5

5.3K 235 26
                                    

Respiraba pesadamente a cada golpe que daba y cuando ya no pude mas, decidí tomar un descanso. Me senté en el mismo banco donde me sentaba con Connor cada día, bebí un poco de agua y me quité los guantes. Mis nudillos ya no se veían tan mal como el primer día; el uso de las vendas realmente me ayudaba.

Esta era mi tercer semana completa en el gimnasio. La primer semana fue la mas dura, todos se reían de mi poco conocimiento sobre el boxeo; la segunda, solo algunas personas recordaban mi presencia y gracias a dios en la tercera ya todos me trataban como alguien normal. Connor era el único que había estado ahí para ayudarme en todo momento, prácticamente se convirtió en mi entrenador. Mark jamás se preocupa por si Connor me enseña bien o no, simplemente le pregunta si va todo bien de vez en cuando y es todo; Connor me ha enseñado mucho en estas semanas y cada vez me cuesta menos el trabajo.

Por otro lado, a Harry solo lo he visto un par de veces mas, por supuesto que está aquí todos los días pero casi nunca coincido con él de frente. Me he vuelto invisible para él y realmente agradezco eso, puesto a que no quiero volver a hablarle, no desde nuestro último encuentro. Me trató muy mal y ese día tomé la decisión de no volver a hablarle. Le veía de vez en cuando cada vez que subía al ring a pelear, pero fuera de eso, no lo volvía a ver en el gimnasio.

-Abby- un Connor sonriente apareció enfrente mío, tomando asiento junto a mi.- si has terminado lo que te dije, eso es todo por hoy.

Asentí con la cabeza incapaz de articular palabra. Después de cada serie de entrenamiento, terminaba tan cansada que no quería siquiera hablarle a nadie.

-Luces agotada Abby.- dijo riéndose levemente.

Ni siquiera tuve oportunidad de responder, pues un chico muy grande apareció para interrumpirme.

-Connor, Mark dice que vayas a su oficina ahora y que lo esperes para hablar.- avisó a Connor.

El chico era bastante alto, demasiado y tenía el pelo casi negro.

Tenía unos grandes músculos a decir verdad, pero eran demasiado grandes para mi gusto. Nunca me han gustado esa clase de chicos, creen que por sus grandes músculos son superiores a todos.

-Abbigail, ¿cierto?- el chico ocupó el lugar donde se encontraba Connor previamente.- soy William.

Asentí con la cabeza y devolví mi mirada al frente puesto a que no supe que responder, el ya había dicho mi nombre y el suyo así que supuse que no había más que responder.

-Me gustaría invitarte a salir Abbigail- dijo serenamente. Este chico si que iba sin rodeos con las chicas.- digo, hay una fiesta esta noche y me gustaría que me acompañaras así podría conocerte mejor.

Me quede mirándole fijamente mientras pensaba una respuesta coherente. ¿Una fiesta?. En mi vida le había visto a este chico y me invitaba a una fiesta. Por supuesto que no, además tenía trabajo hoy y no podía faltar, ya había pedido muchos días libres y Johnny cada vez era más estricto.

-Ya se lo que estas pensando- dijo con una pequeña risa.- ni siquiera me conoces, si lo se, pero supongo que ese es el propósito de la invitación.

Pude observar casi en nuestra dirección a un Harry sudado, observando la escena con una amplia sonrisa en su rostro mientras bebía un sorbo de agua. Me guiñó un ojo y se volvió para buscar algo en su mochila. Idiota.

No sabia que responderle; realmente no quería conocerle y mucho menos ir a una fiesta con él.

-¿Que dices Abby?, ¿Vienes?-preguntó ansioso.

Le miré nerviosamente y por fin decidí responderle.

-Yo no... No puedo.- titubeé en mi respuesta como una gran mentirosa buscando una excusa para no ir.

BOX (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora