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Una nube de humo corto mi campo de visión. Hoy volvería al gimnasio a tomar mi primeras clase o al menos a eso esperaba. Subí al auto para ponerlo en marcha y coloqué la bolsa de deporte en el asiento del copiloto.

Abrí la gran puerta metálica y me acerqué hasta la chica-Sara- la cual me había revelado su nombre ayer antes de irme. Su mirada estaba fija en sus uñas mientras hablaba por teléfono. Movió su cabeza en dirección hacia la gran puerta roja indicándome que entrara.

Sentía mi estómago contraerse a cada paso que daba. Caminaba entre las máquinas y las personas para llegar al área de boxeo. Abrí la puerta de cristal llamando la atención de cada uno de los chicos que se encontraban ahí. Observé mi calzado para no tener que encontrar mi mirada con ninguno de ellos. No tardaron en despegar su vista de mi y me sentí más relajada.

-Hey, el spa esta en el piso de arriba- exclamó un chico bastante alto, soltando una pequeña risilla y haciendo reír a los demás.

Inmaduro, esa es la palabra que lo define.

-Ya muchachos continúen trabajando- ordenó el hombre que parecía el mayor. Era atractivo para su edad y tenía unos preciosos ojos azules pero no parecía estar muy en forma para ser un instructor.- ¿Buscas a alguien linda?.

-Yo... Em... Si- tartamudeé un poco.- mi nombre es Abigail y vengo por las clases de boxeo.

-Oh cariño, ¿en recepción no te dijeron que eran solo para hombres?- dijo con una amigable sonrisa pero había cierto sarcasmo en su voz.

-Dijeron que podría intentarlo así que- dejé la frase al aire mirándolo un poco nerviosa.

-Te diré que. Te daré una oportunidad pero debes mostrarme interés en esto o definitivamente estas fuera, ¿de acuerdo?.

-Hecho- respondí con una gran sonrisa en mi rostro. Me sentía muy feliz de por fin haber encontrado un lugar donde entrenar.

-Hey Connor ayúdame por acá- gritó a uno de los chicos que se encontraba cerca del ring platicando. Este se acercó apresuradamente hacia nuestra dirección.- esta chica Abigail quiere unirse al equipo de boxeo y...

-¿Es un chiste no?- interrumpió el castaño con una enorme sonrisa pero al ver que el hablaba enserio frunció el ceño.- Em, bueno. ¿Qué quiere que haga entonces entrenador?

-Lo que hice contigo el primer día, solo sé amable- respondió seguido de un movimiento de cabeza y se retiró.

-Supongo que me toca mostrarte el lugar y enseñarte lo básico- dijo el chico con una sonrisa ladeada- sígueme.

Nos movíamos mientras él me decía para que se utilizaba cada cosa.

-Ahí están los baños- dijo señalando una pequeña puerta gris en una esquina- aunque si fuera tu no los usaría; jamás los limpian y en realidad son un asco. Ahora sígueme, quiero mostrarte algo.

Caminamos entre los demás chicos, abriéndonos paso entre los sacos colgados hasta que llegamos al gran ring. Había aproximadamente unos ocho chicos en él charlando.

-¡Styles!- gritó Connor y uno de los chicos más altos y fornidos dirigió su mirada hacia acá y bajo del ring.

-¿Quién es?- preguntó con la voz un poco alzada aquel chico. Me estremecí un poco mientras sus ojos verdes recorrían mi cuerpo de pies a cabeza.

-Su nombre es Abigail, quiere aprender...

-No- no lo dejó terminar y dio vuelta hacia el ring, pero no alcanzó a dar un paso cuando Connor habló.

-¡Oh vamos! ¡Ni siquiera la has dejado hablar!- gritó con una pizca de diversión.

-Bien, que hable- dijo irritado.

-Yo...me gustaría aprender a pelear- dije intimidada recuperando parte de mi valor.

-¿No sabes nada?- preguntó claramente sorprendido.

-No- susurre débilmente.

-Mira Abigail. Si no sabes hacer nada no puedo ayudarte- dijo con serenidad.- así que encuentra otro lugar.

¿Quién se creía que era? Estaba claro que tenía un papel importante aquí pero el no iba a enseñarme, ¿o si?

-¿Tu eres el entrenador?

-Por supuesto que no- río silenciosamente- yo solo apoyo a Mark algunas veces con los nuevos, pero está más que claro que esta  vez no podré ayudarle.

-¿Entonces por qué estás aquí? ¿Si tu no eres el entrenador por qué no me dejas estar aquí? Él me dejo entrar, no tú, así que no necesitaré de tu ayuda.- respondí bastante irritada. ¿Cuál era su problema conmigo? Una chica también puede aprender.

-No sabes lo que necesitas siquiera, mejor deberías...

-¡Harry!- lo interrumpió Connor mientras lo fulminaba con la mirada.

Harry, al parecer ese era su nombre; tenía las manos hechas puños a los costados y la mandíbula apretada, parecía que explotaría en cualquier momento. Y aunque me agradó que Connor lo callara quería saber lo que tenía que decir, asumo que me iba a decir que cerrara la boca.

-Largo- hablo mirándome directamente- Vete. No quiero verte aquí nunca mas, ninguna niña como tu va a venir a decirme que tengo que hacer o que no así que vete ya.- exclamo para darse media vuelta.

¿Cómo yo? ¿Y cómo es eso?.

-¿Acaso eres el dueño de este lugar?- se volvió bruscamente hacia mi- no pienso irme.

-Cariño, controlo este lugar más de lo que te imaginas así que si digo que no vuelvas, no vuelves- dijo con un tono frío haciéndome sentir escalofríos y dándose vuelta hasta llegar al ring.

-Supongo que me tengo que ir- le hablé a Connor quien solo me miraba con una mueca de disgusto.

-No le hagas caso, solo deberías irte por hoy, regresar mañana y si él no te quiere ayudar lo haré yo- dijo con una gran sonrisa en su rostro.

-Esta bien, gracias supongo.

Di media vuelta y salí del área de boxeo por la pequeña puerta de cristal. Jalé la gran puerta metálica para salir del establecimiento pero algo o mejor dicho alguien la cerró de golpe.

-Hey Abby, lo siento- Connor estaba parado enfrente de mi con una sonrisa nerviosa- tal vez será mejor que no regreses en un tiempo.

-¿Qué? Pero si acabas de decir.. - titubeé un poco.

-No, no, solo por un par de días. ¿Porque no...- dirigió su mirada hacia el interior del gimnasio un momento y volvió a mirarme.- ¿Porque no vuelves en dos o tres días?. No quiero problemas Abby.- lo último lo dijo casi en un susurro mientras rascaba su nuca.

Seguí su cuerpo con la mirada mientras se alejaba de mí hasta entrar en el gimnasio. Por un momento se detuvo y le dijo algo al chico rudo de hace un rato mientras que éste me miraba con una sonrisa de superioridad para después retirarse con el castaño.

¿Cuál era el problema de este chico? Estaba mas que claro que no quería volver a verme aquí pero el no podía tomar esa decisión por mi.

Iba a volver a este lugar le guste o no.

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Holaaaaa

Aquí esta el segundo capítulo

Espero que les guste
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Graciassssss

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