Siempre te estaré esperando Severus... (Sevmione)

Quizás él no despierte

CAPÍTULO 3

Hermione

Terminé de curarle y lo cubrí con una manta. Él no abrió los ojos, respiré y acepté que tenía que enfrentarme a lo que se venía, recogí su ropa, las mantas y toallas llenas de sangre y las puse en una cesta, por magia puse todo en su lugar.

—Vuelvo en seguida, sólo le avisare a Harry de unas cosas y estoy contigo una vez más, —me despedí de él con un beso en la frente.

Bajé y ellos estaban sentados en la sala, Harry jugaba con su varita sosteniendo sus codos en sus rodillas y Ron estaba dormitando con la cabeza hacia atrás. Salí al patio y coloqué la cesta en él, entré y ambos me miraban con detenimiento, era la hora de preguntas y respuestas y francamente ese juego no me gustaba en lo absoluto.

—Chicos, en el piso de arriba en la tercera habitación de donde esta Severus hay una cama, duplíquenla y descansen ahí.

—¿Y tú dónde dormirás, cariño? —me preguntó Ron, volviendo a caer en la realidad que existía entre él y yo. 

—Yo..., tengo mi habitación a un lado a la del profesor, pero hoy dormiré con él en su habitación, —los ojos de Ron se engrandecieron tanto que creí que le habían arrojado una maldición. 

Harry solo cerró los ojos viendo cómo la tormenta se acercaba. 

—¿Por qué Herms? No puedes quedarte con él, llamemos a un medimago y que se encarguen de él, así nosotros podremos regresar a la Madriguera.

—Ron...

—Es mi última palabra, tenemos que irnos ya de aquí, —pero si Severus tenía razón, era una zanahoria hueca e idiota.

—Ron creo que en estos siete años que me has conocido te has podido ¿cómo decirlo?..., percatar que no soy de ese tipo de mujeres que hacen lo que los demás decidan, no voy a hacer lo que digas, me voy a quedar aquí, tienes dos opciones subes a la habitación y te duermes o te regresas con tu madre, —y subí a mi habitación.

Tomé una manta, una mecedora y la hice aparecer en la habitación de Severus, me recosté y me quedé dormida de inmediato, después de haber vivido el final de la guerra y la angustia de haberlo perdido, mi cuerpo se rindió.

Harry Potter 

Era mucha información que debía de procesar: primeramente, Snape amando a mi madre, después Snape protegiéndome, no bastando con ello, Snape siendo amigo de Hermione, lo más extraño de todo fue Hermione llorándole a Snape, Snape diciéndome que no la deje. Algo no estaba bien o el horrocrux dentro de mi rompió el cable del raciocinio.

Ron estaba que echaba chispas, le dije que Snape no era lo que nosotros habíamos pensado, pero el hecho de que su novia prefiriera estar con el ex mortífago que con él, no era precisamente lo más indicado. Hermione prácticamente lo corrió, y Ron dijo que no se iría sin ella, pero yo dudaba mucho que ella dejara a Snape. La bomba que en mi mente se estaba formando estaba a punto de estallar, ya la venía venir.

Me levanté y toqué despacio la habitación donde descansaba el profesor Snape.

—Adelante —entré y vi a Hermione sentada esperando a que él despertara.

—Vine a relevarte, date un baño, duerme bien, yo cuidaré del profesor.

—No, estoy bien Harry, ve a darte un baño tú y come algo.