Capítulo 10: La verdad... duele.

1.2K 12 0
                                    

Zulema.

El imbécil de su abogado le había robado. Zulema se encargaría como fuese que nunca se saliera con la suya. El dinero sería suyo o de nadie más. Iría a su casa, no será tan tonto para seguir ahí, pero habrá pistas, y con niños escolarizarlos no será tan fácil huir, seguía en España.

Se moría de hambre y la única cortesía que le había dejado, era comida en la nevera, un gran detalle. Parecía el beso de judas, cogió algo rápido y salió cuanto antes de allí, temía la llegada de la policía. Conocía la dirección de su abogado, por lo que pudiera pasar y ese era su próximo destino. Se subió al coche con más tensión que antes y se puso unas gafas de sol, trataba de ocultar su pelo lo máximo. La traición de su abogado la había vuelto paranoica, sentía que la policía ya la seguía.  Debía ir a casa de ese vendido y si ella caía, él lo haría también.

Su casa estaba a las afueras de Madrid y provocó que la Mora tuviese que exponerse más de lo que le hubiera gustado, se sentía impotente, si la pillaban ahora nada habría merecido la pena por culpa de ese Judas. Aparcó el coche enfrente del primer bloque de la calle y caminó hasta el piso. Subió por las escaleras intentando pasar desapercibida. Al llegar arriba miro que nadie la siguiera, sacó dos horquillas  y forzó la cerradura.  Al entrar oyó como si alguien se escondiese, no veía a nadie, pero no estaba sola. Sacó la pistola que había robado, y empezó a registrar el piso.





Macarena.

Hablar con Fabio de esa manera, tan natural, le hacía sentir libre, como si hablara con un buen amigo tomando un café. No obstante, la pregunta con respecto a Sandoval la dejó algo confundida. Aun así le hacía sentir feliz, poder volver a tener contacto con un hombre de esa manera. Aunque no pudieran tener contacto físico con él, por motivos que no sabía ni ella... se sentía bien con él. Además le había salvado la vida, otra vez. Si no fuera por él, nunca las hubieran encontrado y estaría muerta.

Habían pasado quince días desde la fuga. Quince días locos, en los que muchas cosas habían cambiado. Macarena estaba en su cama tumbada leyendo un libro, cuando Miranda, la directora de Cruz del Sur, la mandó llamar a su despacho. Estaba muy intrigada, no sabía porque la había llamado.

-Macarena, siéntate por favor.- la funcionaria sonreía.

-¿Qué pasa directora?- estaba desconcertada.

-Nada grave no te preocupes. Bueno lo primero decirte que siento mucho que siendo inocente, tengas que verte en esta situación.

-Gracias.

-Y bueno tengo buenas noticias. Han vuelto a adjudicar tu vista. No sabemos todavía cuándo, pero en los juzgados han visto tu caso y lo que pasó, así que dentro de poco volverás a tener la vista.- Macarena notaba la alegría en la cara de Miranda.

-¿En serio? ¡Qué bien!- decía emocionada Macarena.

-Claro que sí, eres inocente, debía ser así, aunque tienes que esperar un tiempo.- Miranda se puso otra vez seria. –Es una lástima que te vieras envuelta en todo eso, no sé cómo consiguieron hacer todo ese plan delante de nuestras narices..., bueno al menos gracias a Estefanía conseguimos encontrarte sana y salva, es bueno tener a alguien que se preocupe por ti.

Miranda seguía hablando, pero Macarena no la escuchaba, se había quedado en schock.

-Perdona, ¿qué? –Macarena estaba pálida y no entendía nada.

-¿Cómo, no lo sabías?- Maca negó con la cabeza confusa. –Ella sabía del plan de fuga de Zulema, y rompiendo su pacto con Saray, nos contó todo lo que sabía del plan. Gracias a ella os encontramos.

Vis a vis segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora