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Saqué las llaves de mi bolsillo y entré  a casa.

-Papá estoy aquí- anuncié mi llegada para recibir un 'está bien' por su parte.

Dejé la llave sobre la mesita y me quité mis deportivas para después subir las escaleras hasta llegar a mi habitación.

Coloqué el gran bolso deportivo en el suelo y me recosté en la cama analizando los sucesos de hoy.

No sucedió para nada lo que esperaba en el gimnasio. Yo esperaba llegar y simplemente ser aceptada y poder comenzar con mis clases; no esperaba que chicos se metieran en mi camino o mejor dicho 'un chico' me corriera del establecimiento sólo porque se le antojaba, no era justo.

Harry era un chico muy grosero que claramente no conocía la palabra amabilidad y decidió echarme sólo porque no le parecía mi llegada. Él no era nadie para sacarme de ahí como lo hizo, el entrenador ya me había aceptado. Si su plan era intimidarme pues había funcionado, pero eso no significaba que jamás iba a volver. Lo haría, volvería con la cara en alto y le demostraría que no me interesaba su opinión.

*

Me desperté con el sonido del móvil y fue ahí donde me di cuenta de que me había quedado dormida.

-¿Hola?- conteste con la voz algo ronca.

-Abby, ¿Donde estás?. Llevo mas de media hora esperándote.- dijo Sara gritándome a través del teléfono.

-Pedí el día libre, ¿Johnny no te lo dijo?.

Sara era mi compañera de trabajo en la biblioteca. Básicamente ella iba por la mañana, yo por la tarde y ella volvía un par de horas en la noche para ayudarme a recoger.

Johnny era nuestro 'jefe' pero no era mas que un joven adinerado que había decidido abrir una biblioteca por diversión.

-No, no me avisó- habló irritada- jamás lo hace. ¿Sabes? Voy a renunciar, definitivamente estoy harta de todo esto.

-Ya, claro- dije riéndome- Sara, jamás dejarías ese lugar ni aunque Johnny te despidiera.

-Lo sé, necesito el dinero demasiado- dijo riéndose también.- en fin cerraré por hoy y te veo mañana.

-Adiós Sara-dije para colgar el teléfono.

Le había pedido el día libre a Johnny ayer puesto a que iba a "entrenar" en el gimnasio y saldría hasta tarde, a él le pareció bien supongo, en realidad solo asintió mientras devoraba una dona de chocolate.

Bajé las escaleras encontrándome a mi padre en el comedor con un montón de papeles regados en toda la mesa.

-Abby, hola- dijo mientras me hacía un gesto para que me sentara.

-¿Estás muy ocupado?

-No solo.. Ya sabes, hoy no fui a la oficina y al parecer nadie hizo nada bien.

-Ya veo..- dije levantándome hacia la cocina.

-¿Vas a hacer la cena?- asentí con la cabeza- Abby, sabes que para eso están las chicas de servicio.

-No me gusta que lo hagan ellas, me hacen sentir como una completa inútil.- respondí arrugando mi nariz.

-Bien, de acuerdo, tu hazlo. Pero deja que ellas limpien, ¿si?- dijo para comenzar a recoger los papeles.

*

Después de la cena subí a mi habitación y simplemente me puse cómoda y me acosté un rato.

Tocaron la puerta repetidas veces y respondí con un simple 'pase'.

La puerta se abrió mostrando a mi padre con una gran sonrisa en su rostro. Vestía sus no tan típicos pantalones azules y una camisa floja con algunos botones desabrochados.

-Abby, me voy- dijo acercándose a mí para darme un beso en la mejilla- ya sabes que volveré en un par de semanas, no tardaré mucho.

-Si claro, solo espero que esta vez no regreses con recuerdos.- dije riéndome.

-Oh vamos Abby un lagarto no es mal recuerdo- lo fulminé con la mirada.- Te prometo que no lo haré- dijo con una carcajada abrazándome por última vez saliendo así de mi habitación.

Mi padre siempre hacía esta clase de viajes de negocios con algunos socios de la empresa viajando a todas partes para conseguir mas apoyo por parte de otras instituciones financieras. Y claro como tiene muchísimas sucursales a su cargo, inspecciona la mayoría de ellas, así que solo no consigo verlo más que un par de días a la semana.

Mi familia siempre fue muy adinerada puesto a que mi abuelo fundó los famosos bancos 'Willson'. Eran de los más famosos de la ciudad y habían ido pasando de generación en generación. Mi padre siempre ha querido que yo estudie alguna carrera relacionada con la economía para que así pueda continuar con su legado, pero la verdad es que toda mi vida me he inclinado mas por la literatura inglesa. Leer es una de mis pasiones favoritas y me encantaría escribir un libro algún día.

Tomé mi celular y marqué el número de mi mejor amigo Josh.

-¿Abby?- contestó al segundo timbre.

-¡Josh!- exclamé emocionada.

-Hey, ¿qué tal chica?.

-Hola, supongo que bien. ¿Estás en tu casa?.

-Si, ¿por qué? ¿Te dejaron sola de nuevo?.

-Ya sabes, lo mismo de siempre.- dije y solté un bufido.

-No vengas, yo iré. Estaba comprando unas cosas cerca así que yo iré, ¿Palomitas?.

-Mejor helado, apresúrate- dije para colgar el teléfono segundos después.

Josh era mi mejor amigo de toda la vida, prácticamente era como un hermano para mi. Era bastante atractivo y si no fuera por su atracción hacia los chicos, creo que hasta podría ser mi novio.

Sonó el timbre y me apresuré a abrir dejando pasar a Josh quien traía un tarro con helado y una película en sus manos.

*

Después de ver unas cuantas películas, Josh decidió que era hora de irse prometiendo que pasaría por mi mañana al trabajo y despidiéndose de mi con un abrazo.

Luego de que Josh se fuera subí a mi habitación y simplemente me recosté hasta quedarme profundamente dormida.

*

Abrí la gran puerta metálica y entré al gimnasio. Me moví directamente hacia los vestidores parándome justo enfrente del espejo analizando mi vestimenta.

Había pasado una semana desde la última vez que había estado aquí. Mi plan siempre había sido ausentarme dos o tres días y volver pero para cuando quise volver, o Josh tenía mejores ofertas para mí acerca de salir con él en mi tiempo libre o Johnny no me dejaba faltar al trabajo; era ridículo, solamente faltaría una hora dos días a la semana y la biblioteca no es tan frecuentada, así que me parecía ilógico que Johnny no me dejara faltar.

Mis manos temblaban mientras tamborileaba en el lavamanos; estaba demasiado nerviosa sobre qué me dirían acerca de mi regreso. Una parte de mí decía que no me preocupara, que ni siquiera me recordarían y que empezaría desde cero; pero otra parte, decía que Harry estaría ahí intimidandome hasta hacerme abandonar el lugar.

Inspiré profundamente y salí de los vestidores apretando cada vez más fuerte la correa de mi bolso hasta que llegué a la pequeña puerta de cristal. A través de ella pude mirar a todos concentrados en sus sacos o peleando, esperaba que siguieran así para cuando abriera la puerta pero sucedió totalmente lo contrario.

-¡Abigail!- gritó Connor desde la esquina del área haciéndome un gesto de saludo con la mano, simplemente le sonreí.

Pude visualizar al entrenador Mark platicando con un chico cerca de los diminutos baños sentado en una mesa. Me dirigía hacia él, hasta que una gran mano se apoderó de mi brazo deteniéndome por completo.

-Pensé que no volverías nunca- dijo esa voz grave y pausada que tanto temía escuchar hoy.


Hola!

Aquí esta el tercer capítulo de box

Espero les guste y no olviden votar y comentar se los agradecería muchísimo.

BOX (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora