Cap 33: Entre el Pasado y sus repercusiones

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Camila tenía solo cinco años cuando escuchó discutir a sus padres por primera vez, o cinco tal vez cuando reconoció que se trataba de tal cosa; estaba en el jardín de su casa, sentada meneando una pelota entre sus manos de un lugar a otro cuando escuchó el ruido de una mano arremetiendo contra la piel misma. Se asustó. Se puso de pie tan rápido como su vestido de domingo se lo permitió y corrió hasta la puerta.
Allí, detrás de la única pared que nunca había recibido pintura o remodelaciones, escondió su cuerpo y se apoyó en ella con sus brazos solo para ver a su padre algo inclinado tapándose el rostro y a su madre con la mano estirada en dirección a su cara. No entendió nada en aquel momento. Ni años después cuando presenció algo similar.
Aquella tarde Mario, el chofer de su casa, había dado parte médico después de dejarla en el Instituto por lo que debió regresar a casa caminando sola. Tenía apenas los siete recién cumplidos, saltaba con alegría por las veredas que dejaba atrás y saludaba entre cantos a los vecinos que la veían pasar; hasta que subió las escaleras de la entrada y abrió la puerta: su madre estaba gritando algo mientras le dejaba una sonora cachetada en la mejilla a su padre. Cerró la puerta y se acercó a ellos con más miedo del que Marta tenía en su cara a pesar de ser una mujer mayor y la empleada de confianza de la casa.
- Sube a tu cuarto- le dijo Sinuhe sin mirarla y tomándola del brazo- Haz la tarea y no bajes hasta que esté la cena-
- Sinu ella no tiene...
- Cierra la boca- fue lo último que Camila escuchó antes de encerrarse en su cuarto, sentarse sobre la cama y tapar ambos oídos con sus manos. Abajo, los gritos apenas comenzaban.
Y tenía doce cuando finalmente entendió todo. Eran vísperas de Navidad y ella estaba ansiosa por los festejos, después del almuerzo se acomodó en la biblioteca de Alejandro y comenzó a escribir su carta para Santa. Sonreía mientras garabateaba dibujos e inventaba una dulce firma al final de la hoja. Hasta que alzó con rapidez la vista justo cuando la punta de su lápiz se quebraba.
- No vamos a tener otro, Sinu
- ¡Claro!... ¡Porque tus amigos no se burlan de la única niña que has tenido!
- ¡Nadie se burla de Camila!
- ¡Sabes a lo que me refiero! Va de la mano con esa niña...Cece, para todos lados ¡Dios santo, ya me imagino el futuro que nos dará!
- Son unas niñas, Sinu, no digas estupideces
- Yo quería un varón, tú lo sabes
- Lo hubiésemos tenido si supieras controlarte a la hora de tomar pastillas
Camila escuchó los pasos de ambos acercarse por lo que guardó contra su pecho sus cosas y se escondió bajo el escritorio. Observó los zapatos de su padre moverse cerca de los suyos y su respiración se volvió lenta, Sinu continuaba reclamando algo entre gritos y finalmente volvieron a dejarla sola.
Arrojó con molestia su libreta y su caja de lápices de colores y tiró de su vestido intentando arrancarlo. Tenía doce y recién era una niña para entender realmente la falta de cariño de su madre.
Cariño que su padre intentaba suplantar con el de él pero no era lo mismo.
Cuando cumplió quince y besó a una niña en el baño de su Instituto, supo que muchas cosas iban a cambiar, ya lo sabía realmente y solo las estaba esperando.
Y la noche que llegó ebria por primera vez a casa en festejos de sus 18 con Cece y Alexa en las mismas condiciones entendió por qué su padre se dejaba golpear por su madre. Sinu la abofeteó apenas ingresó y sacó a sus mejores amigas de la casa como un par de desconocidas y le dedicó una mirada completamente nueva que le dolía si quiera saber de qué se trataba.
Infló su pecho a tal grado de sentir la piel de su cuello tensarse, Sinuhe dio media vuelta y se perdió en su cuarto con un fuerte golpe de puerta.
- ¡Soy así y soy tu hija! - le gritó molesta abriendo sus manos y desgarrándose la garganta solo para que su madre lo entendiera-
- A partir de mañana cambiarás- fue lo único que dijo Sinuhe abriendo la puerta y cerrándola al instante.
Al día siguiente, el living de su casa era invadido por cinco muchachos mayores que ella vestidos de traje y esperándola con un ramo de rosas cada uno.
Al día siguiente pasó exactamente lo mismo. Y al otro. Hasta que finalmente a sus 20 dejó su casa y se mudó unos días con Alexa y Cece y luego a un departamento que su padre le facilitó.
Camila recordó cada situación vivida como si en realidad las estuviese reviviendo.
Estaba sentada afuera de su nueva casa, con su padre al lado y ambos mirando hacia la carretera el pasar invisible de los autos que no pasaban. Recordó aquellas situaciones porque cada vez que se las comentaba a Cece las cosas empeoraban. Su madre solía gritar más y descargaba su frustración con Alejandro.
Cerró los ojos un momento y trató de visualizar un futuro alternativo a lo que estaba por contar. Si de empeorar la situación con Lauren se trataba prefería entonces que su padre regresara a New York cuanto antes y volviera a dejarla con cientos de dudas.
No podía perder la confianza que Lauren estaba comenzando a depositar en ella en cuestión de segundos. Pero tampoco quería desconocer trato alguno que debía darle a Lauren especialmente.
- ¿Entonces?- le preguntó su padre con aquella voz que a ella le daba tranquilidad y un pacto de sinceridad exclusivo. Abrió los ojos y giró el rostro para verlo.
Cuando terminó de hablar, el sol ya no estaba y los autos finalmente comenzaban a pasar.
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Lauren se detuvo con brusquedad en la puerta del Instituto cuando un grupo de porristas la obligaron a hacerlo. Pasaron a su alrededor con carteles, pancartas y demás para el aviso de la fiesta, giró a ver a Drew para ver su reacción pero él se entretenía mirando por debajo de aquellas cortas faldas rojas. Giró los ojos y estaba por golpearlo cuando Jennel apareció y tomó su brazo rápidamente.
- Hola- la saludó alegremente la castaña dando un pequeño salto y luego arrojándose sobre ella para abrazarla-
- Hola, Jennel- le dijo ella rodeándole la cintura porque de lo contrario caerían al suelo-
- Oye, Lolo vas a...- la chica se detuvo con violencia y le dedicó una mirada a Drew. Él suspiró y se alejó dejándolas solas- vas a venir a la fiesta ¿cierto?- le preguntó con una sonrisa entrelazando sus dedos con los de la castaña. Lauren se aclaró la garganta y por inercia observó el lugar donde el auto de Camila aparcaba siempre. Pero no lo vería por allí no solo porque era martes, sino porque su auto favorito estaba en New York aún y no tenía planes de estar cerca de ella-
- No lo sé
- ¿No lo sabes?- preguntó Jennel seriamente- Da igual- continuó otra vez con una sonrisa- siempre dices lo mismo pero todos los años aquí estás
- Mmm, supongo. A Drew no le gusta venir solo
- Ayer fui a un local y vi dos máscaras hermosas. Una que combinaría a la perfección conmigo y otra contigo. Solo que deben estar juntas todo el tiempo, para que queden bien
- Oh, la máscara, cierto- murmuró Lauren recordando el tema de ese año- no quiero usar una
- Pero Lolo- se quejó Jennel sosteniéndose de los hombros de la castaña- no puedes entrar sin una
- Está bien- susurró Lauren - Pero estoy segura que no vendré
- Claro- ironizó la porrista- todos los años dices que te quedarás sola a un costado esperando por tu amigo y luego te irás, y sabemos cómo termina eso- susurró pegándose a la castaña y acariciando tras su cuello. Sonrió cuando sintió la respiración de la castaña comenzar a cambiarse- ¿Sabes qué?- le preguntó volviendo frente a ella y tomando una mano de Lauren para acariciarla suavemente-
- ¿Qué?
- Este año es tu último, deberíamos dejar los juegos y terminar en lo que ambas deseamos- aseguró acercando su rostro al de Lauren. Se mordió el labio cuando la castaña esquivo el posible beso y terminó susurrando una vez más contra su oído- Dios, amo cuando te haces la difícil...veremos si así reaccionas el viernes- dijo la chica mordiéndole el cuello rápidamente y alejándose sin mirar atrás-
Lauren la observó a lo lejos y luego a las pancartas. La piel se le erizó al leer la invitación para profesores también y su rostro dibujó una sonrisa.
- Máscaras- susurró inevitablemente. Su mente comenzó a fantasear con esa noche: ella, luces obstaculizando la vista, música alta, salones desocupados y Camila.
Nada podía salir mal.
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- Entonces ¿estás bien?- preguntó Alejandro mientras desayunaba con su hija al día siguiente. Se habían quedado hasta altas horas de la noche hablando de Lauren y la relación que crecía entre ella y la profesora. Camila asintió algo alejada de lo que escuchó y continuó observando su taza de café. No, en realidad no estaba bien-
- ¿Cómo se supera eso, papá?
- Camila, muchas cosas no se superan, simplemente se trata de no recordar y...
- ¡No quiero eso para ella! ¡No quiero escucharla hablar de su pasado así otra vez! ¡No quiero nada de eso!¡Quiero que...
- ¡Camila! Por favor, cálmate, hija...Lamento mucho lo que me has contado- se sinceró el hombre después de que Camila le contara cada palabra que Lauren le dijo a ella- Tu miedo, el miedo que te consume desde anoche no sabes si es real. No sabes si existe la posibilidad de que Lauren haya pasado por tal situación
- Cuando quise acariciarla no me dejo ¿eso no me dice nada?
- Pues claro que no. Tal vez estaba conmocionada por el momento y cuando actuaste de esa manera ella lo hizo a la defensiva en consecuencia de ese mismo momento. Pero no saques conclusiones aún
Camila suspiró, levantó la cabeza al techo y cerró los ojos. Los único minutos que había dormido solo había soñado con la castaña y todo fue horroroso. Lauren en un posible pasado, ella y la castaña felices mientras compartían otra charla y otro sueño que había sido peor: Lauren burlándose de ella frente a los demás y marchándose con Jennel.
Sacudió la cabeza y volvió la vista a su padre. Había dicho antes que tenía miedo y hasta ese momento no supo a qué. Ahora finalmente comprendía la razón: el futuro que podía esperarla.
- Me dijiste que visitó psicólogos ¿Sabes para qué? - Preguntó Alejandro-
- No. Me dijo que los odia
- Vaya
- Papá ¿tu crees que debería tratarla diferente?
- Solo te aconsejo que no la obligues a nada. Ni a hablar ni a otra cosa. Si esto avanza y ella te cuanta algo más no dudes en llamarme ¿sí?
- Claro
- Me voy. Necesito estar en casa temprano, vaya a saber qué locura habrá hecho tu madre en estas horas que estuvo sola...Mmm ¿no le mando saludos de tu parte? - preguntó Alejandro levantándose y caminando a la puerta con Camila detrás-
- Dile que estoy bien, si lo pregunta. Adiós, papá, gracias- lo saludó ella con una fuerte abrazo y recibiendo un beso en la mejilla-
- Adiós, hija, cuídate-
Camila levantó lentamente su mano y la sacudió de igual manera al ver la camioneta marcharse. Se quedó recostada contra la pared un momento a esperar por algo en la carretera.
Veinte minutos después ingresó a la casa con una sonrisa.
Cinco segundos más tarde escuchó la puerta cerrarse a su espalda. Volteó y se encontró con Lauren pegada a ella.
- Parece que hoy estamos sincronizadas- susurró la castaña elevándose sobre sus pies para capturar sus labios en un beso de saludo. Ella sonrió sin separarse y acarició su cintura con delicadez mientras dibujaba círculos en ella. Lauren se separó, le besó bajo el mentón y se alejó apenas un paso- ¿Estabas esperándome?
- Algo así- respondió Camila después de reír- En realidad, mi padre acaba de irse
- ¿De verdad?...Oh me hubiese gustado conocerlo
- ¿Estás hablando en serio? - preguntó la profesora sorprendida. Lauren asintió con entusiasmo- ¿Y eso por qué?
- Mmm- respondió Lauren levantando los hombros- ¿por qué no? Lo pintas demasiado genial y tengo que corroborarlo ¿no?
- Deja los chistes ¿quieres?¿Tomamos algo? Estaba por desayu...¿por qué no estás en el Instituto?- preguntó Camila girando con violencia antes de ingresar a la cocina-
- Uno de los profesores se ausentó, como siempre. Y pudimos salir antes de horario...Relájate- respondió Lauren besándola fugazmente y sentándose luego en la silla más cercana-
- Voy a creerte
- Tienes que hacerlo ¿Y por qué vino por tu padre? - preguntó Lauren y observó a Camila detener sus acciones un momento-
- Ehh...ya sabes, padres que se preocupan. Quería conocer la casa y alrededor
- ¿Y le gustó?
- Me dijo que sí
- Genial
- ¿Genial?
- Así no te regresa a New York - respondió Lauren con una sonrisa recibiendo una taza de té- Mierda ¡esto está caliente! - gritó echándose aire con su mano en la boca. Camila giró los ojos y caminó con su tasa para sentarse frente a ella-
- Ah, lo siento, señorita ¿necesita un hielo en el té? No seas llorona y espera un rato
- Ya, ya, está bien...Eh, Camila
- ¿Mmm?
- Tu padre... ¿él sabe de esto?- preguntó Lauren moviendo su dedo pulgar e índice entre ella y la profesora. Camila tragó fuertemente- ¿Lo sabe?
- No del todo
- ¿Qué?¿Qué significa eso?
- Lo siento...Sí, él... él sabe todo
Lauren abrió los ojos sorprendida y bajó la vista a sus muslos, realmente para ella no cambiaba el hecho de que alguien tan cercano a Camila supiera la verdad pero nunca creyó que, además de sus mejores amigas, la profesora le contara las cosas a su propio padre.
Eso debía preocuparla, tal vez, pero no entendía si realmente debería hacerlo y de qué manera.
- Supongo que eso cambias las cosas ¿no?- preguntó bebiendo esta vez el trago caliente a propósito y aguantándose las ganas de gritar-
- No para mí- aseguró Camila con la mirada y la voz segura- Dime qué piensas- le pidió cuando la castaña volvió a callar-
- Pienso que soy importante para ti - aseguró la castaña dedicándole una mirada penetrante- y eso me encanta, pienso que entonces esto no es una tontería ni mucho menos un juego. Pienso que tienes miedo y buscas soporte en él, pienso que tienes dudas y esperas que él te de las respuestas...Pienso que nada cambia para mal y que esto podría ir mejor. Pienso que no me siento tonta por haberte creído importante porque así me crees tú ahora... ¿Cierto?
- Cierto- susurró Camila con la mirada perdida en los ojos de la morena que no demostraban más allá de seguridad-
- Pienso algo más ¿sabes?
- ¿Qué?
- Pienso que sería raro pedirte algo más...pero que sería sumamente placentero cuando lo vivamos
- ¿Qué, Lauren? ¿De qué hablas?
- De...de nada, no importa...Traje algo- dijo la castaña poniéndose de pie rápidamente y regresando al living por una bolsa y volviendo a Camila que aún se mantenía sentada-
- ¿Qué es?
- ¿Recuerdas de la fiesta que habló Jennel ayer? - preguntó Lauren -
- Mmm, sí ¿qué pasa con eso?
- Los profesores también pueden asistir, asique...
- No, olvídalo Lauren, esas cosas no me gustan. Lo siento
- Aún no te he dicho nada- la retuvo Lauren por los hombros cuando Camila intentó levantarse-
- ¿Vas a pedir que vaya?
- Aja- le respondió Lauren con una sonrisa-
- Bien, ya te lo dije: no.
- ¡Camila!...Al menos espera a que te me muestre esto- dijo Lauren fingiendo enojo mientras retiraba algo del interior de la bolsa. Movió su mano cuando obtuvo lo que quería y Camila giró los ojos- ¿Qué tal?
- No- dijo Camila sonrojada y cruzándose de brazos. Lauren sostenía con mucha alegría un antifaz color rojo enmarcado con pequeñas piedras brillantes y una pluma blanca sobresalía de su lado derecho- No- repitió la profesora al ver a la castaña estirando el elástico de la pequeña máscara y acercándose a ella-
- Va a sentarte perfecta- murmuró la castaña sentándose a horcajadas de Camila y acomodando el antifaz en su lugar. De repente, cuando los ojos de Camila brillaron ocultos todo se hizo silencio. Lauren estiró su mano y quitó la coleta del cabello negro y lo revoloteó un poco para que suelto combinara a la perfección con la máscara. Y sonrió agradablemente.
Se miraron unos segundos hasta que Camila llevó su mano a la bolsa y quitó otra pieza, esta vez era una completamente rosa que en su ojo izquierdo se fusionaba con plateado y de allí mismo sobresalían unas puntas del mismo color. La profesora imitó la acción de estirar el hilo pero cuando iba a colocarlo Lauren la detuvo reteniendo sus manos.
- Si quieres ver cómo me queda deberás ir a la fiesta- le dijo la castaña quitándole la máscara color rosa y volviéndola a la bolsa-
- No juegues conmigo, no me gustan ese tipo de cosas
- Por favor. Aunque sea ve una hora- insistió la castaña apretándole los hombros ligeramente- si no te agrada regresas a casa...¿Sí?- preguntó zarandeándola ligeramente provocando que Camila agache la mirada avergonzada- No, no...no escondas tus ojos- susurró rodeando el rostro de la profesora y colocándola otra vez frente a ella-
- ¿Por qué?- preguntó Camila cruzándose de brazos y recordando que aún llevaba el antifaz-
- Porque me encantan. Son tan únicos y perfectos que provoca verlos todo el tiempo
- No hables en rimas ¿quieres?
- Lo siento- respondió Lauren en una pequeña risa- pero es verdad. Me gustan mucho
- Mmm, yo creo que son iguales a los demás
- Estás bromeando ¿cierto?- preguntó Lauren con sus manos tras el cuello de Camila y tirando para acercarla a su rostro. La profesora negó apretando los labios y los separó al sentir otros contra ellos. Eran sensaciones inexplicables las que sentía cuando Lauren la besaba de esa manera: tan sutil, dominante y extremadamente dulce que solo intentaba corresponderla de la mejor manera per con miedo a no lograrlo. Estaba separando sus brazos para rodearla por la cintura cuando recordó la charla con su padre y la manera en que ciertas acciones podían incomodar a la castaña. Terminó por descansar sus manos fantasmalmente sobre los muslos de Lauren y evitar ese contacto directo de manera adecuada. Pero Lauren se despegó de ella otra vez con aquel fuerte sonido que la avergonzaba por lo que no aferrarse a su cintura se salió de control - ¿Qué?- preguntó Lauren riendo al sentir el rostro de la profesora esconderse en su cuello-
Pero Camila no respondió y continuó negando contra la piel de la castaña y recibiendo un abrazo protector a cambio.
- ¿Lauren?- preguntó Camila aún en la misma posición y arriesgándose a abrazarla correctamente de manera posesiva-
- ¿Qué?
- ¿Ya me puedo quitar esta cosa?- preguntó refiriéndose al antifaz y efectivamente comenzando a sacárselo-
- Por favor...ve a la fiesta- murmuró Lauren en un infantil puchero que Camila observó con ganas de morderlo y a cambio debió morderse su labio inferior- ¿Por favor?
- ¿Para qué? Solo nos podría traer problemas, no te arriesgaré a eso
- ¿A mí?... Yo sé que estoy pidiéndote demasiado pero sería algo único ¿no crees?
- No lo sé
- Por favor...Te prometo que no haré nada que pueda perjudicarte ni ponerte en peligro...Si no vas, además, tampoco pienso ir.
- Eso es extorsión ¿sabías?
- Aja... ¿entonces?- preguntó Lauren volviendo sus manos a los hombros de la profesora y sintiendo las de Camila en su cadera acariciando en círculos. Finalmente la profesora suspiró y agitó la cabeza antes de responder-
- Está bien
- ¡Sí!- celebró Lauren estrechándola contra ella y besándole velozmente la mejilla-
- Y tengo que usar eso ¿cierto?- preguntó Camila señalando con la cabeza la bolsa-
- Sí. Toda la noche
- Mmm... ¿es el viernes?
- Ajá. Los alumnos ingresan a las 21 y los profesores una hora después
- ¿Y eso por qué?
- Reglas estúpidas que así lo dicen...Gracias- susurró la castaña besándola rápidamente y poniéndose de pie luego-
- Oye, Lolo ¿cómo vas con todas las materias que cursas?- le preguntó Camila mientras caminaban hacia la puerta-
- Supongo que bien
- ¿Y por qué sería esa suposición?
- Solo he desaprobado unas cuantas. Menos que el año pasado
- ¿Cuántas son esas "cuantas"?
- Unas dos...cinco- suspiró la castaña cuando el brazo de Camila pasó frente a sus ojos para cerrar la puerta que ya había abierto-
- Voltea- ordenó Camila a sus espaldas seriamente- ¿Cuáles?
- No las recuerdo
- ¿Cuáles, Lauren?- preguntó aún más contundente-
- Mmm, creo que todas las de los números, lenguas extranjeras y artes
- ¿Artes? ¿De verdad?- preguntó Camila no solo porque la materia era a total libertad sino porque recordaba a la profesora y no le caía bien en absoluto el mal humor de aquella señora mayor-
- No me gusta dibujar, ni pintar ni nada de eso- aseguró la castaña recostándose contra la puerta cuando Camila giró los ojos-
- ¿Y los números?
- Los he odiado siempre
- Y ¿no conoces a alguien que pueda ayudarte? Una profesora particular ¿tal vez?
- No ¿por qué? ¿Tú podrías ser?
- Oh, no, no- la retuvo cuando Lauren se alzó para besarla y la volvió a su lugar- nada de eso. También odio los números. Pero Cece es muy buena en ellos y...
- Ella me odia
- ¡Claro que no!
- Oh, por favor, Camila, las dos veces que me vio solo lo hizo con odio.
- Si de eso se trata Cece entonces odia a todo mundo ¿Quieres que hable con ella?
- No
- Bien. La llamaré mañana- aseguró Camila y Lauren suspiró-
- ¿Qué? - preguntó cuando la profesora le hizo un gesto con las cejas-
- Ya va a ser hora de almorzar. Ve a casa
- Estaba por hacerlo pero tú me retuviste...Disimula- bromeó Lauren volteando nuevamente y abriendo la puerta-
- Cuídate, nos vemos mañana
- Así será. Hasta luego, Camila
- Oye- la llamó la profesora cuando Lauren ya llevaba varios pasos y volteó a verla- camina con cuidado.


Lenguaje del Amor (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora