Capítulo 15º: Be water, my friend.

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Román.

Sin saber cómo, en menos de un año su vida se había ido a la mierda. Estaba prometido, ejercía de padre de una niña adorable, tenía un buen puesto de trabajo; en fin era feliz.

Ahora su hija estaba muerta, su novia no quería verle. Además llevaba semanas sin pisar su trabajo. Si la felicidad es el cielo, él ahora se hallaba en lo más hondo del infierno.

Al principio intentó seguir normal, como si lo que le hubiese ocurrido fuera normal, cosas que pasan. Pero no podía dejar de culparse, y la culpa le fue hundiendo más y más hasta que la oscuridad le tapó los ojos. La gota que colmó el vaso fue el secuestro y huida de su hermana, creía que si ella salía, la vida se volvería tranquila de nuevo, pero no. No salió. Seguía dentro y ahora en peores situaciones, no tuvo fuerzas para ir a visitarla con sus padres, y había prometido ir él solo a la siguiente visita, pero ahora no sabía cómo presentarse así ante su hermana. Era injusto culparla, pero ella...





Sandoval.

Zulema se negaba a hablar, comía poco y su estado era bastante lamentable. Por raro que pareciera era muy posible que la más mala de Cruz del Sur sufriera depresión. Sandoval tenía que ir a visitarla, pero sabía que se negaría a que se evaluará su conducta, y que nunca tomaría ningún antidepresivo. Aun así Sandoval sabía que la visita no sería en balde.

-¿Qué haces aquí? Estoy perfectamente, ¿no lo ves? Nos levantan cada cinco horas. Hacemos trabajos. La comida es el vómito de las otras presas, porque otra cosa no se le puede llamar, ¿y todavía te mandan a ti para verme? No me hagas reír.- Zulema sabía esconder muy bien lo que sentía.

-Bueno, bueno Zulema... estamos preocupados por tu estado, pareces estar deprimida.-Sandoval sabía que esa conversación no le llevaba a ninguna parte, pero tenía que aprovechar para intentar saber algo de la fuga y el dinero.

-Oh sí, perdona. Tengo la casa un poco sucia, apesta y hace un frío de cojones, la verdad es que como anfitriona soy un desastre. Lo siento doctorcito.

-Bueno Zulema, ya veo que no estás deprimida, pero dime ¿qué pasó? ¿Cómo te cogieron?

-¿Sabe qué? Que te puedes ir mucho a la mierda. Ya has visto que estoy bien ¿no? Pues largo.- Zulema no quería oír hablar de eso y menos que le preguntara Sandoval.



Macarena.

Estaba nerviosa, hoy la iba a visitar Román. Llevaban muchas semanas sin verle y estaba muy preocupada. Al fin y al cabo el perdió a su hija, y ni siquiera debería haberse visto envuelto en nada de esto. Sentía la responsabilidad de cada una de las decisiones que había hecho tomar a la gente que le rodeaba. Pesaba sobre sus hombros como losas, no podía culparse, pero no podía evitar sentirse responsable de destrozar vidas ajenas por no ser suficientemente lista, como para ver qué era demasiado para ellos, que no debería haberse enfrentado a Zulema. Pero ahora era tarde, no era una herida que se cerrara poco a poco. Debe ser de golpe, debe conseguir sacar de su vida futura a Zulema del todo y como sea.



Sala de visitas en Cruz del sur.

Macarena esperaba que la avisasen para entrar a ver a su hermano, era la hora y parecía que no había entrado aún.

-Tranquila, ahora resistirán más hasta a los visitantes, y más si visitan a una de las fugadas.- Fabio le guiñó un ojo mientras hablaba.- Entrará en seguida, tranquila.

-Ya si supongo que será eso.- Macarena no dejaba de pensar que Román no quería verla, y no podía culparle, ella solo causaba problemas.





Vis a vis segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora