Capítulo 2

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"La vida es un misterio, y la muerte un enigma"

-Sí, mamá-volvió a responder por cuarta vez la chica-estaré allí para la hora de la cena, te lo prometo. Sí, también vendrá Marcos.

Su madre gritó algo a su marido al otro lado de la línea, tapando el teléfono con la mano, y después volvió a dirigirse hacia Isabel.

-Entonces todo bien-dijo continuando con la larga charla-. Tu hermano traerá a su novia, la rubia esa... creo que se llamaba Lucía, no recuerdo bien. Y tu hermana traerá por supuesto a los niños, que cada día están más mayores. Hace que no les veo...

-Sí, Carmen ya me comentó que los llevaría-contestó su hija-. Pero mamá, no hace tanto que no les ves, recuerda que la semana pasada fueron a tu casa.

-Lo sé, lo sé, pero estuvieron poco tiempo. Después el mayor tenía un cumpleaños y la otra había quedado con una amiga-respondió ella mientras Isabel suspiraba al otro lado de la línea- Por cierto... ¿Me ayudarás con la cena?

-Sí, tranquila. Mamá, tengo que colgar ahora, pero te prometo que allí estaré a las ocho ¿Vale? -preguntó Isabel tratando de lavarse las manos para comenzar a cocinar mientras sujetaba el teléfono entre su oreja y su hombro.

-Está bien-dijo la mujer colgando, dejando así a Isabel poder hacer su comida en paz.

- ¿Era tu madre? -le preguntó Carlos entrando en la cocina.

-Sí, ya sabes, la comida del domingo-le contestó su novia mientras sacaba el pollo del frigorífico. Le apasionaba su trabajo, y siempre se lo traía a casa le gustase o no. Al fin y al cabo, debía cocinar.

Sus padres tenían un restaurante familiar que había pasado de generación en generación, y desde bien pequeña su madre la había enseñado a cocinar. La cocina era su mayor pasión. Sus hermanos habían optado por otros oficios, pero la más pequeña de la familia, había enorgullecido a sus padres decidiéndose desde un principio por la cocina. Así que ahora trabajaba como cocinera allí, en el restaurante familiar y se sentía muy unida a su familia.

Isabel Campos pertenecía a la típica familia numerosa que iba de aquí para allá, pero siempre juntos. Las comidas de los domingos, las excursiones con los niños y las visitas continuas por parte de familiares eran parte del día a día de Isabel. Y su novio Marcos, lo respetaba, así que desde el primer día había sido aceptado y se había unido al clan de los "Campos".

Él asintió. Ambos oyeron un pitido que parecía provenir de la sala de estar.

-Cariño, ¿has dejado el móvil en el salón? -preguntó él.

-Creo que sí, tráemelo, por favor-le respondió ella mientras troceaba el pollo.

Carlos no tardó en volver a aparecer con el móvil en sus manos.

-Tienes un mensaje.

Ella se secó las manos con un trapo y lo leyó. Alguien quería quedar con ella en un viejo museo que iban a cerrar, a las afueras de la ciudad. Querían contratar al restaurante para el banquete de una boda. Ella bajó la mirada buscando la firma del sujeto. Solamente dos letras: C.S.

♦ ♦

Natalia miró la hora en su reloj por quinta vez. No quería llegar tarde al colegio, pero siempre se empeñaba en comer en casa, así que contaba los minutos para salir con el coche rumbo al trabajo. Había llegado a casa hacía ya cuarenta minutos, y tras una comida ligera, se había sentado en la terraza a leer un libro mientras mordía una manzana.

Muerte en el zodiaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora