Capitulo 6º: El plan Z de Zulema.

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Zulema.

Su cuerpo era un torrente de emociones. Su corazón se agitaba sonoramente en su pecho, y su cerebro volaba de una idea a otra. La fuga no había salido para nada como había planeado, conducía a toda velocidad repasando en su mente si existía algún lugar cercano que fuese un buen escondite. Y deseó que Hanbal siguiera vivo, que él la ayudara con la fuga, que volviesen a estar juntos. No tenía tiempo para esos pensamientos, pero cuando estaba demasiado estrenada ese era su refugio.

Se le daba bien pensar pero cuando tantos sentimientos se te mezclan es difícil que el resultado tenga sentido. Odia a Macarena por todo lo que la había jodido desde el día que la conoció. Sentía la muerte de su novio y el tener que haber dejado atrás a Saray, la traición de Casper...

Ahora que todos sus planes se estaban yendo al garete, se mostraba más humana e incluso cometería errores que le saldrían caros. Por fin pudo apartar todo de su mente y concentrarse en escapar, volvía a ser la Zulema fría y calculadora. Recordó que su abogado, le había dicho que si algo salía mal, antes de ir al piso franco que tenían, se dirigiese a un motel que estaba en la salida de la autopista. Allí tendría que preguntar por un tal Óscar y decir que iba de su parte. Zulema desconocía lo que haría el tal Óscar porque como todo fue muy precipitado al final se centraron en el plan principal y no trataron demasiado el plan B, aunque este se podría llamar Z.

A pesar de no tener suficiente información, era su única opción, y tampoco le importaba lo que allí pudiera esperarle, pues ya nada podía salir peor y estaba totalmente preparada para cualquier cosa. Tuvo que conducir con todos sus sentidos en plenitud y a la máxima velocidad. Dando rodeos en las carreteras secundarias para que las patrullas perdieran su rastro. Por suerte para ella, por donde conducía el helicóptero no podía entrar, lo que hizo más fácil que despistase a la policía. Cuando por fin llegó a la carretera en la que se encontraba el motel abandonó el coche y siguió a pie de manera que no pudiesen seguir sus próximos pasos.

Anduvo unos minutos y llegó. Un motel desmantelado y viejo era todo lo que había. Entró y solo se encontró a una señora con gafas, despreocupada. Cuando la vio puso cara de sorpresa, casi nunca entraba nadie allí y si lo hacían era porque había problemas. Y el aspecto de Zulema apestaba a problemas.
-¿Te has perdido o qué es lo que te trae por aquí?- preguntó sin dejar de hacer sus tareas.
-Busco a Óscar.- la Mora trataba de adelantarse a lo que ocurriría pensando qué tipo de mafia sería aquella.
-Ya sabía yo que tenías problemas guapa, y por cómo miras todo, diría que acabas de salir de la cárcel y que llevabas mucho tiempo dentro.- respondió mientras agarraba el teléfono.
-Vengo buscando a Óscar no conversación.- el día estaba siendo muy duro como para mantener charlas vacías.
-Tranquila yo también estuve en el trullo y cuando salí estaba igual que tú, aunque no te das cuenta tus ojos lo muestran todo.- la señora no había dicho nada por teléfono pero por cómo se comportó parecía estar esperando a Óscar.

Y sí, al cabo de unos minutos, un hombre alto y fuerte, aunque barrigudo y con una gran barba, apareció en la sala.
-¿Por qué preguntas por mí?- tenía la voz grave y sonaba tosco.
-Mi abogado me dio tu nombre y dirección. Se supone que tú puedes ayudarme, ya que todos mis planes se han caído.- Zulema respondió rápido y con la voz clara, sabía que ese hombre tenía formas para ayudarla.
-Ah sí, ¿eres la Mora? Me dijo que era posible que me necesitases. Pasa por aquí, hablaremos más tranquilos.- la guio hacía lo que parecía ser su despacho. -Bueno, parece que has conseguido fugarte pero no como pensabas ¿eh?- se rio.
-Necesito un coche, un teléfono irrastreable y algo de comer ahora. Por el dinero no te preocupes.- Zulema estaba segura y cómoda.
-Bien, me gustan las chicas que saben lo que quieren. Lo de la comida está hecho, ahora mismo hablo con Ángeles para que te de algo. Para el coche y el móvil tendrás que esperar unos días, has llegado muy de improviso, querida. Pero tranquila aquí estás protegida como puedes ver.- era amable y duro a la vez, lo que hacía que Zulema se sintiera muy bien con él, aunque un poco asqueada por la manera lasciva con que la miraba.
-Muy bien, gracias, aunque eso si el dinero no es problema pero no lo tengo aquí y ahora.- Zulema temía que eso desbaratase sus planes de nuevo.
-Tu abogado me habló muy bien de ti, pero en este negocio no te puedes fiar, así que te acompañaré cuando recojas el dinero ¿trato?- el hombre sonreía de forma extraña mientras le ofrecía la mano.

Vis a vis segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora