Silvia tragó saliva, nunca le había sucedido algo semejante. Sentía como su cuerpo se ponía cada vez más caliente y algo en su centro punzaba, pero no sabía que era.
Jorge al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, decidió intentar mantener una conversación que fuera de otro tema.
- Es muy linda su casa, señorita
- Gracias, mamá tiene muy buen gusto
- ¿Y ella dónde está?
- Trabajando, como siempre.
- Entiendo
- A ver cuando me invita a su casa - ríe -
- Cuando quiera
- A estudiar, claro
- ¿Qué más podría ser? - imita su risa - tengo piscina, casi no la uso pero es muy grande y linda.
En "grande y linda" Silvia no precisamente pensó en la piscina.
- Claro, será en otro momento.
Jorge sólo sonríe.
- ¿Su padre cree que la deje ir a casa de su profesor?- Mi padre falleció hace años ya.
- Oh, lo siento mucho - realmente apenado -
- No se preocupe, está todo bien. Tema superado.
Pero dígame usted - acomodándose - ¿su mujer no se enojará si lleva a su alumna a su casa?- Comenzó a reir ante aquel comentario inoportuno - No tengo esposa.
- ¿Cómo así?, ¿novia o amante?
- No Silvia, nada de eso.
- No lo puedo creer el profesor más sexy de la universidad es soltero y sin compromisos.
Vio la cara de su profesor y cayó en cuenta de lo que había salido de su boca.
- ¿Lo dije o lo pensé? - preguntó cerrando los ojos -
- ¿Le parezco sexy?
Silvia quiso cambiar el tema rotundamente pero no sería tan fácil.
- ¿Entonces vive solo?
- Así es.
- aclarando su garganta - Está muy bien.
- ¿Y usted, tiene novio?
- 3
- ¿Cómo así que 3 novios?
- La que puede puede - se ríe -
- Eso está muy mal Silvia, no puede jugar con las personas.
- No estoy jugando, los tres me gustan.
- ¿De dónde los conoces?
- De la universidad, uno de cada año - soltó la carcajada que a Jorge no le pareció nada divertida -
- Debe aclarar esa situación, sólo debe estar con una persona.
- Tiene mentalidad de viejo, ha decir verdad pero puede que tenga razón
- Mentalidad de viejo o adolescente, debe saber respetar a las personas, el amor y la confianza que le brindan.
- Ya, ya, no quiero hablar de eso.
- Está bien, creo que es hora de irme.
- Si, ya es un poco tarde.
Silvia lo acompañó a su puerta.