Cuando su madre cortó la llamada desde el otro lado, Camila se dejó caer en su sillón demasiado cansada. Allí, otra vez, Sinuhe la había obligado a asistir a otra de sus patéticas tarde de té con sus amigas mayores y con el único propósito de presentarle algún hijo de estas. Hacerlo su novio y luego su futuro marido. El padre de sus hijos si de paso pedía algo más.
Camila estaba acostumbrada a esas clases de reuniones, nunca ponía oposición al asistir, de la misma manera en que solo cruzaba un cordial saludo con los muchachos y nada más.
No comprendía por qué aun su madre se empeñaba en molestarla en ese aspecto. Desde hace tiempo que toda su familia sabe su orientación sexual, nadie, a excepción de Sinu, se interponía en ese aspecto de su vida.
Tomó el cojín de color piel y lo colocó sobre su pecho, hundiendo su boca en él y tratando de olvidar lo que le pasó a Lauren la mañana del día anterior.
Sí, la chica podía ser odiosa en su máximo esplendor, pero la caída que ella presenció fue demasiado violenta y podría haber tenido consecuencias de igual magnitud ¿Asistiría a clases el viernes?
'Maldición'- pensó como pocas veces, aun quedaban tres días para averiguarlo.
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- Señorita Cabello, que gusto volverla a ver. Pase, por favor- Marta, la empleada de confianza que trabajaba para sus padres, la atendió con su típica sonrisa y calidez de madre que a su hijo le daba pero que él no quería recibir.
- Hola Marta ¿cómo has estado?- la saludó ella con felicidad-
- Muy bien, gracias hija. En la sala su madre la está esperando
- Déjame adivinar... ¿Al menos hay unos cuatro?
- Con precisión. Mucha suerte, niña- contestó la mujer antes de cerrar la puerta y dejar a Camila sola en el pasillo para que caminara hasta dónde estaba su madre.
________________________________________Con unos pasos más, ingresó en la sala llamando rápidamente la atención. Como había comentado con Marta, cuatro muchachos apuestos estaban parados al lado de los sillones. En ellos, lo que ella dedujo, estaban sentadas su respectiva madre.
- Buenas tardes- saludó con cordialidad quitándose su abrigo y acercándose a estrechar la mano de cada presente- Mamá, ¿me presentas a tus amigas?, por favor
- Claro, hija- dijo Sinu con su típico tono soberbio creyéndose la dueña del mundo. Camila asentía casi perdida ante los apellidos y los nombres de los chicos- Él es James, el mayor de los Cooper, tiene tu edad, hija. En dos años terminará su doctorado y comenzará a ejercer. Mila, enséñale la casa, por favor -
- Claro- respondió la chica entre dientes. Al parecer, ese día, su madre se había decidido por un chico atlético, moreno y con una sonrisa casi invisible. Camila rió, cuando les hablaba con sinceridad al llegar a la planta alta de su casa, sus pretendientes no volvían nunca más- Ese cuadro lo pintó papá, con ayuda de mi tío. Ambos aman el arte- dijo Camila al llegar al final de las escaleras. Cuando volteó, el chico observaba sin disimulo su espalda. Y más abajo. Mucho más abajo-
- Vaya, señorita Cabello, su madre me comentó de su belleza, pero he quedado impresionado. Es una chica muy guapa- aseguró él acercándose con las manos en los bolsillos de su pantalón de traje y arrinconándola contra una de las paredes- Además, sus ojos son preciosos
- Si, lo sé, los veo a diario en el espejo- dijo ella alejándolo por el pecho. Cuando la distancia era considerable, volvió a hablar- Pero tengo novia
- ¿Perdón?
- Lo que escuchó. Llevó casi tres años en una relación con una chica. A la cual amo y respeto- Camila apretó sus labios al ver la cara del chico, recordó a Stromberg, aquel alumno que solía poner cara de confusión todo el tiempo.
Ahora quedaba un poco de reproche y el saludo final.
Y otro chico desechado.
- Su madre no nos dijo eso- aseguró él dando dos pasos hacia atrás-
- No sé por qué, pero siempre lo olvida. Pero usted es muy guapo, no tanto como mi novia, pero tiene lo suyo. Podrá conseguir otra chica dónde quiera.
- ¿Cómo se llama su novia?
- Prometida- arriesgó Camila. Nadie le había preguntado el nombre anteriormente e, inventando excusa de manera rápida, no era demasiado buena-
- Como sea ¿Cuál es su nombre?
- Ella tiene un nombre muy bonito...- tragó saliva con dificultad. Se aclaró la garganta perdiendo tiempo justo cuando su padre entraba con una botella de vino en mano y la alzó en su señal. Esa noche, habían quedado para hablar de su progreso con sus nuevos alumnos. Hablarían de Lauren -Lauren- dijo cuando su padre se perdió dentro de la cocina- Mi prometida se llama Lauren
- Bueno, en ese caso. Que sean felices- dijo él con sinceridad estirando su mano en señal de saludo. Camila la estrechó con gusto.
¿No podría haber pensado en otra alumna? ¿La chica morena, tal vez?
Claro, aun no se aprendía su nombre.
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En Lima, esa noche era demasiado agradable a pesar del invierno. Resguardada en su casa, Lauren le envío un mensaje a Drew. Nunca habían tenido un martes más aburrido.
"Clara trabajando, Michael en la biblioteca leyendo...No lo sé ¿Hacemos algo?" -L-
"Estoy por cenar ¿Quieres venir?"- D-
"No, gracias. Clara hizo una tarta de vegetales deliciosa. Además, me duele demasiado mi pie"- L-
"¿Vegetales? Eso no es comida... ¿Ya te puedo firmar el yeso?"- D-
"No me quebré el tobillo, tonto. Solo fue un pequeño esguince. Estaré bien en unos días. Mientras tanto, necesito diversión pero no puedo salir de casa. Termina de comer y ven" -L-
"Lo siento, mamá llamó a Cowell para hablar de mi comportamiento y el muy idiota le dijo lo que hicimos ayer. Pasaré toda la noche con la tarea de la profesora nueva" - D-
"¿Camila nos dio tarea? Pues claramente no pienso hacerlo" - L-
"¿Quién es Camila? A mi no queda otra. Mamá quiere que comience ahora. Te mando un mensaje antes de dormir. Te quiero, pequeña"- D-
- Estúpido, Drew- dijo al leer el mensaje. Camila era la profesora nueva ¿Quién no lo sabía?
O tal vez ella era la única que no lo desconocía.
- Lauren- con dificultad, giró parte de su cuerpo al escuchar a su padre llamarla desde la biblioteca- Te ayudaré a subir. Ya es tarde, ve a descansar
- Pero papá, quiero ver alguna película o...
- Ya dije. Subirás y te recostarás- dijo él parándose frente a ella y tomándola de los brazos con cuidado- ¿Quieres que te cargue?
- Papá, fue un golpe. Nada más. Puedo subir sola- Sin importar lo que ella dijo, Michael le tomó la mano y la ayudó a subir lentamente las escaleras. Al llegar a su cuarto, Lauren se desplomó sobre su cama.
Podía haber sido un pequeño golpe, pero el dolor al sentar el pie era inmenso.
- Toma- dijo Michael entregándole su mochila- Haz las actividades que debas hacer y luego te duermes. Me llamas si necesitas que te apague la luz
- No tengo seis años, Michael
- Oh, si. No tienes seis. Te quiero, pequeña- le dijo él antes de dejarle un cálido beso en su frente.
Cuando Lauren lo vio salir y ladear la puerta tras él, quitó el cuaderno en que Camila había escrito la nota para él o Clara, pero ella no se la mostraría.
Abrió el cuaderno con rapidez y pasó las hojas con desesperación hasta hallar tinte roja. Si no fuera por la nota, ella no tenía nada escrito de ese color.
"Esta vez no habrá nota, demasiado nos aguantamos en el salón de castigo. Arranca la hoja al terminar de leer y tírala. Pórtate bien. C.C"
- ¿Qué demonios es esto?- se preguntó al releer las palabras una y otra vez- Ni lo sueñes Cabello- aseguró rompiendo la nota y escondiéndola al fondo del cajón de su mesita de luz-Esto recién comienza.
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Ese miércoles a la mañana, llegó al McKinley portando una sonrisa en su rostro demasiado grande, sus lentes en su mano izquierda y su maletín en la derecha. En cinco minutos comenzaba la clase con los más pequeños.
Mientras caminaba por el pasillo, recordó la charla de la noche anterior con su padre. Él le dijo que mantuviera la paciencia hasta su límite, que su postura no debía doblegarse más allá de la necesidad y qué, con una sonrisa a pesar de que sintiera lo contrario, siempre mostraba debilidad para el resto.
Con seguridad en si misma, y con el paso del tiempo, terminaría agradándole a Lauren Jauregui.
Si, ella pretendía primero entablar una buena relación con la castaña y luego con el resto.
- Cárgueme dentro de esa camisa- escuchó como Chadwick le insinuaba al pasar frente a su casillero. "Paciencia" se dijo a si misma- Y dentro de esa pollera también- le gritó el chico mientras ella se alejaba-
Cuando dobló la esquina, la sonrisa que se había debilitado con Chadwick, volvía a relucir.
- Déjame, te ayudo- le dijo a Lauren al encontrarla cerca del baño intentando alzar sus libros- ¿Cómo estás, Lauren?- le sonrió esperando una respuesta mientras alargaba su brazo para tomar una agenda. La castaña la ignoró y le arrebató las cosas de sus manos para resguardarlas contra su pecho-
- Hoy no tenemos clases con usted ¿qué hace aquí?
- No son mis únicos alumnos- respondió con un toque de orgullo al ponerse de pie. Apenas ladeó su cuerpo hacia delante para ayudar a la castaña pero esta se alejó al instante-¿Cómo está tu pie?
- Excelente- "Dios, Drew, ¿dónde estás?"-
- ¿Está vendado?
- Ajá
- Supongo que eso servirá para alejarte de las clases de atletismo. Britney no te trata nada bien
- ¿De qué está hablando? ¡Amo atletismo!... Este maldito accidente no me imposibilitará para volver hoy ¿Qué piensa? ¿Qué me rindo frente a algo tonto y que encima pasó por mi culpa?
- No fue tu culpa, Lauren. Britney les exige demasiado
- Nos exige porque sabe que es la única manera que tendremos de ser alguien en un futuro. Si por mí fuera, solo vendría a este estúpido colegio solo por eso
- Yo también fui porrista. Entiendo el esfuerzo, pero eso queda en nada cuando sales de estas cuatro paredes
- Pues qué lástima que a usted no le sirvió. Porque conmigo si lo hará
- Hola, Lauren- Camila volteó en el momento en que una castaña pasaba al lado de ambas y saludaba a Lauren con una sonrisa y la mano apenas levantada. Lauren le sonrió con un leve sonrojo-
- Hola, Jennel
- Nos vemos a la salida- dijo la chica antes de alejarse y adentrarse en un salón. Camila frunció el seño, sería una de sus alumnas ¿Por qué no la recordaba de la semana anterior?
- Si, cuídate, Jennel- Camila volvió a mirar a Lauren quien tenía su vista en el pequeño escote que su camisa celeste mostraba y apenas revelaba unos centímetros de piel- Eh, bueno... Llego tarde a clases- dijo con dificultad al ser descubierta de esa manera-
- Que estés bien, Lauren- le dijo con una sonrisa al verla alejarse con dificultad en su pierna derecha. Ella dio media vuelta y entró al salón para la clase de esa mañana.
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Cuando Lauren tomó su libro de historia, un sobre cayó libremente sobre su pupitre. Rodó los ojos, era el que Keaton le había entregado el lunes. Ni siquiera lo recordaba.
Dándole una mirada rápida al chico, tomó el papel y lo hizo un bollo y luego estiró su brazo hasta el banco de adelante.
- Arrójalo a la basura, por favor- le pidió a Drew en voz baja al chico que todos los días cambiaba de banco. Esa mañana se había sentado delante de ella- Gracias- susurró volviendo a pegar su espalda a su silla.
Con un rápido y acertado movimiento, Drew había entregado al papel sobre el tacho de basura.
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Cuando el timbre de salida sonó sobre las 13:00, ella salió con su mochila al hombro. En la puerta del salón, Drew la esperaba para llevársela a casa mientras ella se quedaba en práctica.
- ¿Vas a necesitar que te venga a buscar?- le preguntó cortésmente el chico mientras cargaba dos mochilas y guiaba por los hombros a Lauren hasta su casillero-
- Gracias, Drew, pero no- respondió tomando la bolsa que contenía su equipo de gimnasia- Llegaré a casa caminando. Despacio, pero caminando
- Estás loca, el doctor te pidió reposo. Y eso no lo es
- Vaya, te has vuelto inteligente de un minuto a otro
- Hasta el viernes, chicos- Lauren cerró con un fuerte golpe su casillero al oír la voz de Camila pasar por su lado. La profesora le sonrió a ella y terminó desapareciendo por la puerta grande de salida.
- ¿Qué hace aun aquí? ¡Drew!- golpeó al chico que observaba sin discreción a su profesora-
- Supongo que acaba de terminar su hora. A quien le importa. Me voy, cierta chica me espera hoy y mamá no está en casa- alzó él sugestivamente las cejas. Lauren rodó los ojos-
- Cuídate. Te llamo para que vayas esta noche a casa
- Estaré esperando- se despidió él corriendo hacia afuera. Ella lo siguió pero a paso lento.
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Bajar las escaleras de entrada no fue trabajo fácil, se tomó cuidadosamente del barandal y, apoyando primero su pie sano, puso luego el golpeado con una mueca de dolor al sentir la punzada al contacto del piso con su pie.
Apenas había bajado el primer escalón y tuvo que descansar unos segundos.
Alzó la vista para contar los metros que aun debía caminar hasta el campo de entrenamiento. "Mierda", eran demasiado.
Cuando su rostro volvió al frente, casi resbala e iba terminar en otra caída.
Sobre la mini Cooper clara, Camila Cabello estaba recostada sobre su capó, con los brazos cruzados y mirándola con una sonrisa. "Dios, ¿porqué siempre sonríe?"
Alzó su mentón tratando de ignorarla pero era tarde. La profesora caminaba hasta ella.
- Hablé con Britney. Hoy no asistirás a su práctica
- ¿Qué? ¿Por qué hizo eso? ¡Estamos a semanas del campeonato!
- Será ¿por qué caminas con un pie y casi pierdes el otro?No seas terca, Lauren
- Iré a practicar igual. Ya se lo dije- apenas terminó de decir eso cuando una mano le rodeó su brazo izquierdo-
- Britney ya presentó tu ausente. Fin de la historia. Vamos- tironeó con cuidado su brazo para caminar-
- ¿Qué? ¿Vamos? ¿A dónde?
- Sube al auto, te llevaré a casa.
- ¿Qué? No, suélteme- se zafó Lauren del agarre e intentó caminar hacia otro lado- ¡Dios!- gritó cuando su pie tocó con violencia el piso y volvió a doblarse levemente-
- Ni siquiera deberías haber venido a clase. Ven- la tomó Camila por la cintura y la pegó al costado de su cuerpo- Si no ayudas no llegaremos a ningún lado-
Tenía ganas de gritarle otra vez que la soltara, pero el dolor estaba incrementando y estaba segura la zona estaba nuevamente hinchada.
Con lentitud, alzo sus brazos y rodeó el cuello de la profesora pegando sus cuerpos aun mas. Dios, que bien olía y que suave y delicadas eran sus manos al tocarla. "Gracias", dijo mentalmente. No pensaba soltarlo en voz alta.
- No te sueltes- le dijo Camila al llegar a la puerta de su auto. Con mucho esfuerzo, sostuvo a Lauren con un brazo y con el otro abrió la puerta y lentamente la acomodó en el asiento de acompañante-
- Yo puedo- la frenó Lauren cuando la profesora tenía intenciones de ponerle ella misma el cinturón de seguridad. Otra vez le sonrió antes de asentir.
Cuando Camila observó la seguridad de Lauren una vez sentada, cerró la puerta y caminó hasta la suya.
Adentro, si no fuera por el ruido del motor, lo demás era silencio.
- ¿Me dices la calle de tu casa?
- ¿Para qué? ¿Conoce Lima?- le preguntó Lauren con una mirada penetrante que logró intimidar a Camila hasta hacerla sonrojar-
- Tienes razón. Entonces, guíame
- Dos cuadras más y doble a la derecha. Después es todo seguido.
- Bien... ¿Aun te duele?- preguntó al ver la cara de sufrimiento de la castaña. Lauren asintió lentamente con los ojos apretados del dolor y tratando de respirar correctamente- ¿Te han dado desinflamatorios?
- Aja
- Me refiero a si los has tomado
- Son asquerosos- respondió Lauren bajando un poco la ventanilla. De repente, el calor comenzaba a invadir su cuerpo hasta perderse en su rostro-
- Eso explica por qué puedes caminar correctamente- ironizó la profesora ganándose una mirada de reproche por parte de Lauren- Si te recetan un medicamento, no es exactamente para mirarlos.
- ¿Por qué no se detiene y continuo caminando?
- ¿Por qué no puedes hacerlo? ¿Aquí es derecho?- preguntó después de doblar. Lauren asintió-
- Solo cuatro cuadras. Al final de la ultima, por el costado derecho, esta mi casa.
- No vives muy lejos, pero claramente no ibas a llegar sola. De nada - Lauren volvió a mirarla con molestia y Camila rió-
Cuando el auto se detuvo por indicación de Lauren, Camila movió su cabeza hacia el frente analizando la zona. Parecía demasiado agradable.
- ¿Quieres que toque el timbre así tu padre viene por ti? ¿O tu mamá? - propuso con cortesía al quitarse el cinturón. Lauren hizo lo mismo pero negó con la cabeza-
- Mama trabaja todo el día y...
- Y tu Papa también. Entiendo. Entonces yo te ayudaré- aseguró antes de bajarse y llegar hasta el lado de Lauren que ya tenía la puerta abierta- Como subimos, ahora bajaremos-le dijo cálidamente mientras volvía a tomarla por la cintura y luego cerraba la puerta- Con cuidado- le dijo al subir despacio la vereda y comenzar a caminar hasta la casa- ¿Está abierto?
- No, ten- le dio el juego de sus llaves que guardaba en su pantalón. En un rápido movimiento, Camila colocó la llave, giró la cerradura y abrió de la misma manera-
- ¿Puedo pasar? Me sentiría mucho mejor si te dejo en un sillón, o en tu cama-
- Ha hecho demasiado. Puedo sola hasta el living- dijo Lauren y escuchar suspirar a Camila. Con sus manos, intentó juguetear para pasar esos incómodos segundos de despedida. Camila no dijo nada por lo que ella volvió a hablar- Supongo que nos vemos el viernes- le dijo sosteniendo la puerta desde adentro y dejando a la profesora del otro lado-
- Solo si mejoras. Te aconsejo que te quedes a descansar pero si lo logras, entonces si. Será hasta el viernes- le brindó una amplia sonrisa y sacudió su mano ligeramente- Que estés bien, Lauren. Descansa
- Si... em, adiós- respondió con nervios al verla alejarse.
Camila se montó nuevamente en su auto y, después de un pequeño y último saludo con la mano, se alejó de allí.
- ¿Qué demonios fue todo esto?- se preguntó Lauren al cerrar la puerta y luego desplomarse sobre el sillón- Tu no te debilitas ante nadie, Lauren ¿Qué te está pasando?
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Lenguaje del Amor (Adaptación Camren)
أدب الهواةCamila Cabello es la nueva profesora del McKinley. Lauren Jauregui, su alumna menos aplicada. Esto es solo una adaptación. Todos los derechos al autor/a, la historia original se encuentra en: https://www.fanfiction.net/s/8934270/1/Lenguaje-del-Amor