Tras la marcha de su novia, Álex, un estudiante de DADE (Derecho, Administración y Direccion de Empresas) comienza su nueva vida en el mundo de la noche, el cuál hace del protagonista una persona arrogante y basada en sus pensamientos, pensamientos...
El teléfono suena a media mañana del lunes y es un numero que no tengo guardado. Contesto a la llamada y es Sofía, mi tono de voz cambia a algo mas seco.
-He estado revisando unos papeles y necesito tu ayuda, sé que son vacaciones pero son importantes. ¿Podrías pasarte sobre las 20:00 por la oficina? Te lo agradecería un montón.
Pongo los ojos en blanco.
Unas horas más tarde
Subo a la última planta del edificio, no es un edificio muy alto, solamente tiene 7 plantas. Salgo del ascensor y dejo mi paraguas mojado en la papelera, llueve a cantaros. Sofía se levanta de su silla y me recibe dándome las gracias con un abrazo.
-Bueno, enseñame esos papeles, con lo que llueve, no quiero llegar más tarde, lo que llueve no es normal.-
Sofía saca unas cuentas portadas de revistas y las pone sobre la mesa con la intención de que elija la que más me guste para el mes de marzo del próximo año.
-¿No se supone que tienes un editor o una persona que te lleva estas cosas?-
-Perdona, no era esto.- sonríe haciendo esta situación un poco más extraña.
Al fín da con los papeles, contratos y ofertas publicitarias, cosa que en cinco minutos hubiera acabado, pero como no, la tormenta había hecho que se fuera la luz del edificio, o eso me intenta hacer creer. Se piensa que no me he dado cuenta como apagaba el interruptor de al lado de la mesa. Aun que parezca que no, lo que me rio por dentro no es normal, aún que sea un hombre, me doy cuenta de lo que quiero.
-Bueno, pues nada, ya mañana con más calma lo volveremos a mirar.- hago el amago de levantarme de la mesa pero ella me agarra de la mano.
-¿Podemos hablar?-
Dios mío, no tiene suficiente con ayer pasar de mí que ahora quiere que le escuche.
-Sofía tengo pri...-
-Lo siento por lo de ayer.-
La miro y me vuelvo a sentar.
-No estaba en uno de mis mejores días y la verdad hice la idiota, perdona de verdad.-
-A mí me da igual, yo no soy nadie para que me des explicaciones, tu sabrás lo que haces y dejas de hacer.-
-Ahí está la cosa, sí eres alguien.-
De la nada, las luces vuelven a encenderse y decido no continuar con la conversación.
-Bueno, aprovechemos que ha venido la luz.- cojo los papeles y empiezo a ojearlos.
-Oye, tengo una idea.- noto su voz un poco más lejos. -Pongamos un poco de música, este silencio me está matando.-
-Será buena idea.- vaya, parece que el sentimiento es mutuo.
Pone Beyoncé en su granola que hace luces muy ambientales y no puedo estarle más agradecido al mundo, me encanta su música.
-Te enseñaré mi pequeño secreto.- dice agachandose a uno de los armarios blancos.
Lo habré y una luz azul eléctrica ilumina su cara mientras un extraño humo sale de él.
-Voilá.- saca una botella de champán y dos vasos.
-¿En serio tienes una nevera en el despacho?¿Cómo no.me había dado cuenta antes?-
-Es que soy una diva.- dice con aires de grandeza mientras mueve su pelo.
Me da una copa y abre la botella con mucha facilidad. Sirve primero la suya y luego la mía.
-Brindemos.- estira su brazo hacia mi. -Por las grandes ocasiones.-
Repito sus palabras y los dos nos la bebemos al instante.
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Mientras bebemos la luz se vuelve a ir, por lo que decidimos esperar mientras suena la música y la luz de la granola, y la luz que entra de la calle iluminan el amplio despacho haciéndolo una escenario muy tranquilo, aunque todo cambia cuando empieza a sonar Rocket. La miro y tiene los pies sobre la mesa y esta fumando un cigarro. Cuando la miro desabrocha los botones de su americana dejando ver un top de encaje que permite ver sus pezones. Se mira así misma y vuelve a centrar la mirada en mí. Totalmente atónito, pero a la vez seducido le continúo el juego y desabrocho algunos botones de la camisa mientras ella muerde uno de los lapiceros. Las palabras sobran, la música habla por nosotros. Nos dejamos seducir el uno al otro de tal manera que ella se levanta con su copa en la mano y me besa mientras con la otra rodea mi cuello. Termino el beso y lo único que quiero es apartar todas las cosas que hay sobre la mesa. No aguanto mi deseo y lo hago. Sofía, apoyada sobre la mesa me mira con lujuria. Me dirijo hacía ella y beso ese precioso cuello protegido por una pequeña cadena de plata. Desabrocho el top negro y su respiración se altera y cada vez va más rápido. El top cae al suelo y sus pechos quedan expuestos y pegados a mí lo que hace que mi erección se vuelva aún mayor.
-Déjame jugar a mí.- dice ella cambiando las tornas. Se levanta y me sienta sobre la mesa terminando de desabrochar la camisa. Mientras lo hace la miro mientras muerdo mi labio, hasta el punto de no darme cuenta de lo mucho que lo estaba mordiendo.
Sofía saca mi camisa y la tira al reluciente suelo que brilla con cada rayo de la tormenta. El alcohol comienza a hacer efecto en mi, lo que me provoca una visión mucho más sexy y erótica de la provocativa señorita Smith. Pasa la mano sobre mi vello hasta bajar a la entrepierna. Quita el cinturón con mucha facilidad y hace que ponga mis manos hacia delante para después atarlas lo más fuerte posible con el cinturón. Con la mano, empuja mi pecho hacía atrás obligandome a tumbarme. Baja mis pantalones y queda sorprendida al ver que no llevo calzoncillos.
-Parece que sabías a lo que venías.- muerde su dedo y su voz se vuelve más sexy que nunca.
Le devuelvo una sonrisa picara y su mano como si de seda se tratara, acaricia mis testículos para despues saborearlos con su pequeña boca dejando todo el carmín rojo corrido sobre mi pene. Mientras lo hace, su ojos ahumados me miran y parece convertirse en una fiera sexual con el único deseo de poder hacerlo lo antes posible y poder quitarse esas terribles ganas que tiene de que los dos volvamos a hacernos uno. Desabrocha el boton del pantalón dejándolo caer con mucha facilidad, lo que deja ver una feminidad totalmente alopecica que lo único que hace es hacer que la desee mucho más. Sube a la mesa y se pone a cuatro patas sobre mí, poniendo el culo en pompa y acercando sus labios hacia los míos. Sin quitarse los tacones de charol me introduce dentro de ella provocándole una erótica satisfacción reflejada en la forma en la que cierra los ojos y deja caer sus rizos hacia atrás.