VI

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Por mi mente pasaron un mil cosas, no sabía como reaccionar. Ella me escuchó o tal vez no. Pudo escuchar que gemia su nombre o tal vez no.
No sabía que estaba pasando pero sólo quería salir de ante vergonzosa situación.

- Lo que pasa es que.. ¿Este no es el baño mujeres? - interrumpió mis pensamientos -

- No, que no vio el dibujito allá afuera.

- No los vi, se parecen esos monos, mire que las mujeres usan pantalon eeeh. (Muy nerviosa)

- ¿Y los hombres vestido?

- Si... Es la moda. (riéndose)

- Váyase a su salón.

La vi alejarse de nosotros e inmediatamente salí también del baño pero no sabía como mirarla a la cara, soy un irrespetuoso.

Me senté en mi lugar y explique lo que harían, varias veces volteaba hacía el lugar de Silvia, pero nunca me miró.

Termino mi clase, salí.

...

No supe que hacer después de escucharlo, mi cuerpo se siente muy caliente... Sólo quiero sentirlo sobre mí y me quite estas ganas que tengo.

Esta vez fui al baño "correcto" y lavé mi cara y puse agua en mi cuello, de verdad era muy difícil bajar mi calentura.

Iba saliendo cuando escuché que alguien decía mi nombre.

- ¿Podemos hablar?

- Mm, claro, dígame.

- Pero aquí no.

- ¿En dónde?

- ¿Vamos a su casa?

- ¿Qué?

Para que quiere ir a mi casa, no puede ser.

- Es algo muy personal.

- Está bien.

Se dio la hora de salida y él me esperaba a unas cuadras de la universidad como habíamos acordado, no quería que pensarán otro cosa mis compañeros.

Vi su coche y me subí, durante el trayecto no hablamos de nada. Llegamos y lo hice pasar.

- ¿Quiere algo de tomar?

- No, gracias.

- ¿Nos sentamos?

Nos sentamos y yo no podía relajarme, sabía que quería hablar de eso pero yo no.

- ¿Y bueno?

- ¿Por qué entró al baño de hombres?

- Yo pensé que era el de mujeres.

- Ya no me chupo el dedo, Silvia.

- Bueno, que humor.

- ¿Qué escuchó?

- ¿De qué o qué?

- Silvia, ya sabes.

- No sé de qué habla.

- Por favor Silvia, no estoy jugando.

- Yo tampoco.

- No me rompas la.. Paciencia.

- ¡Uy,  bueno!.. No escuché nada, ¿o qué debería haber escuchado?

- No nada, me tengo que ir. Buenas tardes.

- Espere

- ¿Si?

- ¿Me pasaría su número de teléfono?

- ¿Para qué?

- Mm mejor sabe qué, ya váyase.

- Aquí tienes mi número. (Sacó una tarjeta) y se fue.

Silvia fue a bañar y luego se acostó, agarró la tarjeta, su celular y escribió un texto para mandárselo a su profesor.

Sólo escuché todas las ganas que tiene por hacerme suya.

Mensaje enviado.

El profe de matemáticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora