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Pasaron los días y retomé un poco más la relación con mis amigos. También fui a visitar a mi madre, ya que ella vive en Alicante y a mi hermana espero verla pronto, su vida en Londres no le permite venir mucho a España.
Poco a poco pude ir pagando las facturas y recogí dinero.

Es por la manaña, hemos quedado Jose, Noelia, Andrea y yo para ir a desayunar. Mientras desayunamos recordamos viejos tiempos.
-¿Te acuerdas de aquella chaqueta de invierno negra?- me pregunta Andrea.
Yo comienzo a reir.
-¡Claro que me acuerdo, es la bubu chaqueta!- le digo soltando una gran sonrisa. -Que recuerdos, ¿cuántos años tendríamos? ¿quince?- continúo diciendo.
Jose y Noelia tambien lo recuerdan y comienzan a reir. Ha sido una buena mañana. Esos recuerdos de mi "niñez" me han hecho olvidarme de mis problemas, que, poco a poco voy asumiendo. Tengo claro que María no va a volver.

Llego a casa, como siempre, solo. La verdad es que es muy triste llegar a casa y no tener ninguna compañía, alguien a quién preguntar cómo ha ido el dia. No se que hacer. Intento ponerme a limpiar pero, ¿qué limpio? Esta todo recogido, no hay nada que no este en su sitio.
Justo en el momento más oportuno, llama Inesa. Saco el móvil de mi chaqueta vaquera y contesto la llamada.
-¡Buenos días! Voy a ir de compras con Andrea y Marcos dentro de una hora. ¿Te vienes?-
-¡Claro!- digo muy entusiasmado y casi sin dejarle terminar. -Perdón.- digo mientras río.
Ella también ríe.
-¿Te parece bien dentro de una hora en mi casa?-
-Muy bien, allí nos vemos. Un beso.- digo cariñosamente.
Termino la llamada y miro el reloj, marca las 10:34. Pues me daré una vuelta, aunque se que su casa esta a menos de veinte minutos de la mía. Salgo de casa con las manos en los bolsillos de mi chaqueta vaquera y me pierdo entre la multitud.

Son las 11:30 y ya estoy en casa de Inesa. Soy muy puntual. Llego y estamos solos y estamos hablando sobre mi trabajo de Amsterdam. Le cuento sobre mi nuevo trabajo, pero no le cuento nada de que Marcos también trabaja allí.
Ella se lo toma bien, tampoco puede tomárselo a mal porque no hago nada malo, solo pongo copas en un club. La unica preocupación que ella tenía era sobre el tema del alcohol y esos temas.
-Sabes que una cosa lleva a la otra.- me advierte.
Yo le quito esa idea de la cabeza. Me parece una estupidez que piense eso de mí.
Poco después llegan Marcos y Andrea, llegan juntos. Continuamos hablando un poco y nos vamos de compras a un gran centro de comercial.

Tras toda la mañana fuera de casa, llego por fín. Entro y miro mi reloj. 17:00. Aún puedo darme una pequeña siesta. Entro a la habitación y bajo la persiana. Me quedo a oscuras, ya que solo entran unos debiles rayos de luz. Me pongo mi pijama y activo la alarma para que me despierte dentro de una hora y media.

Me suena la alarma justo a la hora que tenia previsto. Levanto la persiana y corro la cortina. Me pongo las gafas y miro por la ventana, como siempre, una calle concurrida.
Termino de arreglarme y bajo a la calle. Me apollo en la pared al lado de la puerta y espero a que Laila venga.
Se para delante de mi y yo me acerco lentamente. Entro en el coche y veo que no estamos solos.
-Esta es Rosa, una amiga que trabajará con nosotros a partir de ahora.- me dice Laila.
Miro a la chica, es guapa. Sigo mirándola y ella sonríe. Nos saludamos y nos presentamos. Es bastante simpática.
De camino al club estamos explicándole cómo funcionan las cosas. Mientras Laila le habla yo la miro por el espejo. Tiene un pelo muy rizado por debajo de los hombros. No logro distinguirle el color, lo tiene totalmente degradado. Dejo de mirarla al darme cuenta de que ella me esta mirando y fijo la vista en la carreta.

Llegamos y todos estaban pendientes de "la nueva" así es como se le llama a Rosa. Ella no baila, solo nos ayudará a Marcos y a mí. Las chicas estaban muy pendientes de ella al principio, después solo nos preocupamos Marcos y yo en ayudarla y en explicarle.
Comienza nuestra hora de trabajar y la gente comienza a llegar y comenzamos a poner copas. Rosa se ausenta para ir al baño. Vuelve y esta muy nerviosa, no para de tocarse la nariz. No le doy importancia y continúo con lo mío, aunque Marcos también le miraba extrañado.

Terminamos, no ha venido mucha gente, ha sido bastante aburrido y Claudia muy cabreada ha cerrado pronto.
Todas las bailarinas se han ido y sólo quedamos Marcos, Laila, Rosa y yo. Estamos en la calle junto a la puerta del club. Estamos los cuatro fumando.
-¿Nos vamos a tomar algo?- propone Marcos.
Laila y Rosa se miran. -Nosotras encantadas.- responden las dos a la vez.
Yo también acepto, y propongo ir a mi casa antes de salir.
Marcos coge su coche y sigue al coche de Laila hasta mi casa.

Pensamientos Oscuros | Libro Erótico | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora