Pensamientos Oscuros | Libro Erótico | TERMINADA

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-No estoy bien.- dice ella con la mirada inquita. -Todo me afecfa.-

Esas palabras rebotan en mi cabeza durante todo el vuelo hacia Madrid para mis vacaciones de Navidad. Esa mañana en su ático marcó un antes y un después en la forma en la que veré a partir de ahora. Una mujer rota, sensible y que, tal vez, no se de cuenta de lo valiosa que es.
Dicen que cuando una persona te enseña su faceta mas oscura, en realidad está dándote el poder de destruirla, Sofía necesitaba huir y alomejor yo no pude darle esa forma de escape. Intento no hacerme mala sangre, pero hay algo en ella que me gusta, la forma en la mira, el poder que tiene para hacerme sentir único entre otras muchas otras, resumiendo, mi cabeza me dice que no, es imposible, pero mi cuerpo me hace estar con ella.
Una batalla interna entre pasión, sentimientos y realidad. Es distinto, totalmente distinto, he tenido relaciones solo con sentimientos, como con María y otras, totalmente pasionales, como con Rosa. Pero, ¿cuándo mezclamos pasión y sentimientos? Una extraña y a la vez dolorosa combinación. La cabeza, saca mi lado mas realista y me hace sentirme vulnerable, ¿cómo ella va a sentir algo como lo que siento yo? Puede que esté empezando una etapa nueva, una etapa en la que por fin tenga una relación en la que pueda mostrarme totalmente como yo, sin fachadas, ni fisicas ni mentales, solamente ser yo, poder ser amantes, amigos, compañeros, cantidad de cosas que se me pasan por la imaginación y que me sacan una sonrisa, pero al fin y al cabo, la cabeza hace que mi corazón vuelva a ponerse en su sitio y evite poder cagarla.

Salgo por la puerta del aeropuerto y me doy cuenta de que no tengo ningún sitio donde quedarme.

-Mierda, otra vez a seguir comiendome la cabeza.- me digo a mí mismo.

Sé que si me quedo solo, seguiré haciendome ilusiones que nunca voy a tener.

Saco el móvil y veo que mi bateria había muerto, maldito móvil. Cojo uno de los taxis que hay en la puerta y digo que me dejen en la dirección en la que sé que me van a recibir bien.

Minutos después

-Bitch I'm back, by popular demand.- digo interrumpiendo completamente el ensayo de las bailarinas del Rocket's.

Suelto las maletas y todos gritan y se acercan a abrazarme.

Muchos besos, más abrazos y muchos piropos después puedo quedarme a solas con Laila y poder hablar con ella.
Le cuento un poco mi situación y de lo bien que me va, aún que ahora mismo lo que más me interesa es saber si podría quedarme a su casa a dormir, son casi las seis de la tarde y en Madrid comenzaba a anochecer.

No me pone ninguna pega y podría quedarme un par de días en su piso, solamente hasta que coja un tren en dirección a Alicante para cenar con mi madre en Nochebuena.

Me quedo toda la noche en el Rocket's viendo el espectáculo, desde que me marché se ha hecho mucho más trabajado y sexy, ya no solamente lo digo yo, en lo que llevaba trabajando allí nunca había visto las entradas tan caras y una cola tan larga para entrar.

Estoy sentado en la barra junto a las maletas y me estoy dando cuenta de que Marcos lleva un poco de agobio.

-Ey Marc, te veo agobiado, ¿te pasa algo?-

-No, bueno sí.-

Ya tiene que ser algo gordo para que Marcos este así. En todo el tiempo que lo conozco nunca lo había visto agobiarse.

-Verás.- parece que le vaya a costar la vida arrancar. -Te pongo otra cerveza y hablamos, tengo que servir a unas cuantas personas.-

Cuando termina me vuelve a mirar y se acerca a mi parte de la barra.

-Verás, hace un mes mas o menos, Andrea y yo tuvimos un desliz.-

Abro los ojos y la boca tanto como puedo hasta que me llevo las manos hacia ella.

-¿Qué?- sigo flipando. -Nunca pensé que Andrea y tu tendríais...-

-Ya, yo tampoco, pero bueno, antes ha venido a decirme que está embarazada, y que el padre tenía que ser yo, ya que no había estado con nadie más.-

Cada vez que abre la boca me sorprende más y más. Me voy yo, y todo el mundo se despendola, es lo único que mi cabeza, petada por tanta información, puede pensar.

Ya no hablamos mucho más, me ha dejado sin palabras, nunca, en mi vida, imaginaría que Marcos le jugase una mala jugada el alcohol.