Vuelve con ella

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CAPÍTULO 5

Severus Snape 

Sus ojos me lo decían todo, ella entendía lo que pasaba y lo que ocurriría, no lo aceptaría tan fácil como yo pensaba pero con el tiempo lo haría. Sabía lo lejos que llegaría ella, sería una auror de categoría, aunque no me gustaría que se dedicara a eso, no después de esa guerra, la prefería en San Mungo, pero nunca en el Ministerio. Realmente estaba muy cansado, quería ayudarla un poco más pero no podía... ya eran muchos años así.

Quédate conmigo Sev 

Que más quisiera yo, quedarme pero no puedo...

Te quiero —fue todo lo que dije antes de cerrar los ojos y caer en la oscuridad en la que tantos años estuve.

Me sumí de nuevo en la oscuridad, en esta ocasión, sin ella. 

Cuántas cosas no debería yo pagar en esta vida, la muerte de Lily, la de Potter, la del hijo de ambos, la de tantos magos y familias enteras, de muggles, los mate, torturé, encarcelé, era una lista inmensa. Me encontraba en un camino boscoso de noche, no había estrellas ni luna que iluminaran mi camino, soledad, eso debía ser el infierno, no temía pues me había enfrentado a él en muchas ocasiones, pero llegó Hermione a cambiarlo todo y suplió la soledad con su presencia y sus atenciones, me dejó acostumbrado a ella y ahora debía retomar mi soledad y mi amargura de nuevo. 

Observé a una mujer que se acercaba por el camino, con paso lento, su pelo era lacio y negro profundo hasta la cintura, llevaba un vestido gris oscuro largo, conforme se acercaba mi miedo crecía, yo me encontraba sentado en una roca resignado a esperar mi castigo, ella se detuvo y me miró sonriendo, me negué mil veces con la cabeza.

Madre, —ella no se movió ni yo tampoco—, perdóname, no te supe defender. 

Llevaba guardándome esas palabras por años, no haberla defendido de mi padre...

Shhh, —me cayó llevándose sus dedos a su boca—. ¿Estás listo?

Sí, ya estoy cansado, —y realmente lo estaba, tomé la mano de mi madre para irme con ella, me alegraba que fuera ella y no Lily.

—Severus no me dejes —mi hechicera, volteé para buscarla y sólo vi oscuridad.

Hermione, —susurré, lo siento tanto, me duele lo que vas a sufrir pero no pude hacer nada, no pude cumplir la promesa de regresar una vez más.

¿Quién es hijo?

La única que creyó en mí.

¿Severus?... no me dejes, por favor no me dejes, por favor, llévame contigo, —sus palabras eran el veneno más fuerte en mi vida, mucho más que el de Nagini.

No digas eso, vas a seguir adelante, no te derrumbes, sigue, —intenté decírselo pero era inútil, ella no podía escucharme—. No me escucha.

Puede hacerlo hijo, —no entendí—, quiero conocerla.

¿Cómo mama?

Muéstramela en tus recuerdos, —mi intención era olvidar eso, para no sentirme peor de lo que estaba, pero sin querer uno de ellos vino a mí, mostrándose en el gran espacio negro.

...

Esa tarde era fin de semana y me había llamado para vernos en aquel bosque, al entrar estaba en el piso con lo que ella solía llamar picnic, suspiré guardándome aquella sonrisa. 

Siempre te estaré esperando Severus... (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora