"Tengo miedo de lo que vendrá, pero más de quedarme atrapado en lo que ya ha venido"
Amelia removía el tenedor en su plato sin gana alguna de comer, con la barbilla apoyada en su mano derecha, y sus ojos miraban el plato sin demasiadas ganas, casi con disgusto.
– ¿Crees que dolerá? –preguntó a Isabel quien comía a su lado. Eran las únicas que se habían quedado después de que los demás terminaran de comer en la cocina. Los otros habían marchado a descansar, y estaban turnándose para cuidar de Marcos, quien aún no había despertado.
– ¿A qué te refieres?
–A cuando me mate, ¿crees que dolerá?
Isabel abrió los ojos sorprendida, y después de la primera sensación de asombro, llegó un rostro cargado de furia y frustración. Se levantó de la mesa dispuesta a marcharse. Sin embargo, cogió a Amelia del brazo y la llevó por el pasillo mientras ella se quejaba una y otra vez sin entender que pasaba.
Finalmente la periodista consiguió zafarse de la cocinera con un tirón cargado de rabia.
– ¡¿Se puede saber qué coño te pasa?! –exclamó la chica.
– ¡No! ¡¿Se puede saber qué te pasa a ti?! ¡¿Crees que eres la única preocupada en esta casa o que?! –gritó como respuesta Isabel. Incluso ella se quedó estupefacta por el tono usado.
Amelia sentía como las lágrimas la abordaban, y trató de contenerlas. Las lágrimas eran más bien de los nervios retenidos durante ese día y de la rabia, que por tristeza. Amelia no era una de esas personas que se vienen abajo a la primera de cambio, pero Germán tampoco lo era y mira como había acabado. Sin embargo, ahora el labio la temblaba y un nudo en la garganta se le estaba formando con mucha rapidez.
También era la primera vez que Amelia veía de esa manera a Isabel. Al igual que ella, la cocinera estaba asustada, molesta, y enfadada con la injusticia que este mundo le ofrecía. Al igual que ella, Isabel también tenía ganas de estrangular a ese C.S. Pero de momento, lo único que veía ante sí era a una Isabel realmente cabreada con su actuación de débil víctima.
– ¡No sé qué quieres que haga! ¡Yo soy la siguiente!
Isabel suspiró y trató de calmarse. Pareció volver a meter a su demonio interior dentro de su cuerpo, y respiró profundamente.
–Cállate y volvamos al salón.
Ella asintió, y obedeciéndola siguió a la cocinera por el pasillo.
♦ ♦ ♦
– ¿Qué haremos cuando despierte? –preguntó Natalia.
–Si es que despierta–comentó Victoria, como siempre, con esa aura tan pesimista.
–Victoria, tú siempre tan optimista–dijo Rick con ironía. Sus manos jugueteaban con la estatuilla de la vara de Esculapio. Ofiuco...–. Esperad. ¿Cinnard Starn o Nimue podrían ser también ofiucos?
–Ni idea. ¿Qué tiene que ver eso? –preguntó Daniel.
–Esa obsesión por los signos, el signo ofiuco, el número 13... algo estaba mal con esas personas. Creo que al menos una de ellas podría pertenecer a ese signo.
Tras un silencio que cada uno dedicó a pensar sobre el tema, debatieron quien sería el siguiente en vigilar si Marcos despertaba. La verdad es que todos esperaban que no despertara durante su turno, y así al menos no tendrían que darle la noticia al pobre músico de primera mano.
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Muerte en el zodiaco
Misterio / Suspenso*Tercer puesto en la categoría Misterio/Suspense del concurso LeitholdAwards* ¿Qué ocurriría si los "doce signos del zodiaco", se vieran atrapados en una mansión? Lo que inicia como una broma retorcida, un extraño secuestro o un macabro juego, se co...