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Abrí la puerta haciendo resonar la campanilla por todo el lugar.

-¡Hola!- anuncie mi llegada a una no muy sonriente Sara tras el mostrador- ve corre elige un libro de tu agrado y cuando lo tengas vienes conmigo, ¿si?.

Lexie asintió con la cabeza y corrió a perderse entre los estantes.

-No vienes a trabajar, pero traes a una niña molesta a que me desordene los estantes- mientras hojeaba su revista, Sara me dio una mala mirada y a Lexie quien definitivamente estaba desordenando los libros. Le sonreí un poco avergonzada.- ¿Y a que se debe esta visita?.

-Solo quería llevarla a pasear o no se, convivir con ella.- levante los hombros.

-Yo sigo creyendo que eso no terminará bien.- nos señaló con la cabeza a mi y a Lexie, haciendo referencia a que no estaba bien el hecho de ser su "madrina".

-Lo hará- elevé los hombros.- ¿Que tal el día?.

-Pésimo- elevó la mirada de la revista y comenzó a desahogarse.- primero vino el señor Williams a elegir un libro, estuvo como cuarenta minutos eligiendo entre dos para al final escoger el libro de siempre y además me reclamó el mal servicio que le ofrezco y que los estantes son viejos, la misma basura que siempre reclama ya sabes.

La miré con compasión.

-Y para terminar de arruinar mi día, los de sanidad vinieron hace una hora a inspeccionar el lugar pues según se corrió el rumor de que teníamos ratas, ¡ratas Abby!- exhaló y me miró rendida.- pero todo normal, ¿qué tal tu día?.

-Esto es todo lo que he hecho, no hay mucho que contar.- eleve los hombros y le di una mirada de desinterés.

-Oh por cierto, casi lo olvido- sacó un libro debajo del mostrador y una paleta de caramelo.- tu admirador pasó a dejarte esto.

Puso la paleta en su boca y me entregó un ejemplar del libro "Carta a una desconocida" por Stefan Zweig. Había escuchado de ese libro antes, era casi más viejo que mi padre pero realmente nunca me interesé por leerlo, supongo que ahora tenía una razón.

-Bueno, ábrelo.- me miró emocionada.

¿Abrirlo? Solo serían páginas llenas de texto, a menos que hubiera algo dentro, pero ¿que habría?.

Lo abrí y hojee rápidamente y efectivamente solo eran páginas llenas de letras.

-Es solo un libro Sara.

-Creí qué tal vez habría algo dentro.- me dio una mirada de decepción y luego siguió hojeando su revista.

-¿Te has preguntado por qué viene siempre que no estoy?- me miró.

-Tal vez sea coincidencia- elevó sus hombros.- digo, hoy si debías venir y quizás esperaba encontrarte por aquí.

-Quiero este.- apareció una Lexie sonriente sosteniendo un ejemplar de "El principito", un clásico.

-Ponlo en mi cuenta del mes- le guiñé un ojo a Sara quien sonrío de vuelta.- Nos vemos Sara.

Se despidió con la mano y salimos del lugar. 

Al llegar al carro coloqué el libro en el asiento del copiloto y me dirigí a llevar a Lexie a su hogar.

-¡Tu también escogiste un libro!.- pude ver la emoción a través de sus ojos mientras señalaba el libro en el asiento.

Asentí con la cabeza y sonreí, no tenía tantas ganas de explicarle que lo habían dejado para mi.

*

Al dejar a Lexie, recibí una llamada de Josh.

-Hola Josh- salude feliz.- ¿Qué hay?.

-Abby necesito tu ayuda urgentemente- pude escuchar como maldecía por lo bajo después de escuchar algo romperse.- no te lo pediría si no fuera tan importante pero, ¿crees que puedas venir al museo ahora?, es una emergencia Abby.

BOX (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora