La decisión

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LA DECISIÓN

SEVERUS SNAPE

Mi valor como mago poderoso, pocionista, oclumantico y hombre se veía mermado por ese estúpido trabajo, aún faltaba varios meses para que se pudiera liberar mi fortuna y mis propiedades y antes de que eso ocurriera eso nacería mi hijo, lo cual me llevo aceptar este asqueroso trabajo, era la botica de un pocionista llamado Adolf Brigth bastante mayor, según mi criterio no era un muy buen pocionista y las ventas se habían incrementado desde que llegue, perfeccionándolas. Lo que me gustaba de ese trabajo era que no mantenía el contacto con la gente, trabajaba en el laboratorio todo el día y así no tenía que tolerar a gente hipócrita y mucho menos los insultos de magos que no creían en la veracidad del juicio.

Aunado a mi estúpido empleo se encontraba el trabajo de Hermione, tenía ya su vientre un poco abultado y así se iba a la librería a trabajar, dejaba a Andrea en Grimmauld Place, trabajaba hasta las tres de la tarde y regresaba por ella a la cabaña, yo llegaba hasta las siete pero la notaba a veces cansada o con los síntomas del embarazo. No me atrevía a decirle ni replicarle nada del empleo debido a la discusión anterior.

Llegué cuando ella sacaba algo del horno para cenar, pasaba algo conmigo, algo que no estaba logrando controlar y era que no me gustaba estar en casa, odiaba la maldita cabaña y el acercamiento con Hermione se estaba tornando incomodo, no es que no fuera feliz pero quería huir de mi rutina.

Ella era una bruja excepcional, no debería estar viviendo en una cabaña apartada del mundo, sus vestimentas no eran las mejores para una mujer embarazada, técnicamente era su misma ropa pero que ella misma arreglaba para que le quedara, y la responsabilidad de Andrea, ella debía de ir a un Colegio pero por seguridad Hermione se dedicaba a instruirla en casa. Le estaba dando una pésima calidad de vida a mi familia y ni pensar en el bebé que llegaría en cinco meses, ni siquiera había podido dedicarme a hacer su habitación ni comprarle nada.

La maldita frustración iba a matarme lentamente sino hacía algo ya con urgencia.

- Severus la cena esta lista.

- No tengo hambre, estoy cansado.

- Pero es la cena... la cena es para estar con la familia - respondió la inocencia de Andrea, mientras que Hermione captaba que no quería estar ahí, sólo bajo la vista tomando la piedra entre sus manos mientras que podía sentir como la estaba lastimando.

- Tienes razón princesa, cenemos.

No merecía nada de ellas, Hermione se había esmerado en preparar algo especial esa noche, era un pollo adobado acompañado con verdura en vinagre y una pasta con queso, como no podía beber había hecho un zumo de frutas. La comida no me supo a nada pero intenté que ella sintiera que estaba a gusto pero no lo logre. Andrea me hablaba lo que Ginny le estaba enseñando en su casa y Hermione permaneció callada todo el tiempo, sin proponérmelo estaba lastimándola de nuevo cuando se supone que ella era todo lo que tenía en la vida.

- Lo siento - le susurré tomándole la mano.

- No importa.

Después de acostar a Andrea fui por Hermione que debía estar en la terraza, pero solo encontré ahí el libro que leía, estaba acostada ya en la recamara, la acompañe abrazándola y acariciando a mi hijo que de inmediato respondía ante mi tacto, creo que él era el único que lograba calmarme cuando estaba así.

- Soy un idiota.

- Estás dejando de ser feliz conmigo.

- No, claro que no nena, eso nunca pasará - respondí llenándola de besos.

Siempre te estaré esperando Severus... (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora