Siempre te estaré esperando Severus... (Sevmione)

Quiero estar a tu lado

CAPÍTULO 7

Hermione

Hacía dos semanas que había llegado a la casa de los Weasley, me alojaba en la habitación de Ginny, aunque ésta no tardaba en casarse con Harry, el haber vivido en una guerra los llevaba a tomar decisiones precipitadas, pensaba mientras me daban la noticia. 

No había ido a la cabaña en ese tiempo, pues Severus me dijo que quería estar solo para pensar en el juicio. Mi rutina en la Madriguera era espantosa, levantarme y ayudar a Ginny y a la señora Weasley a preparar el desayuno ¿por qué demonios no ayudaban en esa rutina Ron?, el señor Weasley seguía trabajando en el Ministerio y Fred ya no vivía en casa, ¡pero por Dios! Ron no hacía nada, desayunábamos, recogíamos la mesa: Yo hacía todo eso con Severus, juntos, el dolor pronto volvía a parecer al comparar las situaciones. Entonces llegaba la comida y la misma rutina, la cena...

En ese momento me encontraba acostada en la cama planteándome la idea de mandar todo al diablo e irme a la casa de mis padres, no quería estar ahí, hasta en este momento Ron no había captado completamente el hecho de que yo no deseaba estar a su lado, pero me quedé pensando, si yo amaba a Ron y Severus pudo cambiar eso, quizás podría aferrarme a Ron y así dejar ir a Severus, una táctica inmadura, poco efectiva y sucia.

—Sabías lo adorable que te ves de esa forma —me dijo Ron entrando a la habitación.

—Me has espantado —se acercó y se sentó en la cama, yo también hice lo mismo.

—Me alegra que estés aquí conmigo y hayas dejado a Snape, —continuó quitando el cabello de mi rostro.

Se acercó y nos empezamos a besar, él con pasión y yo con dolor y con una ansiedad de que mi sufrimiento se fuera. De pronto estábamos acostados y empezó a meter su mano debajo de mi blusa.

—No Ron —le dije sin dejarnos de besar.

—¿Por qué no?

—Porque no es el momento ni el lugar.

—¿Eres virgen? —me preguntó.

—Sí —traté de separarlo.

—¡Oh por Merlín! Hermione, eso me enciende aún más, seré cuidadoso te lo prometo.

Volvió a intentar tocarme, hasta ese momento sólo había recorrido con sus manos mi espalda, mi vientre, pero mis senos y mis partes más intimas se las había negado, y quería que así continuara, deseaba que fueran aquellas manos grandes, de todo un hombre, las que me exploraran y me hicieran estremecer, que sus labios me volvieran loca, que me dijera que me amaba igual que yo. Tenía que parar a Ron, no quería ser su mujer, no podía.

—No Ron —le dije saliendo de la habitación.

Desde aquella noche decidí no estar a solas en la habitación con Ron, estaba afuera de la Madriguera y comenzaba a soplar el viento, estaba empezando a calarme el frío, quería irme con Severus ya no quería estar ahí.

...

Estaba dormida en la terraza sobre un sillón con un fuerte viento, me había vencido el sueño al tratar de leer un libro nuevo de pociones que Severus quería que memorizara. Sentí como una frazada caía sobre mi cuerpo y al abrir los ojos estaba él sentado observándome.

—Gracias —le susurré.

—¿No prefieres mejor entrar? Esta haciendo frío y puedes resfriarte.