Capítulo 20º: Creo que te quiero

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Macarena y Rizos.

No podía más. Debía decirle la verdad fuera cual fuese su reacción. Buscó a Rizos por todo Cruz del Sur pero no la encontró. El único sitio que le quedaba por buscar era el gimnasio. Entró en él muy acelerada buscando con la mirada a Rizos. Allí estaba haciendo pesas. Macarena se acercó a Rizos.

-Hey you! –dijo alegremente mientras estaba detrás de ella y la había sorprendido.

-Hey! ¿Qué? ¿No pretenderás ser más fuerte que yo, no?- Rizos parecía haber vuelto a ganar peso y estaba más alegre. –Creo que nunca hemos coincidido aquí.

-Sí, en este agujero si no eres fuerte te comen. Hoy he tenido que solucionar las deudas de Tere. Vérmelas con Anabel ya sabes...

-Esa hija de puta ¿no te habrá hecho nada no?- el gesto de Rizos se endureció y observó a Macarena de arriba a abajo.

-No, no tranquila, creo que pasará un tiempo sin que se vuelva a meter con nadie.-Macarena no quería seguir con banalidades, lo que tenía que decirle era muy importante.

-Vaya, vaya. Desde luego pareces otra ¿eh?- Rizos estaba tratando de insinuarse a Maca, pero esta la rechazó en ese momento porque tenía algo que confesarle.

-Rizos... no... tengo... tengo que contarte algo. Y creo que no te va a gustar. –dijo Maca.

-Joder... no me digas que te han vuelto a tocar... joder... -Rizos se llevaba las manos a la cabeza.

-¡No, no! Estoy bien, no tiene nada que ver con eso...

-¿Entonces? ¿Qué pasa Macarena?- Rizos parecía preocupada.

-Uffff, que difícil es esto. –Macarena empezó a dar vueltas en círculos tratando de pensar en cómo se lo diría a Rizos sin que se pusiera hecha un basilisco. –Bueno, veras... ha pasado algo... con... Fa-Fabio.- la expresión de Rizos se puso muy tensa.

-No me jodas...

-¡Espera Rizos, déjame que te explique! Fue hace como dos semanas, no sé qué me paso ¿vale? ¡Estaba perdida!

-Ósea que has follado con él. Maravilloso. ¡Genial!- Rizos se puso histérica y comenzó a dar golpes a todo el gimnasio, mientras Maca detrás de ella intentaba calmarla.

-Rizos estaba confusa, no sabía lo que quería. Llevo muchos meses en prisión y no pude evitarlo, fue como un impulso. ¡No pude evitarlo! ¡Entiéndeme por favor! ¡Además eso fue antes de que tú y yo nos besáramos en las duchas!

-¡Todo lo que me dijiste y los besos, era mentira! ¡¡Solo me has utilizado porque te sentías sola!!- Rizos gritaba mucho, y Macarena tenía miedo de que los guardias se alertaran.

-¡¡No!!... no exactamente... joder.- Macarena comenzó a llorar. –Al principio no sé qué me pasaba, puede que si me acercara a ti por soledad. ¡No escúchame! ¡Mírame!, pero... después no entiendo porque pero me gustaba estar contigo. Me gustaba hablar, que me abrazaras ¡que me besaras! Rizos... -Macarena intentaba abrazar a Rizos para que se tranquilizara, pero estaba fuera de sí.

-¡¡Y UNA MIERDA TE GUSTABA!! ¡¡HAS FOLLADO CON FABIO!!- Rizos estaba descontrolada, su mandíbula se desencajaba por la ira.

-Sé que metí la pata, no sabes cuánto lo siento. Fabio me gustaba..., pero tú... -Macarena no podía explicarlo.

-Yo que ¿eh? ¿YO QUE? –Rizos por primera vez miraba a Macarena con los ojos casi salidos de las órbitas, buscando una respuesta.

-Nunca me han gustado las mujeres. No soy lesbiana. Pero tú... es diferente. –Macarena muy tímidamente dejaba entrever sus sentimientos. –Fuiste tan buena, me protegiste tanto... Me quieres tanto, que empecé a dudar mucho. –la expresión de Rizos cambiaba de ira a desconcierto. –No comprendo nada, cada vez que estoy cerca de ti, tengo una extraña sensación. Pero no soy lesbiana, no me gustan las mujeres... so-solo...tú. ¡Y no sé porque!

Vis a vis segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora