Capítulo 7: Exeter.

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El día después a la incómoda escena dos, pude notar que Matt actuaba diferente. Siempre que caminábamos íbamos más cerca de lo que acostumbrábamos, y nuestras manos rozaban en más de una ocasión.

Yancy también notó el extraño cambio de comportamiento. Un día, mientras Kelly, ella y yo comíamos, Yancy paró la conversación en seco sólo para mencionar:

-Últimamente Matt y tú han estado muy juntos. ¿No crees, Kelly?

Y la rubia, lejos de ayudarme y desviar el tema, siguió con el juegecillo de Yancy:

-Oh, sí. Chris dice que Matt tiene una nueva musa.

-Me pregunto quién será... -dijo Yancy y ella y Kelly me miraron al mismo tiempo. Estuve a un parpadeo de mostrarles mi dedo medio.

Sí, no se podía negar que algo potencialmente... Romántico había pasado durante la actividad con Matt, pero... Por Morello, ¡Matt no me gustaba! Y no porque no fuese alto, de hecho su altura me parecía adorable, sino porque... Porque no, y punto. Pese a que me regalara discos, me halagara aunque pareciera trapo, me mirara antes de cantar Falling Down, me sonriera y me mirara largamente con sus ojos azules tan bonitos y no le haya molestado que yo hubiese echado a perder nuestra actividad... No, Matt no me gustaba. Y seguro que yo no le gustaba en lo más mínimo. Por favor, ¡Era un rock star! Si él quería podía conseguir todas las chicas que él quisiera. ¿Por qué se fijaría en una chica bajita, con el cabello horrible y que no se preocupaba por el aspecto general de su ropa? ¡Si podía salir con modelos si él quería!

En fin, estábamos en el último día antes que los chicos volaran a Tokio. Los tres estaban muy emocionados y nerviosos. Yancy, aunque se alegraba por el viaje de los chicos, estaba algo molesta con Dom. Pese a que el rubio le había jurado no engañarla con alguien, la pelirroja simplemente no se quedaba tranquila. Kelly y Chris... Tan adorables como siempre. Se habían despedido como mil veces, se besaban y se prometían hablar como pudiesen. Par de cursis.

Matt estaba muy feliz por el concierto en Japón. Todo el tiempo hablaba de ello, y la verdad es que no lo culpaba. De ser una pequeña banda que tocaba en bares habían pasado a ser una banda que tocaba en diferentes países. Y yo estaba muy segura que llegarían aún más lejos. Porque aquellos tres chicos, mejores amigos, eran tan talentosos que podrían darle una úlcera a alguien por tanta envidia. Tan sólo bastaba escuchar y deleitarse con su habilidad para tocar sus respectivos instrumentos. Y la voz... Mierda, la voz de Matt era la de un ángel.

-¿Y si salimos los seis para festejar el logro de los chicos? -sugirió Kelly, quien estaba sentada al lado de Chris, acariciando su cabello. Las tres habíamos llegado muy temprano y estábamos en el hotel donde los chicos se habían hospedado. En ese momento eran como las ocho de la mañana.

-¿Dónde iríamos, Kells? -preguntó Dom. El rubio estaba sentado junto a Matt y ambos hacían alguna payasada ocasional.

-No lo sé.

-Vamos a un bar -dijo Dom.

-¡Dominic James Howard, qué mierda dices! -gritó Yancy y me haló el cabello por accidente. La chica me lo había soltado para molestarlo y cuando saltó todavía sostenía uno de mis negros mechones. La reacción de Yancy era bastante natural: Aborrecía el alcohol con su vida entera.

-Era sólo una idea. A ver, sugiere algo tú, mi amor -dijo él, sarcástico.

-Vamos a enterrarte vivo. Tengo una pala -respondió Yancy.

-Si me enterraras me extrañarías.

-Dom, el único que te extrañaría sería Bells -dijo Chris.

Bev & BellamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora