Capítulo III

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"¡Dios! No aguanto más, su olor es insoportable"-pensé-"Yo y mi hermana......¿seremos igual que ellos? ¡No! ¡No puedo ser uno de ellos! ¡No lo permitiré!
Me giré, estaba mi hermana cerrando los ojos para su final, estaba un zombie a punto de morderla.
"No lo permitiré"
Cogí rápidamente el palo de béisbol que llevamos siempre y le reventé toda la cabeza, y vi como cayó de inmediato.
-¡Ana! ¡Qué haces!
-No pienso convertirme en un monstruo-dije, seriamente mirando los ojos verdes de mi hermana. Ya no expresaban ternura, sino horror.
Seguí dándole en la cabeza a los zombies que pude hasta que me hice paso. Agarré a mi hermana de la mano,que aún seguía pasmada, y nos fuimos corriendo. Nos perseguían los zombies y nos cortaban el paso, no podíamos ir por los callejones, corríamos y aún seguían más.
-Ana, no puedo más, siento que me derrumbo. Hemos corrido ya media hora, no podemos hacer nada, es nuestro fin.
-¡No! Yo no me convertiré en uno de ellos. Y yo te salvaré, no estaré tranquila hasta que sepa q estás bien. Venga vete tu delante yo te seguiré y te cubriré las espaldas.
-Ana....no....
-¡No hay tiempo para discutir! ¡Corre!
Mi hermana obedeció y echó a correr. Yo iba detrás de ella dándole en la cabeza a los zombies que aparecían cerca nuestra. Me paré para matar a un zombie que estaba muy cerca nuestra. Iba a girarme cuando de repente, mi hermana me grita:
-¡Ana! ¡Cuidado!
Volví la cabeza y vi como un zombie se tiraba encima de mí. Le puse el palo en el cuello para que no me mordiera pero las fuerzas me fallaban. Vi a mi hermana que volvía para salvarme.
-¡Marina! ¡Vete ,corre!
-No me iré sin ti
Mi hermana cogió el bate de béisbol y le dio en toda la cabeza.
-¡Qué asco! ¡Me cayó un líquido asqueroso del zombie por toda la ropa!
-¡Se nota, apestas que flipas!-se rió.
-Menuda gracia, venga vámonos de aquí.
Volvimos la vista, miles de zombies nos cortaban el paso.
"Mierda"-pensé.
-Ahora si que es el fin.-dijo mi hermana con expresión dolorosa.
-¡No! Tenemos que....
-Es inútil Ana
Le miré desconcertada, sus ojos habían perdido la chispa de esperanza que había por sobrevivir. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Me enfurecía pensar que después de 4 años sobreviviendo, este sea el fin.
-Te quiero hermanita.-me dijo con lágrimas en los ojos.
-Y yo a ti.

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