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-¿Podemos ir por un helado?.- me pregunta Lexie en el segundo que deshace nuestro abrazo.

He venido a visitarla con la esperanza de que me ayude a distraerme, disfruto mucho pasar el tiempo con ella y sé me mantendrá ocupada por un buen rato evitándome pensar en los sucesos de anoche.

He tratado de evitar pensarlo a toda costa pero anoche me ha sido casi imposible en cuanto dejó mi habitación. Estuve despierta rodando en la cama preguntándome por qué no nos habíamos besado, después tratando de convencerme que no me importaba y al final resignándome al hecho de que no sucedió por más que yo quisiera.

-Claro, podemos ir en cuanto termines tus deberes, ¿qué te parece?.- asiente con la cabeza y corre hacia su mesa, empezando a hacer sus deberes lo más rápido que puede.

-¿Cuánto tiempo les tomará eso?.- aparece preguntando Josh mientras coloca su mano sobre mi hombro.

Observo a Kyle y a Lexie escribir lo más rápido que pueden y asumo que será rápido.

-Seguro que no tardarán mucho.- y diez minutos después estamos saliendo del lugar.

El transcurso en carro se me pasa volando mientras escucho a los niños cantar las nuevas canciones que han aprendido en sus clases. Y cuando creo que han terminado, no paran de hablar de lo increíble que es Miranda con ellos últimamente y lo bien que se llevan ahora con los demás niños. Todo parece tan normal y tan perfecto para ellos en ese lugar que hace que sienta una opresión en el pecho. Nunca han conocido más, no saben lo que es tener una familia de verdad porque no les dieron la oportunidad, de hecho, creo que Josh y yo somos lo más cercano que tienen a una, aunque Josh y Kyle claramente si son familia. Me lastima saber que nunca conocerán más allá de eso, no se nos permite adoptarlos por más que quisiéramos. Sé que cada niño está ahí por una razón diferente pero, ¿qué clase de padres egoístas los dejan ahí de por vida y no les importa lo que pase con ellos?. Sé que en St. Joseph los niños reciben los mejores cuidados y son felices, pero merecen algo mejor y me duele saber que no podrán tenerlo.

Llegamos a la heladería y tomamos asiento en una de las mesas pegadas a la ventana, los niños la han elegido, por supuesto. Ambos comen helado de choco menta lleno de montones de toppings desde golosinas a chocolates, mientras que yo he optado por una simple pero deliciosa bola de fresa y Josh por una de vainilla.

-La señorita Miranda dice que el helado está hecho de leche y la leche viene de las vacas, así que ¿estamos comiéndonos una vaca?.- pregunta Kyle con incertidumbre. Este niño habla muchísimo en comparación con Lexie. Y nunca antes me había percatado lo tierno que es. Su cabello oscuro contrasta perfectamente con sus pecas alrededor del rostro y, tiene una de las sonrisas más tiernas que he visto. Tiene unas pestañas inmensas y curveadas que hacen su mirada más grande y hacen ver sus ojos más oscuros. No se parece en nada a Josh pero en cierta forma me recuerda a él. Cuando éramos niños, siempre preguntaba cosas así a su madre y yo terminaba aburrida escuchando una explicación que no quería.

-No Kyle, eso solo pasa cuando comes carne.- dice Josh mientras da otra cucharada a su helado.

-¿Entonces, las vacas mueren para que comamos carne?.- pregunta con los ojos muy grandes y su voz se entrecorta, no queremos que llore aquí, así que opto por mentirle un poco.

-Pero sólo las vacas malas mueren o las que se ofrecen, las buenas viven.- digo con una sonrisa sin mostrar los dientes y Josh me agradece con la mirada.

-Entonces, ¿el helado es malo porque está hecho de vacas malas?.- No puedo evitar sonreír con su pregunta y Josh hace lo mismo.

-No Kyle, la leche viene de las vacas buenas- toma un poco más de su helado.- Por eso el helado es lo mejor que hay.

BOX (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora