observa más abajo ¿pero qué importa? Él hace las actividades y levanta la mano. Felicitaciones, Zayn, leíste el libro y ¿qué haces con tus compañeros? una estúpida apuesta para ver quién se acuesta primero con la señorita Cabello ¿Por qué?... Porque así somos, hablamos antes de pensar y luego debemos esperar las consecuencias.... ¿Le agrada ese Zayn?
Terminó por preguntar inclinada sobre la mesa y con molestia en su voz por imaginar que Camila terminaría defendiendo otra vez al chico.
Camila arrojó el tenedor contra su plato. Movió la servilleta que sostenía el mismo y vació un pequeño espacio de la mesa para apoyar sus codos y sostener su cabeza allí.
Fijó su mirada en Lauren de manera intimidante. Pero la castaña no se inmutó, terminó por cruzarse de brazos y tirarse contra su silla. Camila buscó su bolso.
- ¿Eso es cierto?- preguntó al ponerlo sobre sus muslos-
- ¿También me tilda de mentirosa?
- Te hice una pregunta, Jauregui.
- Lo siento, pero sí.
- ¿Una apuesta?- preguntó con algo de pesadez en su garganta. Algo que no era su saliva ni la ensalada que había probado. Algo similar a kilos de piedra que la lastimaban y amenazaban continuar- ¿Con quién?... ¿Con Chadwick?- Lauren negó con la cabeza- ¿Con Stromberg?
- No
- ¿Entonces con quién? - preguntó entre dientes apretando su maletín hasta estrujarlo. Lauren carraspeó la garganta y se inclinó sobre ella-
- Solo quería evitar que pasara a mayores. Zayn alardeaba que usted coqueteaba con él, sonreía porque decía que usted también lo hacía hacia él. La cambió por 100 sucios dólares y no me agradó, no me gusta que comparen así a las mujeres y...
- ¿Y tú estrechaste tu mano con la de él?- 'Detente, Lauren. Detente ahora', podía escuchar la castaña como en su mente se paseaba la conciencia y bajo su estómago algo se revolvía. Pero ya no podía dar marcha atrás. Quería frente a los ojos vidriosos con los que Camila la miraban, pero no podía-
- Ya lo dije que era... ¿A dónde va?- le preguntó poniéndose de pie rápidamente y siguiéndola- Camila- la tomó ella del brazo volteándola justo en la vereda-
- Ve a tu casa, Lauren
- No, no si...
- Maldita sea no me hagas decir cosas que no quiero
- Dígalas ¿por qué solo yo debo decir cosas desagradables? ¡Dígalas!
- No... ¿Sabes qué? Las muñecas no hablan, Jauregui- le dijo al cruzar la calle sin siquiera ver. Lauren cruzó imitándola pero antes de llegar a la vereda una moto pasó rozándola la pierna. Camila volteó al escuchar el grito del conductor- ¡Lauren!... Dios, ya basta de actuar así- le dijo al ayudarla a levantarse y sentarla finalmente contra una pared-
- Lo siento, Camila. De verdad, lo siento- le dijo estirando su pierna. El roce había sido casi inexistente pero un pequeño dolor la molestaba-
- Deberías pedirle perdón al motociclista. Tú te...
- ¡Perdón por lo de la apuesta! Dios, mujer deja terminar las frases
- Debería dejarte aquí... niña malcriada e inmadura
- Pues hágalo, ya le pedí disculpas
- ¿Pero qué?... ¿Crees que con eso todo se soluciona?... Es un hecho, te dejo aquí- dijo Camila corriendo hacia la esquina y doblando en ella para alejarse de la castaña.
Comenzó a caminar mirando hacia atrás repetida veces. Lauren no la siguió.
Tontos adolescente que solo pensaban con las hormonas y ella era el objeto de las mismos. Ahora que lo pensaba, Lauren había apostado... ¿Lauren se imaginaba a ambas en una relación sexual?
Una sacudida en su cuerpo casi la tira de lleno al piso.
O era así o ella estaba tirando a flote juicios sobre su alumna y de la peor manera. Pero eso le había dicho la misma Lauren.
Se pasó una mano por el pelo mientras aminoraba la caminata, lo que menos le importaba era Zayn, ya lo humillaría desde su cargo el viernes cuando lo viera. Lo que le molestaba ahora de manera agradable eran las palabras de Lauren.
La emocionaban, la fastidiaban, le subían la temperatura y la hacían colocarse en una posición rara. Se golpeó la frente ¿Qué tanto podía costar ordenar los pensamientos y de manera que la moral quedara primero?
Debía ver a Alejandro pronto y desde su titulo de psicólogo. Ya no podía controlar nada y eso podía terminar mal. Lo peor era que ya quería volver y ver si Lauren seguía allí, cargarla en un taxi y llevarla a casa.
Sí, eso haría.
Sin detenerse, giró y dio cinco pasos. Se detuvo. Volvió a girar. Negó con la cabeza y continuó. Debía alejarse ya de Lima por ese día.
Sonrió, estaba llegando a la esquina y cruzaría la calle. Llamaría a Nicholas y se iría de allí en menos de una hora.
- ¡Lauren!- gritó asustada cuando, detrás de una pared de la esquina, la castaña se detuvo frente a ella estorbándole el paso- ¿Cómo te levantaste? ¿No estabas herida?
- ¿Aún está molesta?
- No me lo recuerdes... Sal del camino
- No ocupo toda una vereda, pase por allí- le señaló su costado y ella se mordió la lengua. Sí, tenía más de veinte metros para pasar pero sus piernas no se movían. La sonrisa de Lauren parecía una señal de tránsito que se lo prohibía- Oiga, ya... hablemos en serio- dijo Lauren con un tono de voz calmo y acercándose a ella- Lamentablemente lo de la apuesta es cierto y se qué estoy tomándolo totalmente a la ligera, pero ya me disculpé y me gustaría que aceptara esas disculpas. Ni usted ni nadie se merece ser tratada así. De verdad, no se enfade conmigo.... ¿Por favor?
Camila apretó su mandíbula y la movió de un lado a otro, le costaba tanto abrir la boca y decir lo correcto: "No, Lauren. Actuaste mal, no te disculpes porque no te voy a disculpar. Soy tu profesora y me debes respeto." Y un sin fin de cosas que cuando ella largaba Cece siempre se dormía o fingía hacerlo porque le decía que era discurso de político en plena campaña. Con su amiga siempre terminaba molestándose, pero ahora con Lauren las cosas pasaban tan distintas y realmente quería empezar a descifrar por qué.
Alzó su mentón. Iba a soltar el discurso.
- Está bien- Lauren dibujó una sonrisa enorme y ella golpeó el piso con su pie frustrada- Yo también fui joven y cometí estupideces. Pero sería muy respetuoso de tu parte que lo que hagas no impliques a otras personas. Sobre todo a alguien superior a ti
- Lo sé... y gracias... ¿Tiene que volver la semana que viene?
- ¿Al municipio?- Lauren asintió- Sí, debo hacerlo por cuatro miércoles seguidos.
- Genial... otro almuerzo
- Va a salirme caro esa parte
- Yo invito el próximo- Camila alzó una ceja-
- ¿Qué?
- Eso, yo invito, pero nada de Breadstix, va a ser algo distinto... ¿Se apunta?
- Lauren... yo creo que hoy deberíamos detener esto
- ¿Se apunta o no?
- ¿Qué piensas?
- Es sorpresa... usted no me quiso decir la que tiene preparada para nosotros y yo...
- Ya, ya... no seas egocéntrica... Lauren- la llamó Camila dando un paso al frene y quedando a centímetros de su alumna. Lauren dio otro y alzó su cabeza, la distancia era demasiado inútil- A mí...- susurró Camila después de dar un vistazo general, ningún auto se escuchaba ni nadie pasaba caminando- A mí me gusta pasar tiempo contigo- dijo con una tímida sonrisa y un sonrojo en su rostro y todo su cuerpo. Lauren alzó sus dos cejas y abrió la boca sonriendo-
- Lo sé... todos terminan diciéndome lo mismo cuando me conocen
Camila rodó los ojos y se mordió el labio de manera divertida. Lauren rió y agregó.
- A mí también me agrada su compañía... Gracias por eso
- ¿Por qué?
- Tengo suerte de que quiera pasar tiempo conmigo, fui una molestia para usted al principio y...
- Shhh- la silenció estirando su mano para acomodar un mechón de pelo tras su oreja y escucharla suspirar tranquilamente. Su mano tembló al alejarse y la piel de Lauren se heló de repente hasta lograr evidenciarla en un pequeño escalofrío- Ve a casa ya, no quiero darte problemas con tus padres
- Tranquila, Drew me cubrirá... ¿Ya llamó a su mecánico?
- Sí- mintió, lo haría cuando Lauren la dejara sola; de lo contrario, sospechaba que la castaña no se iría.
- Está bien... como apenas probó bocado- dijo Lauren llevando sus manos a su mochila y abriéndola para buscar algo en su interior- Tome...- le dijo estirando su mano y entregándole una servilleta de color blanca envolviendo una pequeña bola- El viaje es largo y debe cuidarse- terminó por colocarlo en la palma de la mano de Quinn y luego sacudiendo las de ella para quitar el dulce pegado-
- ¿Es una magdalena?
- Aja... la tomé de la barra antes de seguirla... La pagaré otro día
Quinn sonrió, no podía decir nada contra aquellas palabras ni mucho menos a las acciones.
Tenía un problema: estaba gustándole demasiado exprimir al máximo los momentos con Lauren, memorizar cada cosa que ella decía y sonreír frente a cada acción que cometía.
No sabía cuándo podía pedirle a su cuerpo que se detuviera... sabía que igual no iba a obedecerla.
Lauren se alzó sobre sus pies y terminó por dejarle un sonoro beso en su mejilla.
Ella dejó de respirar por un segundo.
- Cuídese... y maneje con precaución... Hasta el viernes- le pareció que le dijo Lauren.
El límite de escuchar lo que su alumna le decía contra el de que sus oídos le permitían escuchar era nulo; no supo distinguir si la figura que caminaba a metros delante de ella era la de Lauren alejándose o si las palabras de la castaña habían sido en broma o sinceras. Eso le daba igual, al fin y al cabo su mente seguía repitiéndolas y ella se consintió en no reprimirlas.
El límite entre enojarse con Lauren y deleitarse con ella por sus gestos o movimientos estaba desapareciendo y convirtiéndose en uno solo que debería analizar, pero por ahora no quería.
El límite entre recordar que ella era profesora y Lauren su alumna y ciertas cosas debían suprimirse se estaba alejando y sin intenciones de que alguna de las dos evite regresarlo.
El término que determinaba sus condiciones no tenía ni un máximo ni mínimo grado de división en ese momento... Estaba desapareciendo para darle la libertad de disfrutar algo completamente nuevo.
Sin importar como sonaba en su mente y pensando en cómo sonará en las ajenas, Camila tomó su celular y pidió por su auto.
El viaje de regreso a casa nunca había sido tan corto.
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Lenguaje del Amor (Adaptación Camren)
FanfictionCamila Cabello es la nueva profesora del McKinley. Lauren Jauregui, su alumna menos aplicada. Esto es solo una adaptación. Todos los derechos al autor/a, la historia original se encuentra en: https://www.fanfiction.net/s/8934270/1/Lenguaje-del-Amor